Qué pleito nos traemos con las iglesias…

**CON SINGULAR ALEGRÍA .

/ POR GILDA MONTAÑO /

Estoy azorada. Sé qué hace ya muchos años, desde 1925, no teníamos ningún problema con las iglesias. Ni mucho menos con los excepcionales jesuitas, que vinieron alguna vez a educar a los mexicanos. El Papa es jesuita, y ya brincó, y lo oyeron todos los cristianos del mundo, hasta el cielo. Yo estudié en una escuela de ellos, –la Ibero–, y sé por qué se los digo.

Y a la semana ya nos peleamos con los judíos, que distan –todos ellos– de ser hitlerianos. Al contrario, ¿cómo van a ser o a querer a alguien que mató a 5 millones de ellos? Yo, la verdad, no entiendo nada de lo que está pasando. Estoy atónita y estupefacta. Triste situación. Caótica, diría yo.

Si en realidad queremos salir adelante, necesitamos una gran toma de conciencia de lo que ocurre en nuestro país. No todas las intervenciones del Estado en la sociedad y la economía son funcionales y la capacidad de respuesta para atender problemas públicos por parte del Estado Administrativo, empieza a rezagarse. El llamado estado administrador o administrativo da muestras de deterioro en esta nación. No se saben las consecuencias que un mal manejo político puedan suscitar. Y en este sentido, el voto de castigo es lo de menos.

Y con esto se encaminan las Políticas Públicas y la Gestión Pública: a que los funcionarios tengan una mejor preparación. Esto significa establecer conceptos como administración por resultados -no por objetivos- con gente perfectamente adiestrada en cada uno de los campos. Y por supuesto con valores.

Se trata de formar nuevos directivos en el gobierno, en la administración; mayor competencia del servidor público. Servidores públicos con capacidad multifacética. Al concepto de eficiencia se le deben agregan indicadores de medición. Adoptar la cultura de la productividad y del desempeño. Introducir la palabra costos políticos, en los procesos de la gestión pública. El manejo de la gente que ayuda a establecer los mecanismos para elaborar las políticas públicas es importantísimo. También entender a la burocracia, es de suma importancia. Como ferrocarril en marcha, son los que jamás se han bajado.

Se pregona que el Estado de la globalidad no debe ser tan obeso, tan centralizado, tan abrumador en términos de la centralización de la economía. Sino que, los estados en la globalidad, deben ser más ágiles, con menos peso y menos tamaño.

Punto clave donde la Administración es afectada, es que se le asocia con prácticas de desprestigio. Se empieza a formar el movimiento de la nueva gestión pública; dándosele este nombre para no asociarla con la Administración Pública desprestigiada.

Para los seguidores de la nueva gestión pública el ciudadano es: cliente, contribuyente, usuario y elector. Entendamos que necesitan formar grupos de trabajo, como lo hay hecho ya politólogos, economistas, sociólogos y los mismos administradores públicos, para entender que: La Administración Pública es rescatable desde el punto de vista de los procesos de Gestión. La Gerencia Pública generó buena cantidad de expectativas de calidad de vida, pero se perdió de vista que los recursos del Estado son recursos escasos, frente a las demandas múltiples: estos son problemas estructurales, no coyunturales. Pero por supuesto que esto sólo lo sabe un administrador público, experto en políticas públicas, en gerencia pública, en identidad estatal, en amor a su pueblo, y en… humildad. Como cuando valorar, es el significado del ser.

Si un administrador público no entiende políticas públicas, ni gerencia pública, ni percibe que la crisis por la que vive el país, no entenderá cómo resolver ningún problema que lo aqueja. Nuestro país necesita buenos políticos y administradores públicos. Urgen.
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