
- Fue una de las primeras mujeres mexicanas desplegadas en una operación de paz de Naciones Unidas
- En el marco del Día Internacional del Personal de Paz de la ONU destaca la necesidad de una participación más equitativa y sostenida en escenarios de conflicto
- Asegura que la empatía, la asertividad, la comunicación y la resiliencia de las mujeres son claves para construir paz en contextos de conflicto
“No tuve referentes militares mujeres. Éramos pocas. Pero mi madre, con su voluntad y disciplina, fue quien me impulsó. Siempre he querido aportar algo a la sociedad”, explica.
Su formación inicial en Ciencias de la Salud marcó una visión humanitaria que, años más tarde, la llevó a participar en una misión de paz de la ONU. “Más que un desafío, ha sido una oportunidad. He visto cómo ha evolucionado la inclusión de mujeres en las Fuerzas Armadas desde que ingresé en 1994. Cada vez hay más compañeras en puestos clave y también más conciencia del valor que aportamos”, añade.
Experiencia en Malí: integración y aprendizaje
Este año, el Día Internacional del Personal de Paz de la ONU se conmemora bajo el lema “El Futuro del Mantenimiento de la Paz”, destacando el trabajo de miles de personas —civiles, policías y militares— desplegadas en misiones alrededor del mundo. En ese escenario global, la participación de mujeres como María del Rosario Cardoso Reyes no solo representa un avance histórico para México, sino también una pieza clave en la construcción de misiones más representativas, equitativas y sostenibles.
Entre 2018 y 2019, fue desplegada como oficial de Estado Mayor en la Misión Multidimensional Integrada de Estabilización de las Naciones Unidas en Malí (MINUSMA). “Me motivó el aspecto humanitario de estas operaciones. Las convocatorias para misiones son abiertas, y México me dio la oportunidad de participar y representar al país en el extranjero”, señala.
Su función consistía en formar parte del componente militar y capacitar al personal que se integraba a la misión, aplicando los conocimientos adquiridos durante su formación castrense. “En Malí no improvisamos: todo está escrito, todo está estructurado”, enfatiza.
La experiencia fortaleció su perspectiva sobre el papel de las mujeres en contextos de paz. “Nos adaptamos y nos relacionamos de manera imparcial y respetuosa. Yo misma descubrí una resiliencia mayor en mí gracias a esta oportunidad.”
Liderazgo con enfoque igualitario
Desde mayo de este año, la Teniente Coronel está al frente del CECOPAM, el centro que entrena a las y los efectivos de México que participan en operaciones de mantenimiento de la paz. En su oficina conserva la boina azul que portó en Malí —símbolo de su labor como agente internacional de paz— y las insignias de las instituciones en las que se ha formado.

Tiene claro que las mujeres deben ocupar un lugar cada vez más amplio en este tipo de operaciones. Habla de la escucha activa, la empatía, la asertividad y la capacidad de comunicarse con respeto como fortalezas que favorecen su integración en entornos multiculturales.
Señala que el Ejército ha avanzado en el cumplimiento de políticas nacionales e internacionales en materia de igualdad. “En el Centro trabajamos con estándares claros. La ONU nos da estructuras firmes y México cumple con ellas”, asegura.
También subraya que, en las misiones de paz, la comunicación no es solo una herramienta técnica, sino una condición esencial para la eficacia operativa. Explica que contar con canales formales, como radios y códigos establecidos, permite responder de manera inmediata ante situaciones médicas, logísticas o incluso psicológicas que puedan surgir durante el despliegue.
Multiplicar el impacto
Al reflexionar sobre su experiencia en la ONU como personal de mantenimiento de la paz, lo hace desde una perspectiva institucional y colectiva. Destaca la importancia de compartir lo aprendido con quienes permanecen en territorio nacional. “Volvamos a nuestro país con toda la intención de hacer un efecto multiplicador y de invitar a nuestros compañeros y compañeras a que participen”, señala, convencida de que cada misión representa una oportunidad para abrir camino a nuevas generaciones.
Adoptada en 1995, la Plataforma de Acción de Beijing es el marco internacional más completo para promover los derechos de las mujeres y las niñas. Establece doce esferas de preocupación, entre ellas, la participación de las mujeres en la prevención y resolución de conflictos, así como en la consolidación de la paz.
La presencia de mujeres en misiones de paz no solo responde a un principio de igualdad, sino que mejora sustancialmente la respuesta humanitaria y la legitimidad de los procesos de paz. Hay evidencia robusta que indica que cuando más mujeres participan en los esfuerzos para la construcción, mantenimiento y sostenimiento de la paz, esta suele ser más duradera, inclusiva y sostenible.
Con voz firme, la Tte. Cor. Enfra. E.M. María del Rosario Cardoso Reyes subraya que contribuir a la paz no es exclusivo del ámbito militar. Cada persona, desde su experiencia, puede sumar. Y aunque no lo diga como consigna, su propia trayectoria lo demuestra: se trata de asumir el liderazgo desde la preparación, la disciplina y la convicción de que la paz también se construye con comprensión mutua y trabajo en equipo.
Texto y fotos: ONU Mujeres México