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/ Clara Scherer /
Dicen, y dicen bien, que lo peor de la violencia contra las mujeres, después del feminicidio, es la constricción del deseo de vivir, de ser. Es algo así como estar muerta en vida. Y Mario Benedetti, en un poema, pregunta: Qué cangrejo monstruoso atenazó tu infancia/ qué paliza paterna te generó cobarde/ qué tristes sumisiones te hicieron despiadado/ no escapes a tus ojos, mírate, así/. Trágicas consecuencias del machismo.
Lo primero, seguridad, para acceder a derechos básicos de educación y salud. Indispensable, infraestructura eficiente. Mínimos indispensables para el desarrollo personal y social del país. La seguridad pública, con nueva secretaría y mucho poder, pero la seguridad privada, la de las mujeres en sus hogares, ¿reduce su presupuesto, cuando aumentan los agravios contra ellas? En el Proyecto de Presupuesto de Egresos de 2025 disminuyen recursos para el Programa de Apoyo a Refugios Especializados para Mujeres Víctimas de Violencia. ¿No habrá apoyo a las que viven graves riesgos?, ¿no aplicarán el Modelo Integral de Prevención Primaria de Violencias contra las Mujeres, de Inmujeres?
La infraestructura necesaria para prevenirla: iluminación, videovigilancia, transporte público, energía, ¿con dos centavos, cada estado deberá financiarlos?
En cuanto a salud de las mujeres, ¿priorizarán su heroísmo al parir en las peores condiciones? Hasta hoy, van 450 muertes maternas. ¿La salud mental, olvidada?, el presupuesto representó 1.3% del total para salud (2024); la sugerencia internacional, 5 por ciento. En 2023, hubo ocho mil 837 suicidios. ¿Se atenderá la violencia obstétrica? ¿Las no dádivas del gobierno, darán para pagar el no desabasto de medicamentos?
A la educación inicial, menos presupuesto. Aún lejana la meta del 100% en acceso de pequeñas y pequeños. Peldaño fundamental de un sistema de cuidados compartido con el gobierno, para hacer justicia y liberar a las mujeres del agobio y el maltrato. La violencia escolar debe prevenirse. ¿La salud y educación sexual, serán pecado otra vez? Hay que derrotar al machismo antes de que cause grave daño.
Primero, los pobres. Al último, las pobres. El Consejo Nacional de Fomento Educativo (Conafe) atiende a niñas, niños y adolescentes de pequeñísimas comunidades, menos de 100 habitantes y muy alto grado de marginación. Ven también, por niñas y niños de familias jornaleras, indígenas, afromexicanas, de familias circenses o de quienes están en albergues para migrantes o para mujeres violentadas. México tiene 185 mil 243 localidades rurales, con menos de dos mil 500 habitantes. Inegi, 2020. Conafe está en 35 mil.
En el ciclo 2023-2024, en educación inicial, atendió a 229 mil 103 mil niñas y niños, con 21 mil jóvenes como “figuras educativas”. Las estadísticas por género ya no se encuentran. Un dato del Estado de México, dice que 85% de estos jóvenes fueron jóvenas. Por el año de trabajo reciben dos mil 291 pesos al mes. Mujeres que, al término de su servicio “voluntario” reciben una beca de mil 200 pesos, durante 30 meses.
Para ser “figura educativa” (mujeres educadoras) sólo necesitan la secundaria concluida. El mismo esquema aplicó para más de 5000 mil alumnas y alumnos de educación básica. Una educación muy pobre para las y los más pobres y con una remuneración excesivamente pobre para muchachitas pobres. Su presupuesto debiera aumentar. Jóvenes Construyendo el Futuro, beca con siete mil 572 pesos y seguro médico del IMSS. 58% de las beneficiarias son mujeres de 18 años y más, con estudios de secundaria o preparatoria.
El secretario de Hacienda afirmó que “el presupuesto es un reflejo fiel de las prioridades de la nueva administración y (…) un esfuerzo para consolidar el modelo de desarrollo mexicano”. Al presupuesto, no llegaron todas. Al desarrollo, tampoco.
Por eso, hay que asistir a la marcha para eliminar la violencia hacia las mujeres, el lunes 25 de noviembre.