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Por Adela Ramírez
En el extenso mapa del placer femenino, el punto G ha sido durante décadas un territorio envuelto en fascinación, misterio y debate. ¿Se trata realmente de una zona erógena con base anatómica, o estamos ante una creación cultural moldeada por mitos, expectativas y deseo? Su existencia ha sido defendida con pasión y cuestionada con escepticismo, convirtiéndolo en uno de los enigmas más comentados de la sexualidad femenina.
El punto G, o zona de Gräfenberg, se localiza en la pared anterior de la vagina, a unos 3 a 5 centímetros del introito vaginal, entre el hueso púbico y el cuello de la vejiga. Se describe como una zona esponjosa y ligeramente rugosa, que puede generar sensaciones placenteras cuando se estimula adecuadamente.
El término “punto G” fue popularizado en 1981 por los investigadores Beverly Whipple y John D. Perry, quienes realizaron estudios sobre la eyaculación femenina y la sensibilidad de la zona anterior de la vagina. Su investigación se basó en trabajos previos del ginecólogo alemán Ernst Gräfenberg, quien en 1950 publicó un artículo titulado “The Role of the Urethra in Female Orgasm”, en el que describía una zona erógena en la pared anterior vaginal, cerca de la uretra.
La estimulación del punto G puede provocar sensaciones intensas debido a su proximidad a estructuras altamente sensibles como el clítoris interno y las glándulas de Skene. Algunas mujeres reportan orgasmos diferentes a los clitorianos, caracterizados por una sensación de plenitud y liberación emocional. Además, en ciertos casos, la estimulación puede inducir lo que se conoce como eyaculación femenina, una expulsión de líquido desde la uretra durante el orgasmo.
Beneficios emocionales y de salud
La exploración consciente del punto G puede tener efectos positivos en la salud sexual y emocional de las mujeres:
- Reducción de estrés y ansiedad: La liberación de endorfinas durante el orgasmo contribuye a una sensación de bienestar general.
- Fortalecimiento del suelo pélvico: La estimulación puede mejorar el tono muscular de la zona, beneficiando la salud urogenital.
- Mejora la autoestima sexual: La autocomprensión y aceptación del propio cuerpo favorecen una actitud positiva hacia la sexualidad.
- Aumento de la intimidad de pareja: La comunicación abierta y la exploración conjunta fortalecen los vínculos emocionales.
Aquí algunas preguntas frecuentes:
¿Todas las mujeres tienen un punto G?
Desde el punto de vista anatómico, no existe una estructura única y universal identificada como “punto G” en todas las mujeres. Lo que se conoce como punto G es más bien una zona sensible cuya estimulación puede ser placentera para algunas, pero no para todas. La variación entre cuerpos es completamente normal, tal como se cita en el artículo The G-spot: a modern gynecologic myth de J Sex Marital Ther (2011).
¿Qué se siente al estimular el punto G?
Las sensaciones pueden variar ampliamente. Algunas mujeres describen un placer profundo y envolvente, diferente del orgasmo clitoriano. Otras sienten una necesidad de orinar, especialmente al principio, lo cual es normal debido a la cercanía con la vejiga. La práctica, la relajación y la comunicación son clave.
¿La estimulación del punto G siempre lleva al orgasmo?
No. Algunas mujeres pueden alcanzar el orgasmo con la estimulación del punto G, mientras que otras no sienten una respuesta significativa. Ninguna experiencia es “mejor” o más “correcta” que otra.
¿Qué es la eyaculación femenina y está relacionada con el punto G?
Sí, en algunas mujeres, la estimulación intensa del punto G puede provocar la eyaculación femenina, una liberación de líquido a través de la uretra. Este fenómeno es natural y distinto de la orina, aunque la ciencia aún estudia su composición con detalle (source).
¿Cómo puedo explorar esta zona de forma segura y placentera?
Asegúrese de estar relajada, cómoda y con tiempo. Utilice lubricante si lo desea. Pruebe la estimulación con los dedos curvados hacia arriba, o con juguetes diseñados para el punto G. Explore sola o en pareja, sin presión por “lograr” algo.
¿Qué pasa si no siento nada? ¿Está mal?
Absolutamente no. La sexualidad es diversa. No sentir placer en el punto G no significa que algo esté mal. Cada cuerpo tiene sus propios caminos al placer, y lo más importante es descubrirlos con curiosidad y respeto.
La escritora chilena Isabel Allende afirmó que, “para las mujeres, el mejor afrodisíaco son las palabras, el punto G está en los oídos, el que busque más abajo está perdiendo el tiempo”.
El punto G no es solo una región del cuerpo, sino un umbral secreto hacia un universo de placer y autoconocimiento. Es una invitación a explorar el cuerpo femenino como un mapa sagrado, donde cada caricia es una palabra, cada suspiro un poema, y cada descubrimiento, una revelación.
Explorar el punto G es recorrer ese territorio íntimo donde la piel habla y el deseo guía. Es un viaje sensorial y emocional, donde el goce no es la meta, sino el camino; y en cada encuentro, se teje la complicidad, el asombro y la entrega.
X:delyramrez