*Propongo lograr la consolidación de un PJF a la vanguardia, moderno y atento a los cambios sociales que exigen una institución cada vez más profesional
/ Yasmín Esquivel Mossa /
El próximo lunes 2 de enero de 2023, quienes integramos el Tribunal Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) elegiremos a quien presidirá el Alto Tribunal por los próximos cuatro años, en relevo del ministro Arturo Zaldívar.
De conformidad con lo que disponen tanto nuestra Constitución como la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación, cada cuatro años el Pleno de la SCJN elegirá de entre sus miembros a su Presidente, quien a la par preside el Consejo de la Judicatura Federal (CJF).
A fin de cumplir con este mandato, el Reglamento Interior del Máximo Tribunal prevé que, durante los primeros cinco días del mes de diciembre previo a la conclusión del encargo del presidente en funciones, las ministras y los ministros interesados en sustituirlo presentarán a sus pares las líneas generales conforme a las cuales desarrollarían su función.
Por ello, el pasado martes 6 de diciembre, quienes aspiramos a ocupar la Presidencia del Alto Tribunal, dimos a conocer las líneas de trabajo que planteamos: Norma Lucía Piña Hernández, Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, Javier Laynez Potisek, Alberto Pérez Dayán y yo, Yasmín Esquivel Mossa.
En un hecho inédito, en esta ocasión dos de las cuatro mujeres que integramos el Máximo Tribunal, participamos en este histórico proceso; sin que pase por alto que, en los casi 200 años de vida independiente de nuestro país, ninguna mujer ha ocupado la Presidencia de la SCJN, mientras que alrededor de cien hombres han ostentado este encargo.
Sin duda es un orgullo ser una de las candidatas, con un proyecto de trabajo que tiene como visión lograr justicia para todas las personas. Con este objetivo trazo las líneas de trabajo que fortalezcan al PJF, considerando dos rubros: la SCJN y el CJF.
Por lo que toca al primero, planteo una SCJN plural e independiente en la toma de decisiones; con unidad, abierta y accesible que se consolide como un espacio transparente, con canales de comunicación directa con la ciudadanía; profesional, a la vanguardia e inclusiva, que sea un espacio de trabajo seguro, en el que se combatan los estereotipos de género, se visibilice a las personas de la diversidad sexual y se eliminen obstáculos para las personas con discapacidad, y que consolide la transición hacia la e-justicia.
Por cuanto al segundo, propongo un CJF: cercano a las personas juzgadoras para que las políticas públicas judiciales sean fruto del consenso; profesional y que genere herramientas para lograr un nuevo modelo de la persona juzgadora como factor de cambio que transite de un enfoque punitivo a uno preventivo; cercano a las personas con políticas públicas para hacer de la institución un lugar de trabajo incluyente; transparente, con la apertura que exige la ciudadanía y que establezca un diálogo vital con la sociedad civil organizada; que siga la ruta hacia la transición a un modelo de e-justicia, y que se consolide en la oralidad y facilite el proceso de adaptación.
Esta es la ruta que propongo para lograr la consolidación de un PJF a la vanguardia, moderno y que atienda a los cambios sociales que exigen una institución cada vez más profesional, autónoma e independiente.
Estoy cierta que todas las candidatas y candidatos que aspiramos legítimamente a ocupar la Presidencia de la Corte, perseguimos –con una visión propia– el objetivo común de fortalecer a nuestra institución para beneficio de la gente.
Aspiro a la Presidencia del Máximo Tribunal de la Nación con una profunda vocación, con una propuesta avalada en mi trayectoria en especial en la carrera jurisdiccional, desde la visión de una mujer profesional y con el deseo de aportar una experiencia de más de 35 años de servirle a México, con la ferviente convicción de alcanzar justicia para todas las personas.