Redes sociales influyen en la percepción corporal de mujeres jóvenes .

*Chantal Lizbeth Martínez Flores, egresada de la Maestría en Estudios de Género de la UV, dialogó y entrevistó a integrantes de este sector, quienes compartieron cómo se sentían respecto a su cuerpo .

*En su trabajo recepcional del posgrado subraya que los estereotipos de belleza son cíclicos y responden a intereses políticos, económicos, sociales, capitalistas y patriarcales

*La investigación abre la posibilidad de construir miradas más empáticas y compasivas.

/ Paola Cortés Pérez / Fotos: Omar Portilla Palacios /

17/12/2025, Xalapa, Ver.- En la actualidad, las redes sociales son un espacio de exposición, mediación y vigilancia de los cuerpos, donde se reproducen estereotipos de belleza que influyen en la percepción corporal de las mujeres jóvenes, señaló Chantal Lizbeth Martínez Flores, egresada del posgrado del Centro de Estudios de Género de la Universidad Veracruzana (UV). 

La joven investigadora desarrolló la tesis “Percepción corporal y estereotipos de belleza en Instagram: un análisis feminista en un grupo de mujeres jóvenes de Xalapa, Veracruz”, al cursar la Maestría en Estudios de Género. 

Mencionó que surgió a partir de una experiencia personal relacionada con las inseguridades corporales y la presión social, que la llevó a cuestionarse si estas vivencias eran compartidas por otras mujeres. A partir de ello, centró su análisis en Instagram, red social que usa cotidianamente y que identificó como un espacio donde se aprende a vigilar el cuerpo, regular su apariencia y normalizar ciertas prácticas. 

El estudio se desarrolló con mujeres jóvenes de Xalapa, Veracruz, y se enfocó en explorar cómo se construye dicha percepción, particularmente en torno a la vigilancia de ciertas partes del cuerpo, el uso de filtros, poses y ángulos, así como las emociones y malestares que estas prácticas pueden generar. 

 

Presentó su examen de grado y estudio sobre la percepción corporal y estereotipos de belleza en Instagram

 

El trabajo de campo se realizó directamente en Instagram. Explicó que el primer acercamiento surgió a partir de una imagen de su cuerpo, en la que mostró su estómago de manera explícita. A partir de esta publicación, estableció contacto con otras mujeres, quienes compartieron cómo se sentían respecto a su cuerpo, si se identificaban con la imagen y si consideraban posible desafiar los estereotipos de belleza. 

En total intervinieron 30 mujeres jóvenes, a quienes les aplicó una encuesta para profundizar en las experiencias de comparación corporal. De este grupo, la mitad aceptó participar en entrevistas individuales, realizadas de manera digital y presencial, proceso que permitió construir confianza y profundizar en las historias personales, así como en el origen de los estereotipos que atraviesan sus vidas. 

Chantal Lizbeth Martínez destacó que entre los hallazgos están que los estereotipos de belleza no se originan exclusivamente en las redes sociales, sino que se reproducen en ellas.  

Además, encontró que muchas de las presiones corporales comienzan en el entorno familiar, a partir de comentarios cotidianos relacionados con el peso, la comida y la apariencia, que influyen de manera temprana en la relación con el cuerpo. 

La egresada destacó que el cuerpo no se reduce a un aspecto físico, sino que funciona como una marca que condiciona la autoestima, la percepción personal y la forma de vincularse con otras personas. En ese sentido, se identificó una constante necesidad de bajar de peso que responde, más que a un deseo individual, a la búsqueda de validación, aceptación y autoaceptación. 

 

Chantal Lizbeth Martínez dijo que la relevancia radica en nombrar y evitar normalizar las violencias

 

Asimismo, halló que existe un culto a la delgadez que se presenta bajo discursos de salud, bienestar o verse mejor, y se encuentra atravesado por la clase y la raza. Los cuerpos blancos, delgados y jóvenes son los más visibilizados y valorados, mientras que los cuerpos morenos enfrentan un trato desigual dentro de un canon hegemónico que genera miedo al envejecimiento, a engordar y a ser juzgadas en redes sociales, enfatizó. 

Martínez Flores dijo que el estudio también documenta prácticas de cuidado corporal que funcionan como mecanismos de autoprotección, como el cuidado de la textura de la piel, orientadas a evitar la crítica o los señalamientos por descuido, aunque la preocupación por el cuerpo se mantiene de forma constante. 

Subrayó que los estereotipos de belleza son cíclicos y responden a intereses políticos, económicos, sociales, capitalistas y patriarcales. Estos modelos corporales coexisten y compiten entre sí, promoviendo la modificación del cuerpo y el hiperconsumo. 

La relevancia de su estudio, apuntó, radica en realizar una intervención desde la propia experiencia corporal, así como en nombrar y evitar normalizar las violencias asociadas a Instagram y a los estereotipos de belleza. 

Nombrar la clase y la raza permite comprender que estos procesos no son individuales, sino colectivos, y abre la posibilidad de construir miradas más empáticas y compasivas sobre los cuerpos, concluyó.