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21.04.2025. /AciPrensa/ Ciudad Vaticano.- La muerte del Papa Francisco da inicio a la llamada sede vacante, un período en el que la Sede de Pedro está sin ocupar. Este tiempo después de la muerte del Pontífice se caracteriza por una serie de símbolos, tradiciones y protocolos que existen desde hace siglos y reflejan la esencia del papado.
La figura principal durante la sede vacante es el camarlengo, cargo que ostenta el Cardenal irlandés Kevin Farrell, quien también es el actual prefecto del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, y obispo emérito de Dallas, Estados Unidos.
El Papa es quien nombra al camarlengo. Francisco designó al Cardenal Farrell en 2019, en sustitución del francés Jean-Louis Tauran, quien falleció en 2018 a los 75 años.
Las tareas y deberes del camarlengo están reguladas por la constitución apostólica Praedicate Evangelium publicada por el Papa Francisco en 2022, y trata sobre las funciones y la estructura de los oficios de la Curia romana. La otra constitución apostólica, Universi Dominici Gregis, emitida por San Juan Pablo II en 1996, rige la sede vacante y la elección del nuevo pontífice.
El camarlengo dirigía la Cámara Apostólica, una institución que data del siglo XII y que se encargaba de gestionar los bienes de la Iglesia Católica durante la sede vacante. Estaba formada por el camarlengo, el vicecamarlengo, el auditor general y el colegio de prelados clericales de la Cámara.
Sin embargo, la Cámara Apostólica fue suprimida con la Praedicate Evangelium. Según la nueva constitución, el camarlengo está asistido por tres cardenales. Uno es el cardenal coordinador del Consejo para la Economía y los otros dos son “identificados según las modalidades previstas por la legislación sobre la Sede Apostólica vacante y la elección del Romano Pontífice”.
¿Qué hace el camarlengo tras la muerte del Papa?
En primer lugar, tras el fallecimiento del Papa, debe “debe comprobar oficialmente la muerte del Pontífice en presencia del maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias, de los prelados clérigos y del secretario y canciller de la Cámara Apostólica”, según Universi Dominici Gregis.
El camarlengo también deberá romper el anillo del pescador —que el Papa luce por primera vez en la misa de inauguración papal—, anulando así el sello del pontificado. Además, el camarlengo sellará el estudio y el dormitorio del Papa: nadie podrá entrar en los apartamentos papales hasta después de su entierro.
Es probable que el proceso sea ligeramente diferente con el Papa Francisco, que después de su elección en 2013 eligió como residencia la Casa Santa Marta en lugar del Palacio Apostólico. En este caso, el camarlengo tendrá que sellar no solo los apartamentos papales, que cayeron en desuso durante este pontificado, sino también el apartamento del Pontífice en la casa de huéspedes del Vaticano.
Después de estos trámites, el camarlengo notifica la muerte del Papa al cardenal vicario de la Diócesis de Roma. El vicario, actualmente el Cardenal Baldassare Reina, debe informar al pueblo de Roma mediante un comunicado especial.
El camarlengo también debe informar de la noticia al cardenal arcipreste de la Basílica de San Pedro, el Cardenal Mauro Gambetti. El camarlengo debe tomar posesión del Palacio Apostólico del Vaticano y de los palacios de Letrán y Castel Gandolfo.
Es deber del camarlengo realizar todos los preparativos para el funeral y el entierro del Papa después de haberlo discutido con los miembros del Colegio Cardenalicio.
No existe algo así como un “vicepapa”. Por lo tanto, el camarlengo no asume la autoridad papal, pero sí se ocupa de la administración regular con la ayuda de tres cardenales asistentes, mientras se mantiene en contacto permanente con el Colegio Cardenalicio.
Los funerales del Papa
El Papa también reformó el rito de los funerales papales. En primer lugar, la certificación de la muerte del Papa no se lleva a cabo en la habitación donde falleció, sino en su capilla privada. El camarlengo llama al Pontífice fallecido tres veces por su nombre de bautismo.
Se utiliza el nombre de bautismo, y no el que llevó como Papa, porque la identidad y función papal cesan con la muerte. La tradición de golpear al Pontífice fallecido tres veces con un pequeño martillo de plata cayó en desuso hace mucho tiempo.
El cuerpo del Papa se coloca inmediatamente dentro de un ataúd abierto, en lugar de un féretro elevado, el llamado cata-letto (lecho de muerte), como sucedió con Juan Pablo II y Benedicto XVI.
Además, los ritos revisados eliminan el uso de tres ataúdes: uno de ciprés, uno de plomo y uno de roble. En su lugar, el cuerpo es colocado en un simple ataúd de madera con un revestimiento de zinc y trasladado inmediatamente a la Basílica de San Pedro, sin pasar por el Palacio Apostólico para otra exposición, como se hacía anteriormente.
El funeral, llamado Missa poenitentialis, se celebra en la Basílica de San Pedro o en la Plaza de San Pedro. Asisten delegaciones de todo el mundo. El cuerpo del Papa es llevado en un sencillo ataúd de madera, con un velo de seda que cubre su rostro.
Nadie puede tomar fotografías del Papa fallecido a menos que lo autorice especialmente el camarlengo. La imagen, sin embargo, debe tomarse con las vestiduras pontificias.
Había una práctica, suspendida por el Papa San Pío X, que consistía en extraer los órganos internos del Pontífice y conservarlos en ánforas especiales en la iglesia de San Anastasio y San Vicente en Roma, antes de embalsamar el cuerpo.
Una vez muere el Papa, todos los cardenales de la Curia romana dejan sus cargos, incluido el cardenal secretario de Estado.
Los únicos cargos que se mantienen durante el período de sede vacante son los del camarlengo, el penitenciario mayor, el limosnero papal, los cardenales vicarios de Roma y del Estado de la Ciudad del Vaticano y el del decano del Colegio Cardenalicio.
El camarlengo convocará más tarde a los cardenales para las congregaciones generales que preceden a la elección de un nuevo Papa. Luego, dentro de los 20 días siguientes a la muerte del Papa, los cardenales electores se reúnen en cónclave para elegir al sucesor.