Reconocida en el mundo, silenciada en México

*Astrolabio Político

/Por: Luis Ramírez Baqueiro/

“El silencio del envidioso está lleno de ruidos”. – Khalil Gibran.

Hay una paradoja evidente —y cada vez más preocupante— en el ecosistema mediático mexicano: mientras en el mundo se reconoce el liderazgo de México en temas estratégicos como el manejo del agua, los medios tradicionales no alineados al actual gobierno optan por silenciar, minimizar o ridiculizar estos avances. La reciente distinción otorgada a la presidenta Claudia Sheinbaum por el World Environment Forum —el Public Officials Award, que por primera vez recibe una jefa de Estado por su liderazgo en políticas hídricas— debería ser titular de ocho columnas. Sin embargo, para buena parte de la prensa conservadora pasó casi desapercibida, eclipsada por la narrativa habitual de descalificación sistemática.

Y es que a nivel internacional se entiende lo que en México algunos se niegan siquiera a reconocer: que el país está entrando en una etapa crítica donde la gestión responsable del agua es, no solo urgente, sino decisiva para evitar crisis humanitarias y conflictos geopolíticos futuros. El galardón a Sheinbaum tiene su raíz en acciones concretas, entre ellas el Plan Hídrico de Sonora, un proyecto estratégico que coloca al país en la ruta correcta para enfrentar los desafíos del cambio climático.

Pero este esfuerzo no es aislado. Veracruz tiene un papel clave dentro del Plan Hídrico Nacional 2025-2030, al ser un estado con enorme riqueza hídrica, pero también con zonas vulnerables y un historial de afectaciones severas derivadas de fenómenos extremos. Después de las lluvias torrenciales del 10 de octubre que golpearon a cinco entidades —entre ellas Veracruz— el mensaje es claro: el cambio climático no es una teoría, es una realidad que ya altera nuestra vida cotidiana, nuestra economía y nuestra seguridad.

¿Por qué es importante que la población conozca todo esto? Porque negar información estratégica sobre el agua, sus riesgos y sus políticas de mitigación es condenar a la ciudadanía a tomar decisiones a ciegas. El agua será el eje de los conflictos globales del futuro, y México —por su ubicación, su diversidad climática y su desigualdad regional— está particularmente expuesto. La transparencia y la divulgación no son un lujo, son una obligación ética.

Mientras la derecha mexicana insiste en descalificar, en sembrar dudas y en alimentar guerras mediáticas, el mundo reconoce el liderazgo de nuestra presidenta. En el extranjero se premia lo que aquí ciertos sectores prefieren ignorar. La miopía política de algunos medios no cambia un hecho fundamental: Claudia Sheinbaum es hoy un referente internacional en política hídrica y un orgullo nacional. Y ocultarlo no hará menos ciertos los retos que enfrentamos, ni los avances que ya se están construyendo.

Al tiempo.

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