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Por: Zaira Rosas.
En México mueren al día 9 mujeres, pero estamos hablando de los destrozos de la marcha y no de cómo evitar las muertes. Uno de los principales reguladores climáticos se está consumiendo en llamas y no estamos hablando de cómo evitarlo. El hielo del ártico se derrite como consecuencia del cambio climático, pero en vez de estudiar dicha problemática, las principales potencias del mundo están considerando ofertas de compra sobre Groenlandia.
Vivimos en una era de inmediatez por la información, lo que ocurre en cada rincón del mundo se puede reportar al otro extremo en cuestión de segundos, sin embargo el exceso de información nos ha llevado a invertir las prioridades, nos preocupamos por lo que conocemos al momento, pero olvidamos que nuestras acciones van dejando huellas, que nuestro actuar hoy repercute en el futuro de próximas generaciones e incluso la nuestra.
Llevo toda la semana leyendo sobre los incendios en el Amazonas, una zona que siempre he imaginado como verde, llena de vida gracias a sus especies exóticas. Este paraíso protagonista de películas y múltiples historias, requiere de atención mundial, pues no sólo es de importancia para Brasil, sino también para el equilibrio ecológico del mundo. La Amazonía ha sido llamada por muchos como el pulmón del mundo, debido a que en su interior se produce 20% de oxígeno, sin embargo adicional a este dato, también es un regulador climático, gracias a su humedad Sudamérica puede disfrutar de lluvias invernales, además su cuenta fluvial es la más grande del mundo, contiene entre el 15% y 20% del agua dulce de nuestro planeta.
El 10% de las especies que conocemos y el 40% de la selva tropical existen en las tierras que actualmente se consumen por distintos incendios, cuyos orígenes están en discursos políticos de un gobierno que no tiene conciencia ambiental y se atreve a culpar a otros de los daños. Si lo anterior no es suficiente para poner los ojos en esta catástrofe, hablemos de su gente. Más de 300 comunidades indígenas habitan la región, cuya destrucción también equivale a perder cultura, dialectos y lenguajes que no se encuentran en otra parte.
¿Cuál es la causa de estos incendios? La respuesta es obvia, los seres humanos. Al igual que en las catástrofes mencionadas en un principio, la manera de conducirnos en el entorno, de actuar u omitir responsabilidades está causando que los feminicidios y atentados contra las mujeres sean parte del orden del día. Nuestro consumo alimenticio y adquisición irresponsable de víveres, bienes o demás compras, da pie a que las grandes industrias puedan aprovecharse de los terrenos para expandir sus intereses económicos.
Los incendios forestales son un tema constante no sólo en Brasil, también en nuestro país y en gran parte son originados por descuidos, pero preferimos hablar de cómo se ven los monumentos por las acciones de activistas delictivos o enfocar nuestra atención en las propuestas comerciales de los presidentes, la economía, sus negociaciones y cualquier problema social es visto según lo relate el narrador del momento, pero no desde la responsabilidad que nos corresponde.
Para realmente combatir la situación debemos informarnos más sobre propuestas y alternativas, porque difundir el hecho ayuda, pero no basta. En los casos sociales quizás debemos prestar más atención a la formación de nuestro entorno, ser más partícipes y vencer el miedo. Respecto al ambiente, no sólo es el Amazonas, son las pequeñas elecciones que tomamos cada día, las formas de consumo y nuestros hábitos repercuten de forma directa.
Y finalmente una de las principales acciones que nos evidencia Brasil es la elección correcta de nuestros gobernantes, si queremos un entorno justo y social analicemos quiénes nos dirigen, desde sus propuestas y formas de conducirse podemos saber si realmente les preocupa lo mismo que a su gente, hagamos elecciones informadas y apoyemos desde nuestras posibilidades a las organizaciones que luchan por cada una de estas causas.