/ Eduardo Sadot /
El lenguaje corporal encuera verdades, es la expresión de los sentimientos y pensamiento humano más claro y explícito de las personas, en él, aflora sin antifaz ni simulación, sin pensar, lo que en realidad piensa o siente alguien sobre un tema o sus semejantes, es espontáneo, sencillo, rápido y simple. No permite el engaño ni se puede disimular o corregir, pocos muy pocos políticos lo llegan a controlar, desarrollan con los años y mucha inteligencia la habilidad de dominar los impulsos que evidencian su lenguaje corporal. Por cierto, observen a Beatriz Paredes y vean como maneja su lenguaje corporal, también sirve para observar a todos los aspirantes de todos los colores, pero ése es otro tema.
El caso del presidente Echeverría era famoso, concentrado en su responsabilidad – cuentan sus colaboradores – difícilmente dejaba ver lo que en realidad pensaba, otro ejemplo famoso es el caso del hijo del tata Lázaro fundador del PRD Cuauhtémoc Cárdenas.
Otro genio del manejo del lenguaje corporal ha sido Porfirio Muñoz Ledo, de él se cuenta la anécdota de una comida con directores de periódicos de la época, al terminar sale acompañado de uno de ellos, famoso por su pluma incisiva y su personalidad indomable, entonces a la salida, seguidos por la mirada de los comensales, al despedirse se ve como Porfirio jala por el mudo de la corbata del periodista, le manotea agitando en su cara un dedo flamígero, le da la mano y se retira Porfirio.
Al regresar con los demás periodistas le preguntan, oye, por qué te jaloneó Porfirio, por qué manoteó y te apuntaba con el dedo y te regañaba, que te dijo y por qué no le contestaste. La respuesta del periodista fue. No, solo me dijo “oiga dígale a su columnista () que qué bien escribe, lo felicito y felicítemela a ella, que bonita corbata trae, le combina muy bien, lo felicito” y se fue. Ese es Porfirio Muñoz Ledo.
Con la renuncia de Tatiana Cloutier se han desatado muchas interpretaciones, por supuesto el que la renuncia coincide con el proceso contra México por el incumplimiento del tratado de comercio, México-Canadá-Estados Unidos, donde el papel del secretario de Economía es medular y trascendente. Pero la conmovedora carta de despedida evidenció desacuerdo de ella o del presidente, se destacó en redes sociales el abrazo que le negó el presidente a la secretaria renunciante. No obstante, ella dijo que su renuncia era sabida por el presidente desde septiembre, lo que abona más a la hipótesis que se dio en el marco de la actitud del presidente de desconocer el tratado. Otro dato es que si era una bola cantada – a propósito de lenguaje beisbolero que utilizó Tatiana en su renuncia – entonces, por qué el presidente no hizo lo mismo que en otros casos, anunciar el relevo y la renuncia simultaneamente, el mensaje fue que el presidente no se preparó para el cambio. Pero al terminar de leer su carta y salir del recinto de las mañaneras – que por cierto, el salón lleva el nombre de uno de los más destacados mexicanos de la reforma, don Guillermo Prieto – en la calle aún alterada Tatiana confirmó que el presidente lo supo con antelación.
El presidente no correspondió al abrazo que le quiso dar Tatiana, diciendo que no se dio cuenta, ahí evidenció que hay cosas que el presidente ni cuenta se da, aún sucediendo en su cara, desde luego, no fue un gesto hostil a Tatiana, habría que ver si es más valioso el aplauso presidencial o el abrazo presidencial, con Echeverria habría sido el aplauso, con Obrador el abrazo, pero, su lenguaje corporal siempre es más expresivo, la pregunta es, cuántas y qué cosas suceden en torno al presidente, sin que se dé cuenta de ello y si eso no tiene que ver con su estado de salud.
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