Presentan informe «La mochila invisible, la lucha y resiliencia de mujeres periodistas en el exilio».

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/ Escrito por Paola Piña /

05.12.2025. /CimacNoticias.com/ Ciudad de México.- Desde la Ciudad de México, se presentó el estudio Mochila invisible: exilio y desplazamiento forzado de mujeres periodistas, el cual analiza casos de periodistas exiliadas de Nicaragua, El Salvador, Guatemala y Honduras en el que se detalla las circunstancias que las obligan a dejar sus hogares y las dificultades que se encuentran en los países de acogida.

Este informe que incluye testimonios permite realizar un análisis desde la perspectiva interseccional y de los derechos humanos para entender el periodismo y el exilio, sin dejar de lado las cargas adicionales que soportan estas mujeres en términos de seguridad, integración, salud y estabilidad económica.

La presentación fue realizada en la Casa Refugio Citlaltépetl, donde estuvo presente Comunicación e Información de la Mujer (CIMAC), en colaboración con DW Akademie y acompañada por periodistas desplazadas quienes expusieron la crítica situación que enfrentan las periodistas por el ejercicio de su labor y las múltiples violencias que las obligan a abandonar su lugar de origen para salvaguardar la vida.

De acuerdo al informe, se revela que en la región de Centroamérica cerca del 83% de las y los periodistas han enfrentado violencia, insultos o acoso por su labor. En países como Nicaragua, el número de comunicadores forzados al exilio desde 2018 supera los 280 casos, muchos de ellos provocados directamente por acciones del propio gobierno.

Esta situación fue expuesta también por la periodista nicaragüense Jennifer Ortiz, quien ha tenido que abandonar su país en dos ocasiones, en 2018 y en 2021. Desde entonces permanece exiliada en Costa Rica; sin embargo, asegura que, aun cuando se encuentra en un territorio más seguro, la violencia institucional persiste, pues ha sido estigmatizada por su lugar de origen.

“Costa Rica se proyecta muy bien a nivel internacional como un país que respeta los derechos humanos, pero cuando una llega a las instituciones la realidad es otra. A una la tratan muy mal y, en cuanto identifican que eres nicaragüense, enseguida se nota el cambio en el trato”, señaló.

Siguiendo con el informe, esta realidad no es un hecho aislado, pues se documentó que la violencia no termina al salir del país; por el contrario, en el lugar de acogida comienza una nueva fase. Las mujeres enfrentan precariedad económica, insuficiencia en servicios de salud, a ello se suma la carga emocional de la separación familiar y los sentimientos de culpa, especialmente en madres, situación que ha sido descrita como “cargar una mochila invisible”.

Para Ortiz, este último punto ha sido uno de los retos más difíciles de su exilio, pues ser madre desplazada junto con sus hijos implica enfrentar cada día sentimientos profundos de culpa al ver que la violencia también los atraviesa.

“Mi hija mayor, por ejemplo, tiene un cuadro depresivo crónico, ha tenido intentos de suicidio y yo me he culpado muchísimo, muchísimo de eso”, relató.

Cabe señalar que el exilio de las periodistas no solo es consecuencia de tendencias autoritarias actividades criminales, sino también el resultado de estrategias deliberada: basadas en la violencia contra las mujeres.

La periodista afirmó esta situación al señalar que la violencia contra periodistas se ejerce de manera diferenciada hacia las mujeres. En su caso, relata que fue a través de un programa estatal de televisión donde la agredieron al inventar que tenía una enfermedad de transmisión sexual.

Situación en México 

Ante este panorama, Lucía Lagunes Huerta, periodista y directora de CIMAC, subrayó la necesidad de visibilizar estas realidades y colocarlas en la agenda pública. Explicó que cuando se silencian los contextos que viven las mujeres, tanto en el desplazamiento forzado como en escenarios de violencia extrema, se borran también sus necesidades y urgencias.

Ante ello, recordó que desde CIMAC se han desarrollado diversas investigaciones sobre el desplazamiento forzado que viven las mujeres periodistas en México, entre ellas Dejar todo, un documento que revela el impacto de esta violencia en su vida personal, familiar y profesional, así como en su salud física y psicoemocional durante y después del proceso. A pesar de estos hallazgos, no existe una política pública que garantice su retorno seguro.

Una de las periodistas que ha enfrentado múltiples violencias por ejercer su labor es Marcela de Jesús Natalia,  periodista indígena Ñamda de Guerrero. Durante el conversatorio recordó el atentado que sufrió el 3 de junio de 2017 al salir de la radiodifusora Radio Guerrero, un hecho que la obligó a desplazarse de manera forzada y que, hasta hoy, la mantiene en la búsqueda de justicia.

Pese a ello, relata que el Estado le retiró su plaza laboral y, además, el Mecanismo de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas, intentó retornarla a su estado quitándole las medidas de protección sin considerar el riesgo que esto implicaba, pues la autora intelectual de su atentado no ha sido llamada a rendir cuentas ya que es considerada como “intocable”.

“Hay una gran impotencia al saber que en nuestro país prevalece la impunidad. Nosotras somos desplazadas porque no se nos hace justicia y porque la Constitución, que habla de una justicia pronta y expedita, no se aplica para las mujeres”, explicó.

Sumado a ello, la periodista Lagunes Huerta, señaló que las mujeres periodistas desplazadas suelen carecer de una red de apoyo, a diferencia de los hombres, pues las responsabilidades de maternidad y de cuidado limitan la posibilidad de construir redes políticas y sociales que puedan acompañarlas en el momento de abandonar su hogar

Asimismo, Griselda Triana, periodista y defensora quien dejó Sinaloa tras el asesinato de su esposo, el periodista Javier Valdez, expuso que las familias de víctimas persisten en el desánimo y la decepción, pues la mayoría no confía en que algún día habrá justicia; sin embargo, señaló que también han entendido la importancia de organizarse y visibilizar la impunidad, así como evidenciar el abandono institucional en el que se encuentran.

No obstante, asumió que son principalmente las mujeres quienes encabezan la búsqueda de justicia por quienes han sido asesinadas y asesinados en el ejercicio del periodismo; en consecuencia, son también ellas quienes continúan enfrentando la adversidades y el desgaste que implica sostener esta lucha en medio de la violencia y la impunidad.

Difícilmente vemos a un hombre, a un compañero, asumir esta lucha. Para empezar, no tenemos identificados a esposos o parejas de mujeres periodistas asesinadas o desaparecidas que estén al frente de la búsqueda de justicia. ¿dónde están?”

Finalmente, durante el conversatorio, las periodistas dirigieron un mensaje a las mujeres que hoy viven en contextos de violencia, recordándoles que no están solas y que su seguridad es prioridad. Afirmaron que, por doloroso y complicado que sea, salir de la zona de riesgo es un acto urgente y necesario para preservar la vida.