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/ Víctor Hall Díaz /
Danella Gallegos, una mujer de 38 años de Nuevo México, fue declarada en coma irreversible y su familia accedió a donar sus órganos, confiando en el diagnóstico médico. Sin embargo, cuando se preparaba todo para la cirugía de extracción en el hospital Presbyterian de Albuquerque, uno de sus familiares notó algo inquietante: lágrimas corriendo por su rostro. Al ser descartadas como simples reflejos, nadie esperó lo que sucedería después. El día del procedimiento, una de sus hermanas observó movimientos y un médico le pidió a Gallegos que parpadeara si podía oírlo y lo hizo. A pesar de ello, coordinadores de donación de órganos presionaron para continuar, incluso sugiriendo administrar morfina para reducir su actividad motora. Afortunadamente, el equipo médico se negó a seguir adelante y suspendió todo. Danella no solo estaba consciente, sino que días después logró recuperarse por completo.