La entidad veracruzana tiene seis Pueblos Mágicos que, aunque son un atractivo principalmente para el llamado turismo doméstico, hace mucho tiempo operan sin presupuesto. Desde que se desapareció la partida presupuestal para estos, las autoridades municipales, en su gran mayoría, no han hecho nada extraordinario, salvo el caso de Orizaba por mantenerlos en buenas condiciones.
En Coatepec, por ejemplo, el primer cuadro de la ciudad parece un mercado dado el desorden, las obras de último minuto del alcalde panista Enrique Fernández Peredo y el ambulante obstruyendo varias calles. A unos kilómetros de ahí, en Xico, la alcaldesa priista, más allá de la pandemia, no hizo gran cosa por promocionarlo, ni por invertir en señalética necesaria o alguna otra acción que le diera impuslo.
Ahora que iniciará la discusión del presupuesto de la Federación para el 2022, los diputados federales del PRI anunciaron que buscarán que otra vez se destinen fondos para este importante programa pues, entre otras consecuencias, se ha registrado una caída de la obra pública de los municipios con esta denominación, además de una baja en la generación de empleos del sector terciario, pues con dichos montos pavimentaban, introducían servicios públicos, daban mantenimiento a edificios o rescataban obras de arte.
Rubén Moreira Valdez reveló que en el año 2017 el presupuesto asignado para este programa fue de 568.9 millones de pesos, pero desde 2019 desapareció y criticó que, aunque este gobierno federal morenista los dejó sin un peso a los 132 Pueblos Mágicos, siguen usando el nombre del programa.
Las autoridades electas en los seis Pueblos Mágicos -insisto, salvo el caso de Orizaba-, no presentaron una sola propuesta para su rescate, como si no tuviese importancia, como si familias no dependieran de la derrama económica que generan.
Lo cierto es que, aunque suena esperanzador recuperar los recursos de este programa, lo cierto es que al ser minoría se ve difícil en el jaloneo que les puedan hacer caso.
@YamiriRodriguez