Programas sociales, insuficientes para sacar a mexicanas de la desigualdad económica.

*Los ingresos no alcanzan para adquirir bienes y servicios que se requieren para satisfacer las necesidades.

/ Escrito por Wendy Rayón Garay /

24.09.2025 Ciudad de México.- Ciudad de México.- De acuerdo con el Instituto Mexicano para la Competitividad A.C. (IMCO), al menos 16 programas sociales captarán el 10% del Presupuesto de Egresos de la Federación para 2026; sin embargo, en entrevista para Cimacnoticias, Violeta Rodríguez del Villar, investigadora del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, advirtió que de continuar aumentando los recursos en estos rubros la situación será insostenible, siendo las mujeres las principales afectadas.

De acuerdo con la investigadora Violeta Rodríguez, los programas sociales son un reconocimiento de México para afrontar la desigualdad económica generada desde la implantación del modelo neoliberal en la década de los ochenta del siglo XX donde éste intentó influir en el desarrollo económico limitando la participación del Estado e impulsando la inversión privada y apertura al mercado externo.

Dicho modelo afectó principalmente a las generaciones que tenían edad para trabajar y que ahora, la mayoría son personas adultas mayores que llegaron a esa edad sin una jubilación, historial laboral formal e ingresos para sostenerse. Esta desigualdad económica se extendió a toda la familia, ya que, sin un empleo con prestaciones, se deterioró la vida del resto de los integrantes.

Desde el sexenio de Andrés Manuel López Obrador, los programas sociales adquirieron mayor relevancia ante la desigualdad económica y el acceso al empleo. Violeta Rodríguez reconoció que sí existe un beneficio en la repartición de apoyos económicos. No obstante, el principal problema es que son universales, es decir, aunque se priorizan a las personas adultas mayores bajo la lógica de los efectos colaterales del neoliberalismo, al querer ayudar a toda la generación no se ayuda a las personas que se encuentran en mayor vulnerabilidad.

«Este tipo de programas sí están haciendo una reparación de un modelo económico que no cuidó la correcta o la equitativa distribución del ingreso (…) captan algunas de las personas que están en vulnerabilidad económica, pero muy probablemente no está captando a las personas que están en mayor vulnerabilidad económica en general. Es muy difícil que sean captadas a través de estos mecanismos (programas sociales).» -Violeta Rodríguez del Villar, investigadora del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM.

El mayor ejemplo sobre lo que sucede con los programas sociales, se puede encontrar en las mujeres. En agosto de 2025, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) publicó los resultados de la encuesta de pobreza multidimensional, aquella en donde los ingresos son insuficientes para adquirir bienes y servicios que se requieren para satisfacer sus necesidades. Para ese momento, el Gobierno celebró la disminución de la pobreza pasando de 36.3% en 2022 a 29.6% en 2024.

Dentro de los resultados se halló que 20.1 millones de mujeres se encontraban en pobreza extrema de las 67 millones de mexicanas en el país. La cifra superó por 2 millones el total de los hombres que se encontraban en la misma situación. Cuando hablamos de mujeres, existe una tendencia donde la pobreza las afecta con mayor frecuencia, esto se conoce como la feminización de la pobreza.

Son los nudos estructurales de la desigualdad de género como la división sexual del trabajo, la desigual organización social del cuidado, la desigualdad socioeconómica y la persistencia de la pobreza; los que refuerzan una crisis para su desarrollo.

Parte de la atribución de esta victoria fue la implementación de los programas sociales implementados en dos sexenios, no obstante, Cimacnoticias documentó que dicho logro no elimina las brechas de género en ingresos, por lo que las mujeres eran en su mayoría quienes se encontraban mayormente en situación de pobreza. Violeta Rodríguez explicó al medio que, en todos los tipos de ingresos se mantiene una brecha negativa entre mujeres y hombres que no ha sido atendida por el Estado debido a distintos motivos, siendo el principal la brecha salarial.

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) 2024, el ingreso monetario promedio de las mujeres fue de 7 mil 904 pesos cada mes, frente a los 12 mil 015 pesos de los hombres. Además, Violeta Rodríguez mencionó que persisten barreras para que las mujeres ingresen al empleo remunerado, ya que más de la mitad de las mujeres no trabajan, por lo tanto, no tienen ingresos. La última Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) muestra que, de 55 millones 221 mil 499 mujeres, solo 24 millones 939 mil 299 tienen un empleo y 30 millones 282 mil 200 está desempleada.

Por ello, aunque las cifras indiquen que la pobreza disminuye, los datos también muestran que las mujeres perciben menos ingresos dificultando que salgan completamente de esta situación. Los programas sociales continúan siendo insuficientes para sacar a las 4.8 millones de mujeres en la pobreza extrema que se registraron en 2024 por el extinto Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL).

Esto se debe a que las vías por las que se distribuye la ayuda como becas o pensiones no coinciden con su estilo de vida, por ejemplo, mexicanas en pobreza extrema no asisten a la escuela o no cuentan con los recursos suficientes para adquirir conocimientos y habilidades que les permita registrarse a un programa de ayuda. Como indicó Violeta Rodríguez al medio, la situación parece contradictoria, ya que por un lado disminuye la pobreza moderada, pero aumenta la pobreza extrema, esto se debe a diferentes factores, siendo el principal la falta de empleo suficiente.

Las razones del desempleo en mujeres se explican comenzando por la discriminación por género en donde las mujeres tienen 44% de probabilidades de no ser contratadas, según indicó la investigadora. A esto se suman otros factores como que las empresas prefieren contratar a una persona que pasó menor tiempo en el desempleo, que por lo general no son las mujeres porque ellas dedican tres veces más de su tiempo al trabajo no remunerado, siendo ellas las relegadas del mercado.

Los programas sociales

Siguiendo el análisis del Paquete Económico 2026 realizado por IMCO, el proyecto llega en un momento de desaceleración económica, incertidumbre en el comercio internacional y cambios estructurales como la eliminación de órganos autónomos y la reforma al Poder Judicial. Siendo el primer paquete económico propuesto en su totalidad por la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, el que marcará la dirección que tomará el gobierno en turno para responder ante las necesidades sociales del país.

Para 2026 se estima un gasto público de 10.1 billones de pesos con un aumento del 5% en comparación al año anterior. Entre los diferentes gastos que hace el gobierno de dónde destinan los recursos, los programas sociales se han colocado como uno de los principales. Cálculos de IMCO advierten que se aumentó 14.1% de recursos a los programas sociales respecto a 2025.

El programa con un mayor crecimiento fue la Pensión Mujeres Bienestar, el cual pasó de recibir 15 millones de pesos en 2025 a obtener casi 57 millones de pesos para 2026, evidenciando un incremento del 267%. De acuerdo con Programas para el Bienestar, se trata de un apoyo económico de 3 mil pesos bimestrales a mujeres adultas mayores entre 63 a 64 años, cuya cobertura se extenderá a aquellas que oscilen entre los 60 y 64 años.

Otro programa con mayores recursos fueron Salud Casa por Casa, que tiene como objetivo mejorar el acceso a servicios de salud de personas adultas mayores de 65 años en adelante con visitas de enfermeras y enfermeros que llevarán el historial clínico de las y los pacientes. El incremento real fue del 93% pasando de 2 millones de pesos a 4 millones de pesos. A este le sigue la Beca Rita Cetina que otorga una ayuda bimestral de mil 900 pesos por familia con al menos un estudiante en secundaria pública y 700 pesos adicionales por cada estudiante extra. Para 2026 tendrá un incremento del 58.6% pasando de 78.9 millones a 129.4 millones.

Gráfica del Instituto Mexicano para la Competitividad A.C. (IMCO)

El aumento de recursos destinados a los programas sociales corresponde al aumento de la cobertura que obliga a incluir a la población con edades más jóvenes. Es decir, que no solo se ayuda a las personas adultas mayores, sino que por el factor de universalidad se busca ayudar a otros grupos etarios, por ejemplo, la Pensión Mujeres Bienestar extenderá la ayuda a mujeres entre 60 a 64 años para 2026.

Sin embargo, esta situación puede ser incosteable, según apuntó Violeta Rodríguez, ya que el recurso para distribuir el presupuesto de egresos de la federación no solo se adquiere de la recaudación de ingresos de los contribuyentes asalariados, sino también de la deuda pública, la cual se estima que para 2026 se obtengan 14.4% del presupuesto a través de este medio.

Además, para la economista, los programas sociales y pensiones no pueden ser una forma de sustituir el ingreso salarial. Añadió que el Gobierno necesita crear mecanismos para promover la creación de empleos a través de la inversión pública. Aunque ya existen algunas importantes inversiones o propuestas como solicitar aranceles a países con quienes México no cuenta con un tratado comercial, los beneficios de estos proyectos no se dan en un plazo inmediato, sino que requieren tiempo para dar resultados.

«Principalmente proviene de los impuestos, con baja creación de empleos, bajo crecimiento económico y si queremos seguir aumentando la cobertura o en su caso incrementar el monto de los apoyos otorgados, pues se van a volver incosteables.» -Violeta Rodríguez del Villar, investigadora del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM.