¿QUIÉN DARÁ EL PRIMER PASO?

DE FRENTE Y DE PERFIL

RAMÓN ZURITA SAHAGÚN

Una polémica desatada hace cerca de tres meses quedó resuelta, cuando finalmente las autoridades deportivas cubrieron el adeudo de dos meses a los futbolistas que ganaron la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Londres en 2012.

Y es que el deporte mexicano protege a sus medallista de esa forma al otorgarles una beca de por vida a quienes lograron ese mérito, ganando una medalla, sea de oro, plata o cobre, algo que pocos atletas mexicanos han conseguido.

La beca se otorga según el tipo de medalla alcanzada y las principales de oro han sido en clavados, natación, tae kwond do, caminata, pesas, disciplinas en las que se han destacado tanto atletas olímpicos como paraolímpicos, aunque para muchos la más representativa resulta ser la obtenida en el fútbol en aquel Londres 2012, por ser este el deporte profesional más conocido en el mundo.

Conforme a lo establecido, se aprobó que los 18 jugadores de balompié fuesen recompensados con una mediana recompensa mensual, de por vida, lo que parece justo, especialmente porque la mayoría de ellos (menores de 23 años) no tenían un futuro asegurado en el deporte que practican.

Sin embargo, el paso de los años nos muestran que muchos de estos personajes que devengan esa beca, son millonarios y no en pesos, sino en dólares y euros, debido al talento mostrado en su actividad futbolística.

Varios de ellos, los más renombrados, perciben salarios por encima de los cien millones de pesos anuales, como es el caso de Giovanni Do Santos, Raúl Jiménez y, tal vez, Héctor Herrera; aunque otros como Oribe Peralta, José de Jesús Corona, Diego Reyes, Néstor Araujo, Marco Fabián de la Mora, superan los dos millones de pesos mensuales y pocos son los que no rebasan los 500 mil pesos cada 30 días.

Claro que si se comparan esos ingresos, más premios que obtienen en sus respectivos desempeños, no son comparables con la (para ellos) irrisoria cantidad de 13, 500 que les otorga el gobierno mexicano como reconocimiento a sus logros.

Esa cantidad que para los futbolistas profesionales no significa nada, para otros si es sumamente representativa, por lo que valdría la pena que aquellos futbolistas que no requieran de ella puedan donarlas para obras benéficas o. incluso, la cedan a alguna fundación, como muestra de un gesto solidario.

Con excepción de tres o cuatro de los 18 medallistas de Londres, todos alcanzaron un nivel superior en sus desempeños como futbolistas profesionales, por lo que aportar un gesto humanitario a su destacada etapa profesional los honraría más allá de sus triunfos deportivos.

Vale la pena dicho gesto que no les afectaría en su economía y si contribuiría en algo a la precaria situación económica en algunas zonas olvidadas del país.

Se atreverá alguno de ellos a dar ese paso o seguirán esperando cada mes sus magros 13, 500 pesos que contrastan con los millonarios cheques de sus salarios.

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Ximena García, piloto de Interjet y Celia Lora, aspirante a actriz, provocaron escozor en las redes sociales cuando la primera propuso lanzar una bomba en el zócalo durante la ceremonia del Grito de Independencia y la segunda meses narró que le había sugerido a un amigo asesinar al Presidente.

Hasta ahora ambas situaciones no han pasado de ser anécdotas, aunque valdría la pena conocer que tanto impacto causaron en la población.

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