María Esther Beltrán Martínez Fotos: Museo Nacional del Prado
Madrid, España.- 22 junio 2020. Ha vivido la soledad de sus salas el Museo Nacional del Prado, debido que el jueves 12 de marzo cerró como consecuencia de la Covid- 19, reabrió sus puertas el 6 de junio ante una sociedad que tiene normas nuevas de comportamiento. Y para atenderlas también pone normas de seguridad para disfrutar de un montaje compuesto por 249 obras, con un orden cronológico desde el siglo XV a los albores del siglo XX., bajo el título Reencuentro.
La exposición se extenderá hasta el 13 de septiembre, ha supuesto la reubicación de más de 190 piezas y evoca la museografía existente cuando el Prado abrió sus puertas por primera vez por lo que sus visitantes tendrán una experiencia única.
Para ello se ha concebido un espectacular montaje en la Galería Central y salas adyacentes, un espacio emblemático que, por sus características arquitectónicas, garantiza el cumplimiento de las recomendaciones de las autoridades sanitarias.
Miguel Falomir, Director del Museo del Prado explica que diluye la tradicional distribución por escuelas nacionales y plantea diálogos entre autores y pinturas separados por la geografía y el tiempo; asociaciones que nos hablan de influencias, admiraciones y rivalidades y señalan el carácter profundamente autorreferencial de las colecciones del Museo del Prado.
“Carlos V y el Furor de Leone y Pompeo Leoni, excepcionalmente desprovisto de su armadura y representado desnudo como un héroe clásico, da la bienvenida al visitante concediéndole a la Galería Central, en cuya antesala (sala 24), le esperan dos de las obras más importantes del museo: El descendimiento de Van der Weyden y La Anunciación de Fra Angelico. Se accede a continuación a un primer tramo de la gran galería (salas 25 y 26), con obras del Bosco, Patinir, Tiziano, Correggio, Rafael, Juan de Flandes, Veronés, Tintoretto y Guido Reni, entre otros grandes artistas italianos y flamencos de los siglos XVI y XVII.
Los retratos de Tiziano de los primeros Habsburgo, presididos por Carlos V, a caballo, en Mülhberg, permanecen en el corazón de la Galería Central (sala 27) frente a dos de la Furias, que flanquean el acceso a la Sala XII. Pocas veces este espacio emblemático del Prado ha merecido con tanta justicia el título de sancta sanctorum del museo. La reunión por primera vez, desde al menos 1929, de Las Meninas y Las Hilanderas, junto a un emocionante “retablo” integrado por los bufones de Velázquez y retratos, escenas religiosas y grandes filósofos procuran uno de los momentos más emocionantes de la visita. La parte final de la Galería (salas 28 y 29) acoge la pintura religiosa y mitológica de Rubens, esta última con un guiño a Tiziano a través de su Dánae y un vibrante”
Falomir señala que se ha implementado un protocolo cuyas consecuencias no pasarán inadvertidas a los visitantes, como es un aforamiento de las visitas, en consonancia con las instrucciones de las autoridades sanitarias, y una reducción de la superficie abierta al público, motivada tanto por disponibilidad de plantilla como por el deseo de procurar una visita más segura, por lo que agradecen la comprensión y colaboración.
Cabe señalar que el museo no ha parado en sus actividades durante el Estado de Alarma que ha vivido España, uno de los más estrictos. Se han ofrecido actividades y conferencias vía internet.