Reflexiones a 30 años del progreso en Derechos Sexuales y Reproductivos.

* Zona de Reflexión.

/ Escrito por Lucía Lagunes Huerta /

Hoy quiero recordar el significado del compromiso mundial para defender los derechos sexuales y reproductivos. Algo que nos puede parecer evidente, no lo era hace treinta años.

Si consideramos la edad de nuestra audiencia en Cimacnoticias, muchas de nuestras lectoras son más jóvenes que el hito histórico al que me refiero.

En 1994, se marcó un giro de 360 grados en las políticas de población a nivel mundial. Se dejó atrás el famoso control poblacional y la regulación de la fecundidad de las mujeres, para colocar los derechos humanos en el centro como la ruta para garantizar el desarrollo mundial.

No es casualidad que se calificara como un hecho revolucionario el acuerdo alcanzado en la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo. Este evento puso en el centro de la política la dignidad; los derechos al placer y a decidir de las personas, aunado a si desean o no reproducirse, y esto a su vez, en el centro de la política de desarrollo mundial.

Este 11 de julio, en el Día Mundial de la Población, recordamos y valoramos los logros alcanzados y los retos que aún quedan por superar.

Gracias a esto, se abandonaron las políticas natalistas que generaron graves violaciones a los derechos humanos de las mujeres. Bajo la presión mundial para reducir el número de nacimientos, especialmente en países pobres, los gobiernos desarrollaron políticas represoras, como las esterilizaciones masivas de mujeres pobres, incluso en México.

Vivíamos en un mundo que sancionaba el disfrute sexual de la juventud y negaba la importancia de la educación sexual como base fundamental para el ejercicio responsable de ese disfrute. Lo que hoy vemos como natural, como acceder a condones en cualquier farmacia o tienda, hace 30 años era casi imposible; incluso conseguirlos en farmacias era difícil, ya que eran productos controlados por los servicios de salud del Estado.

Para las mujeres jóvenes, pensar en el disfrute sexual sin tener que procrear era visto como ideas exóticas de mujeres libertinas. Hoy, las jóvenes pueden planificar su vida sexual sabiendo que tienen el derecho a acceder a todos los métodos anticonceptivos, que pueden adquirirlos con más facilidad y sin tantas sanciones morales.

No quiero romantizar lo que hemos logrado sin reconocer todo lo que aún falta por hacer, pero es fundamental que miremos lo ganado para tener entusiasmo y seguir impulsando los cambios necesarios.

Este giro mundial permitió liberar a las mujeres de un sistema de valores que insistía en que la reproducción era su única función. Así lo expresó hace 30 años la entonces Directora Ejecutiva del Fondo de Población de las Naciones Unidas, Nafis Sadik. Para el Estado del Vaticano, fue el inicio de la campaña para el no nacido, en respuesta a los avances de los derechos.

Si esto no hubiera ocurrido, imaginen qué mundo tendríamos ahora… Insisto, no se trata de negar la realidad que aún existe, porque esos cambios y los derechos ganados tienen un goce disparejo.

Muchas mujeres siguen atrapadas en múltiples y complejas formas de marginación y discriminación. Para ellas, la diferencia en sus vidas aún no ha llegado y tenemos que lograr que también vivan lo que muchas de nosotras damos por sentado.

Hoy sabemos que estos cambios son beneficiosos para el mundo, porque somos la prueba de ello. Sabemos que lograrlo para todas mejorará la calidad de vida mundial, ya que el desarrollo está ligado al máximo bienestar de las personas. Es injusto que las mujeres que aún están relegadas de estos avances sigan sin alcanzar lo que muchas de nosotras ya tenemos.