ALMA GRANDE.
Por Ángel Álvaro Peña.
La atención del jefe del Ejecutivo debe estar más abierta. Desde luego que los gobernadores del PAN hacen ruido, y no siempre para bien de todos, pero no son los únicos que llevan agua a su molino.
No por ser francamente opositores el resto de los gobernadores no merecen la atención y la supervisión del presidente de la República. Al contrario, aunque sean del mismo partido la confianza y la desconfianza deben ser las mismas, porque así como hay lealtades dentro y fuera del partido en el poder, también hay traiciones y deshonestidades que cuestan después muy caras a la hora de los votos y al propio presupuesto de las diferentes entidades del país.
Es cierto que el jefe del Ejecutivo no es el jefe de los gobernadores, pero en sus manos está ser aval de sus créditos, diferenciar el presupuesto a cada estado, apoyar con infraestructura a diferentes lugares del país.
La gente se da cuenta de que la impunidad de los amigos de la Cuarta Transformación está vivita y coleando. Igual que en el pasado.
Porque a sus consentidos nadie puede tocarlos, desde secretarios de Estado hasta gobernadores, cuya culpabilidad es evidente y hay pruebas de sus actos de corrupción, pero no se hace nada al respecto. Al contrario, asegura que son un ejemplo a seguir y que son eficientes y honestos, cuando es evidente que no están trabajando en el marco de la ley.
La gente ve con cierta decepción que a pesar de que hay evidencias de que la ley se viola, se violó y se sigue violando por parte de funcionarios públicos del pasado y del presente, ninguno está en la cárcel. Los pocos que han ingresado a la cárcel están a punto de salir.
Será que los abogados de la 4T no saben de leyes o simplemente tienen orden de nada más asustar al delincuente de cuello blanco para la fotografía y luego los sueltan.
Los mexicanos quieren ver a alguien que haya delinquido, con pruebas de por medio, en la cárcel, purgando una larga condena porque defraudó a la población, la traicionó, le fue desleal y los engañó.
Esto quiere decir que la primera deshonestidad es la mentira y en la República Mexicana hay muchos gobernadores que engañan al Presidente, a su gente y a las leyes. Esto ya no debe seguir sucediendo en nombre de la legalidad y de la democracia.
La verdad no es solamente producto de la visión de una persona sino el conjunto de ciudadanos que arrojan su realidad a sus autoridades para que estas la transformen en beneficio de la comunidad. Y es que pareciera que hay acusaciones, pero no demandas; hay demandas, pero no juicios; hay juicios, pero hay sentencias; hay sentencias, pero no las ejecutan; hay presos, pero salen pronto. Esto no puede ser la justicia en México. Necesitamos en realidad un cambio. PEGA Y CORRE. -La pasividad del INE asusta. Ahora no quiere actuar ni darse por enterado de la existencia del Bloque Opositor Amplio, aunque sí dejó llegar la queja de sus integrantes para que el presidente deje de tocar temas electorales en su conferencia de prensa matutina. Sólo faltó que les hicieran caso y violaran la libertad de expresión del presidente de la República. Rechazaron la petición de los integrantes del BOA, hecho que comprueba que la organización existe, pero no se actúa en consecuencia a pesar de que violenta las normas electorales del país. Mala señal del INE…
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