** Línea Política.
/ Agustín Contreras Stein. /
EL PRESIDENTE de la república, Andrés Manuel López Obrador, es el jefe político de Morena, y de todo el proyecto político de la cuarta transformación. Él decide, él manda y para la militancia de su movimiento político, todo lo que diga y haga, es lo correcto. Esto es evidencia, es casi absoluto.
Sin embargo, a través del tiempo, es decir, los cuatro años de gobierno, López Obrador, fue seducido por el poder y en ese sentido, se ha dedicado a descalificar al resto de los mexicanos, llámense empresarios, políticos opositores, periodistas, líderes de partidos políticos y en general, a todo el pueblo, al que todos los días dice defender.
Pero algo muy extraño debe estar pasando, porque aquellos seguidores que daban la vida por él, en estos momentos ya están buscando cobijo en otras partes, porque saben que todos los errores cometidos por su presidente, le pasarán la factura, tarde o temprano, más temprano, quizá, que tarde. Hay suficientes elementos para poder pronosticar, como también lo señalan algunos actores políticos, no tan solo de la oposición, sino también de su propia cuadra política, porque a estas alturas de la presente administración federal, ya se dieron cuenta, exactamente, como actúa el presidente.
Aunque siempre ha dicho que no persigue una reelección, en el fondo de su alma, cobijó esta esperanza, se sintió omnipotente y buscó la forma, instrumentó un proyecto político que le daría formula, más tarde, para concretar estas aspiraciones de su propio ego. Desde el momento, allá por finales del dos mil dieciocho, cuando apenas había tomado las riendas del poder constitucional, ya había enloquecido y sintió que los treinta millones de electores que le dieron el triunfo, eran suficientes como para pensar en un periodo más en el poder. Por eso comenzó a ganarse a las fuerzas armadas con recursos y poder e inicio la construcción de un plan, supuestamente bien definido para alcanzar sus objetivos.
Pero, poco a poco, fue fallando. El poder lo perdió en el camino y no concretó nada en estos cuatros años anteriores. Hoy, ya es tarde, porque ni siquiera, su mejor corcholata podrá ganar las elecciones del dos mil veinticuatro. López Obrador, perderá el poder, pero también la presidencia de la república. Morena, subsistirá, pero ya no tendrá posibilidades, siquiera, de ganar la mayoría legislativa.
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AMLO, PERDERÁ GUBERNATURAS.
LAS GUBERNATURAS que estarán en juego, en este año que comienza, serán, sin duda, para la oposición. Coahuila, seguirá en manos del PRI, y el Estado de México, para la coalición que comprende tres partidos políticos, en este momento. Otra fuerza política, no se ve que pudiera unirse en este propósito de rescatar el poder en los Estados, que ya hemos mencionado, porque también, existe la creencia de que Movimiento Ciudadano, por ejemplo, tiene los votos suficientes para ganar una de estas posiciones, lo que es totalmente incierto. Con la presidencia de la república, sucederá lo mismo para este partido político, digamos qué para su jefe político, Dante Delgado Rannauro.
Pero qué pasará con Veracruz. Esta es una pregunta que tiene todas las respuestas, porque tampoco se ve que Morena, pueda retener esta posición política, en virtud de todos los errores cometidos, pero independientemente de todo esto, lo más importante, es que ya no estará López Obrador, ni siquiera como una figura trascendente, porque no logró consolidar su propio gobierno a nivel nacional, con lo que se esperaba que le diera el espaldarazo a quienes buscarán la gubernatura de Veracruz. Hay que recordar que fue López Obrador, quien ganó esta posición, debido al efecto peje, pero que esta vez, para el dos mil veinticuatro, ni estará el mismo efecto, ni tampoco la influencia de un buen gobierno, ni la personalidad, ahora tan vapuleada del propio Andrés Manuel López Obrador.
Y esto, sin duda, lo saben todos, porque dentro de Morena, también están pensando dónde irse, porque el poder se está acabando y estos meses, menos de dos años, son el tiempo, solamente, para poner las cosas más o menos en orden, porque los desastres económicos, los desvíos de recursos, los subejercicios presupuestales, la corrupción en general, las persecuciones políticas y hasta uno que otro acto de violencia oficial, ya están documentados para ser presentados como pruebas contundentes que servirán para llevar a la cárcel a quien se encuentre en lo más delgado de la reata.
Morena, perderá Coahuila, el Estado de México y Veracruz, por lo menos.
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NO FUNCIONARON LOS OPERADORES POLÍTICOS.
UNA PRUEBA MÁS DE QUE López Obrador, perderá las posiciones principales de las elecciones de este año y sin duda, la presidencia de la república, es el hecho de que sus principales operadores políticos, no encontraron eco en sus gestiones, es más, ni siquiera fueron tomados en cuenta, considerando que eran, entre ellos, dos presidenciables.
Otros dos, ya se desmarcaron, es decir, Marcelo Ebrard, y el propio Ricardo Monreal, que sigue luchando por permanecer en la lucha por la candidatura, aunque también, sigue quedándose en la incertidumbre política, al no definir con precisión, si es gente de Morena, o es opositor al presidente.
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