*La violencia política y extorsión a productores en el trasfondo de los asesinatos de Carlos Manzo y Bernardo Bravo
04.11.2025.Michoacán.- El estado de Michoacán ha sido escenario de múltiples hechos de violencia y terror desde hace por lo menos 20 años, y persisten -e incluso aumentaron- con la llegada de Morena al poder.
Las autoridades mexicanas que han pasado por la silla presidencial tienen claro que existen distintos cárteles que operan, especialmente, en la zona de Tierra Caliente, donde fue asesinado Carlos Manzo, sin que autoridades -de ningún color ideológico- hayan querido o podido frenar el control que tienen sobre este territorio, así como en otras partes del país.
Michoacán enfrenta una escalada de violencia atribuida a la disputa territorial entre al menos cinco organizaciones criminales, entre ellas el Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG), Los Viagras, Cárteles Unidos, La Familia Michoacana y células residuales de Los Caballeros Templarios. Esta pugna por el control de rutas, cultivos y zonas estratégicas ha derivado en asesinatos de figuras públicas que se han pronunciado contra la extorsión y el crimen organizado.
Uno de los casos más recientes y emblemáticos es el del presidente municipal de Uruapan, Carlos Alberto Manzo Rodríguez, asesinado la noche del 1 de noviembre de 2025 durante el Festival de las Velas. El ataque ocurrió en pleno centro histórico y frente a cientos de asistentes.
A pesar de contar con protección de la Guardia Nacional, Manzo fue baleado por un joven que fue abatido en el lugar. Las autoridades estatales confirmaron que hay indicios de participación de actores intelectuales vinculados a la delincuencia organizada.
Manzo había mantenido una postura firme contra los cárteles que operan en Uruapan, una ciudad asediada por al menos seis grupos delictivos. En particular, se había enfrentado a células del CJNG, que buscan controlar la región de Tierra Caliente, así como a Los Viagras, conocidos por su dominio en zonas limoneras y aguacateras.
Días antes, el productor agrícola Bernardo Bravo, conocido por su liderazgo entre los limoneros de Apatzingán, fue asesinado tras denunciar públicamente la extorsión sistemática que sufren los productores por parte de grupos armados. Bravo había exigido mayor presencia federal y protección para los trabajadores del campo, quienes enfrentan cuotas impuestas por los cárteles para permitir la comercialización de sus productos.
Ambos crímenes comparten un patrón: las víctimas habían alzado la voz contra el control criminal en sectores estratégicos de Michoacán, como el comercio agrícola y la administración pública. La violencia contra líderes sociales y políticos en la región ha sido interpretada por especialistas como una forma de intimidación y eliminación de obstáculos para los intereses de las organizaciones delictivas.
El gobernador Alfredo Ramírez Bedolla reconoció que el asesinato de Manzo evidencia la infiltración del crimen organizado en la vida pública y aseguró que se investigará a fondo para identificar a los autores intelectuales. Sin embargo, voces críticas han señalado la inacción del Estado mexicano ante el avance de los cárteles, que operan con impunidad en amplias zonas del estado.
La situación en Michoacán refleja un fenómeno más amplio de violencia política y criminal en México, donde funcionarios, activistas y productores son blanco de ataques por oponerse a estructuras delictivas que han consolidado poder territorial y económico.
Algunos de estos carteles están relacionados con disputas por el control de ciertas zonas, mientras que otros están relacionados con delitos como las extorsiones a comerciantes.
Carlos Manzo Rodríguez había denunciado amenazas del crimen organizado desde su llegada al cargo en 2024 y había solicitado apoyo federal en reiteradas ocasiones, no únicamente de escoltas sino de un apoyo con tropas y armas que equipararán los barrets y armas de alto poder de los carteles que no solo se disputan el municipio con mayor ingreso sino se dedican a extorsionar a los productores de aguacate siendo el principal exportador a EE.UU.
El asesinato del alcalde ha provocado manifestaciones en Michoacán y un llamado urgente de autoridades locales para que se atienda la crisis de violencia que afecta a la región.
Los Caballeros Templarios siguen siendo uno de los grupos delictivos con presencia y actividad en Michoacán. Sin embargo, el estado es un territorio en disputa por múltiples cárteles que luchan por el control territorial y diversas actividades criminales como la extorsión a productores de aguacate y limón.
Esta región abarca parte del suroeste de Michoacán, incluyendo la franja de Tierra Caliente, donde el CJNG mantiene fuerte presencia y disputa rutas estratégicas con otros grupos como Los Viagras y Cárteles Unidos.
Uruapan es una ciudad clave por su ubicación geográfica, su actividad agrícola (especialmente aguacatera) y su conectividad con otras regiones del estado. Por ello, ha sido escenario de múltiples enfrentamientos entre cárteles y de ataques contra autoridades locales, como el reciente asesinato del presidente municipal Carlos Manzo Rodríguez.
Los principales cárteles y grupos criminales que se disputan el control de Michoacán actualmente (a finales de 2025) son:
Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG): Es uno de los grupos dominantes y más violentos, con una fuerte presencia en el estado y en conflicto directo con otras organizaciones locales.
Cárteles Unidos (CU): Es una coalición o conjunto de células criminales locales que se formó para oponerse al avance del CJNG. Incluyen a grupos como Los Viagras y el Cártel de Tepalcatepec.
La Nueva Familia Michoacana (LNFM) / La Familia Michoacana (LFM): Estos grupos también mantienen una presencia significativa y luchan por el control de diversas zonas, especialmente en la región de Tierra Caliente.
Los Caballeros Templarios: A pesar de haber disminuido su estructura y liderazgo en comparación con años anteriores, el grupo aún opera en ciertas partes de Michoacán, extorsionando y participando en la violencia local.
En resumen, la situación en Michoacán es compleja, con una disputa multifacética que involucra a varios grupos criminales, siendo el CJNG y los Cárteles Unidos (y sus facciones internas) los actores principales en la confrontación actual, mientras que Los Caballeros Templarios mantienen una presencia persistente.











