Bahreín. 29 noviembre 2020.- La Fórmula 1 volvió a ser testigo de un momento de tensión por un el choque de Romain Grojean en el Gran Premio de Bahreín, en la decimoquinta fecha de la temporada. El Haas del francés se prendió fuego y se partió a la mitad. Más allá de la espectacularidad del incidente, el galo solo sufrió unas leves quemaduras y un gran susto.
El incidente se dio tras un toque con el Alpha Tauri del ruso Daniil Kvyat. El monoplaza estadounidense chocó contra el guardarrail y empezó a prenderse fuego, que habría sido por la rotura del tanque de combustible. La llamarada fue típica de otras décadas, como los accidente de los años setenta y ochenta. Algo que no venía ocurriendo gracias al desarrollo de la tecnología y los distintos sistemas de seguridad desarrollados para la categoría.
El auto del francés se partió a la mitad, desde 1981 que no se veía algo parecido. El antecedente fue con John Watson en el Gran Premio de Italia corrido en Monza, donde el McLaren MP4 (el primero construido en fibra de carbono) se partió, sin consecuencias para el piloto irlandés.
En cuanto a un auto en llamas, algunos casos para recordar son los de Josh Verstappen (padre de Max) en Alemania 1994 y el de Gerhrad Berger en Imola, en 1989, donde cinco años más tarde se mataron Ayrton Senna y Roland Ratzenberger.
La preocupación creció en los segundos siguientes ya que la televisión no volvió a mostrar las imágenes de Grosjean. Pero la tranquilidad volvió cuando se lo vio al galo en el auto médico.
El casco de Grosjean se derritió y sobrevivió gracias al buzo antiflama que resiste más de 10 segundos a altas temperaturas. También el Halo (protecto de la cabeza), le salvó la vida al corredor. El equipo informó que tuvo leves quemaduras en las manos, tobillos y pies. El piloto fue trasladado a un hospital cercano para su control.
La carrera fue detenida con bandera roja mientras los auxiliares de pista intentan arreglar las defensas. Se vive un clima de tensión entre los pilotos y se espera que se pueda reanudar la carrera.