Programas para garantizar igualdad de niñas y adultas mayores fueron insuficientes: CONEVAL.

  • Escrito por Arantza Díaz .

06.09.2024. Ciudad de México.- El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) ha presentado el Informe de Evaluación de la Política de Desarrollo Social 2024, donde se dibuja el panorama de la pobreza y su recrudecimiento sobre las niñas, las mujeres y adultas mayores, así como las deficiencias del sistema mexicano para combatir las asimetrías; es 2024 y la feminización de la pobreza, el acceso a la educación y la vulnerabilidad se mantiene vigente.

La CONEVAL reconoce tres puntos esenciales que responden a estas deficiencias federales y que, resulta necesario nombrar. Se debe reconocer la forma en que la estadística en México ha evolucionado, la sistematización de la información y la recopilación, abre cancha para demostrar el relieve social de nuestro país a través de la interseccionalidad y la perspectiva de género. El CONEVAL, ha llegado a las siguientes 3 conclusiones en su informe:

Las mujeres enfrentan distintas barreras en el ejercicio de sus derechos, resultado de factores sociales, culturales y estructurales que derivan en discriminación. El ejemplo más palpable, es su dificultad para gozar del derecho al trabajo, pues está condicionado por estereotipos, roles, trabajo doméstico y de cuidados y la desvalorización de su trabajo.

La discriminación de las personas con discapacidad ha producido prácticas, entornos y políticas que marginalizan a este sector, pues no consideran sus necesidades e interseccionalidades.

Las comunidades indígenas y particularmente, las mujeres, enfrentan una serie de desigualdades en el ejercicio de sus derechos. Es prioritario que el Estado atienda la formalización del empleo.

«Existen brechas en el ejercicio de los derechos entre niñas, niños y adolescentes, población joven y personas adultas mayores: al interior de estos grupos las brechas se amplían particularmente en la población indígena, personas con discapacidad y mujeres. Si bien se reconocen los esfuerzos por aumentar la cobertura y alcance de los programas sociales, su sostenimiento financiero en el mediano y largo plazo requiere del fortalecimiento del sistema tributario a través de medidas progresivas, así como la diversificación de fuentes de ingresos del sistema.» (CONEVAL)

En este sentido, Cimacnoticias consultó y filtró 3 ejes fundamentales del Informe de Evaluación de la Política de Desarrollo Social 2024 para evidenciar hasta dónde el Estado da cobijo a las mujeres, niñas y adultas mayores en nuestro país y cuáles son las deudas pendientes que se dejan ante un cambio de poder ejecutivo.

Acceso a la educación: 59 mil niñas sin educación a causa del trabajo doméstico

El abandono escolar en México está estrechamente relacionado con los entornos geográficos, sobre todo, por factores de distancia entre los hogares y los centros educativos, pero también, existe una clave que el Estado no debe olvidar: El género.

Entre mayor es el grado educativo, advierte CONEVAL, mayor es el tiempo de traslado que se dedica para llegar a la institución educativa. Pero a esto, se le atañe que el tema de la seguridad juegue en contra; las mujeres prefieren desertar a causa de los horarios, la falta de transporte seguro y la violencia en el espacio público.

A este factor, se debe incluir el económico, pues aunque el Estado ofrezca educación gratuita, se debe considerar el uso de recurso monetario para los insumos; comida, vestido, renta, transporte y ocio.

Como resultado, 2 de cada 10 adolescencias de entre 15 y 17 años trabajan en nuestro país para solventar sus gastos educativos, según la Encuesta Nacional de Trabajo Infantil 2022. En la inasistencia escolar por trabajo infantil, el género es un factor vitalicio pues, en 2022, el porcentaje de mujeres entre 5 y 17 años ocupadas que no asistieron a la escuela fue de 33.1%.

A esta cifra, se debe añadir que este abandono educativo termina por recrudecerse a causa de la incapacidad de conciliar el trabajo doméstico con las actividades educativas. EL 6.1% de las mujeres de entre 5 y 17 años no asisten a clases porque deben quedarse en casa a cuidar y velar por el trabajo en sus casas. Si trasladamos este porcentaje al número poblacional, hablamos de 59 mil niñas y adolescentes que han sido negadas de acceder a la educación, afectando primordialmente al sector indígena o de comunidades rurales.

Mujeres jóvenes : Entre el desempleo y el trabajo de cuidados

Existe una mala combinación social: Altas competencias que satisfagan los puestos de trabajo bien remunerados y los escuetos esfuerzos por brindar educación a las adolescentes mujeres. El resultado: Precarización y feminización de la pobreza.

Según advierte CONEVAL, las juventudes en México se ven atravesadas por la incertidumbre de no conseguir empleo, lo que implica que tienen periodos de desempleo extensos, que, a su vez, les incapacita de mejorar sus habilidades y adquirir mayor experiencia en su rubro.

Existe un grueso poblacional de personas jóvenes que están en busca de trabajo o esperando que se les dé la oportunidad de incorporarse al mercado laboral, pero son las mujeres quienes enfrentan con mayor incidencia los síntomas de la violencia estructural y patriarcal.

La CONAVIM reconoce que existe una preocupante división sexual del trabajo que orienta a las jóvenes al trabajo doméstico y de cuidados no remunerado, lo que repercute negativamente en su participación en el mercado laboral al no desarrollar trayectorias ocupacionales, no tener seguridad social, ni acceder a una fuente de ingresos propios.

Al respecto, en 2022 la tasa de desocupación de los hombres jóvenes fue de 5.4% frente a 6.9% de las mujeres jóvenes. Adicionalmente, la presencia de elementos sociodemográficos, como la edad, ocasiona que entre grupos de mujeres se vivan realidades distintas, por ejemplo,  la tasa de desocupación de las mujeres adultas fue de 2.4%, es decir, una brecha de 4.5 puntos porcentuales, que refleja que las mujeres jóvenes se encuentran desocupadas en mayor medida que las mujeres adultas.

Así, las mujeres jóvenes, sin haber accedido a un buen sistema educativo, se enfrentan a la pobreza del tiempo que les limita conciliar su búsqueda de trabajo remunerado con el trabajo de cuidados – doméstico y el ciclo comienza a cerrarse cuando las jóvenes se alienan al mercado laboral informal, único espacio para comenzar a buscar su autonomía económica y sostenerse.

En nuestro país,  las mujeres jóvenes ocupadas informalmente ocupan el  57.7% (3.5 millones) y  las mujeres adultas el 55.0% (9.2 millones), lo que nos lleva al siguiente punto: La vejez en situación de vulnerabilidad, sin préstamos, fondo de ahorro, ni jubilación. 

Como último apunte, el CONEVAL advierte que aunque el Estado sí otorga becas y apoyos económicos para asegurar la asistencia de las y los estudiantes, esto no está condicionado, ni ligado a la asistencia escolar. Esto sin mencionar, que existen vacíos para atender las necesidades de las mujeres jóvenes, los motivos por los que abandonan la escuela, la inseguridad y la carga insostenible de trabajo doméstico o cuidados con su familia, hermanos, padres, abuelos o personas con discapacidad adquirida.

«Adicionalmente, no se identificaron acciones específicas dirigidas a superar los obstáculos que enfrentan las niñas para ejercer plenamente su derecho a la educación. Una de las medidas que se sugiere valorar para atender esta situación son las becas con montos diferenciados en favor de ellas, las cuales contrarrestan las desventajas que las niñas encaran para iniciar o continuar su educación.» (CONEVAL)

Mujer en la vejez y los programas de seguridad social

Las mujeres adultas mayores (+65 años) representan el 54% de este grupo, es decir, son mayoría y de este universo, el 58.8% reconoció tener alguna discapacidad o limitación, según recoge el Censo de Población y Vivienda 2020.

De acuerdo con el CONEVAL, en 2022, el 76% de las mujeres adultas mayores nunca han cotizado en su vida en alguna institución de seguridad social, mientras que en el caso de los hombres, el 51% refirió este mismo suceso, es decir, existe una brecha de 24.3% entre un grupo y otro.

Para las mujeres adultas mayores esto se recrudece: El 97.9% de ellas nunca han cotizado.

«Esta situación visibiliza que las mujeres adultas mayores tienen un mayor riesgo de no ejercer su derecho a la seguridad social en la vejez y acentuar situaciones de dependencia y vulnerabilidad por la falta de acumulación de semanas cotizadas a lo largo de su vida productiva, derivado de factores asociados a los roles de género y a la estructura de los hogares que las llevan a insertarse en el mercado laboral, mayoritariamente, en condiciones desfavorables de precariedad e informalidad.»

¿Y qué pasa con las pensiones contributivas? La CONEVAL documenta un dato preocupante, y es que sólo el 25.4% de las mujeres mayores recibió una pensión frente al 41.5% de los hombres.

Pero además, estas pensiones son la única manera de sostenerse para las mujeres adultas mayores, pues el 50.6% depende completamente de este dinero para cubrir todas sus necesidades y carencias; sólo el 27% se sostienen en su totalidad de este apoyo económico.

La Coneval denuncia en su informe que existe un serio rezago en los programas para atender las necesidades de las personas mayores, especialmente, de las mujeres, de comunidades indígenas, con discapacidad o afromexicanas. No existe un programa integral que vele por su seguridad social, salud y la no discriminación.

De hecho, el único programa derivado que busca atender de manera exclusiva a la población adulta mayor es el Programa Institucional del Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores 2021-2024, el cual, si bien presenta un diagnóstico de esta población y acciones de coordinación interinstitucional, tiene un alcance limitado, ya que responde a los compromisos de la institución en términos del cumplimiento de los objetivos, metas y resultados.