*Alhajero.
/Martha Anaya /
Van dos ocasiones seguidas en los últimos días en que, desde la mañanera, López Obrador menciona los nombres de los senadores Miguel Ángel Osorio Chong (PRI) y Josefina Vázquez Mota (PAN) —ayer añadió el de Dante Delgado (MC)— en el marco de aquellos legisladores que se opusieron a un periodo extraordinario para aprobar las leyes secundarias de la Revocación de Mandato.
“Se pusieron de acuerdo Chong, los salinistas, la señora del PAN, Vázquez Mota, ¡todos!; Dante Delgado, todos, todos, todos…, no quieren (revocación de mandato) El INE también…”, acusó el Presidente.
Las alertas se redoblaron esta vez en la oposición. En la primera ocasión, pensaron que podría ser simplemente que Andrés Manuel trajera mal la información de los nombres de quienes forman parte —y votaron— en la Permanente, dado que ni Osorio Chong, ni Vázquez Mota participaron.
Pero que por segunda vez los volviera a mencionar y que ésta última AMLO agregara a Dante —quien sí jugó un papel decisivo en la conformación del quórum para ganarle a Morena—, encendió los focos rojos en los tres partidos. Sobre todo, luego de ver lo que hoy acontece con Ricardo Anaya. ¿Se trata de una advertencia? ¿Siguen ellos? ¿Vienen otros?
No es que no esperaran un coletazo del poder. Los resultados de las pasadas elecciones y las jugadas políticas en el terreno que se han sucedido entre unos y otros desde entonces, iban a provocar una fuerte reacción en Palacio Nacional. Miremos tan sólo lo que han logrado los opositores:
-Fortalecimiento del bloque de contención en el Congreso (incluida una ampliación importante de la brecha para lograr una mayoría calificada y debilitamiento de la alianza morenista con el PT).
-Cambio de manos (afines a Morena) del Tribunal Electoral y derrumbe de la Ley Zaldívar, perdiendo fuerza en la Suprema Corte y el Consejo de la Judicatura.
-Suspensión de obras del gobierno vía múltiples amparos.
-Internacionalización de la cuestión electoral: denuncia ante la OEA de injerencia del crimen organizado —solapado por el gobierno federal, según su texto— en el pasado proceso.
(Luis Almagro, secretario general de la OEA, debe estar sonriendo y frotándose las manos con este regalito que le llevaron los dirigentes del PAN, PRI y PRD)
En fin, a simple vista, con estos meros brochazos —y sin contar los conflictos que el propio AMLO abre por su cuenta con organismos independientes, con banqueros, empresarios, científicos, intelectuales, medios de comunicación, clase media— tenemos a la vista un presidente acorralado. Y un presidente acorralado a nadie conviene.
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GEMAS: Obsequio de López Obrador: “No afecta ir a la cárcel cuando uno es inocente, cuando se es luchador social, cuando se lucha por una causa, se puede ir a la cárcel. Y al contrario de sentirse mal, se fortalece un dirigente”.