* En México hay dos posturas claramente opuestas .
*Ante la creciente crispación social, urge encontrar los mecanismos para retomar el diálogo y la discusión a fin de reducir la polarización y evitar una crisis política de mayores dimensiones: Edgar Tafoya Ledesma.
/ Daniel Robles /
nte el clima de crispación social y polarización política y jurídica que vive el país, es urgente retomar el diálogo y abrir espacios de discusión sobre los temas de la agenda nacional que preocupan a la sociedad, aseveró Edgar Tafoya Ledesma, coordinador de Centro de Estudios Sociológicos de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS).
Consideró que en el país se ha roto todo puente de entendimiento y acuerdo no sólo entre el gobierno y los partidos políticos de oposición, sino también entre los tres poderes de la Unión, lo que anticipa una crisis política de mayores dimensiones.
Frente a este panorama de creciente crispación social y política, planteó que es urgente encontrar los mecanismos para retomar el diálogo y abrir los espacios de discusión que permitan bajar la tensión social.
La convocatoria no vendrá de los partidos políticos ni de los poderes formalmente constituidos o los medios de comunicación, por lo que es el turno de las instituciones de educación superior, destacó el universitario.
“La UNAM, junto con otras universidades públicas y privadas del país, tiene que asumir su responsabilidad de ser el factor detonante de nuevos espacios de diálogo, de propuestas y de grandes respuestas.”
Al realizar un análisis acerca de los escenarios de confrontación social y política que se han agudizado en los últimos meses, el investigador identificó dos posturas claramente opuestas y que hoy parecen irreconciliables.
Por un lado, afirmó, están los opositores al gobierno federal, quienes consideran que hay una ausencia de proyecto político de parte del gobierno y, por tanto, no existe una estrategia de Estado.
Dicha oposición lo que manifiesta es que ante la falta de un proyecto de Estado y, en consecuencia, frente la ineficacia de un gobierno en la gestión de la vida pública, se está generando una alta polarización.
“El anterior es un argumento muy interesante de los distintos sectores de la oposición, en los que están los partidos políticos, por supuesto, un amplio grupo de empresarios y también parte importante de la sociedad en la que se ubican las llamadas clases media y alta.”
En esta postura de la oposición, agregó, se argumenta que desde la gobernanza se está alentando la polarización, porque el gobierno en turno es ineficaz e ineficiente, no sólo en la gestión de desarrollo de políticas públicas, sino también en la ejecución de los programas públicos; además de que no hay negociación en la política ni en la vida pública.
“Según sus oponentes, al gobierno federal le ha faltado astucia, sensibilidad y tacto políticos para llegar a acuerdos con los partidos de oposición y con los otros poderes de este país formalmente constituidos; no hay puentes para retomar el diálogo ni voluntad que permita la concertación política, y opta por imponer su visión de Estado.”
Ante esa postura, señaló Tafoya Ledesma, está la visión del propio gobierno y sus simpatizantes que argumentan que la polarización se ha incrementado debido que prevalecen fuertes intereses y resistencias ante una nueva forma de gobernar, de hacer política para enfrentar al régimen de corrupción e impunidad que prevaleció por muchos años.
Se tiene que analizar con más profundidad si nuestro país ha tenido una verdadera transición democrática o lo que se ha registrado es únicamente una alternancia de partidos en el poder
El gobierno dice no fomentar la polarización, sino que se trata de un efecto no deseado ante las transformaciones que se están llevando a cabo; y desde ese razonamiento no es intencional el clima de crispación política y jurídica que están generando los propios cambios y la forma distinta concebir al Estado y de ejercer el poder.
Desde la postura del gobierno, la transformación está siendo incómoda, y más aún está atentando contra ciertos intereses estructuralmente muy atrincherados en el régimen anterior con sus propias estructuras de violencia, corrupción e impunidad en todos los niveles y en todas las instituciones.
Con su nueva visión de Estado, este gobierno está impulsado transformaciones necesarias, de acuerdo con su propia lógica, que irritan, incomodan y atentan contra los privilegios que se tenían anteriormente, y los cuales se perpetraron en los partidos políticos y en los poderes formalmente constituidos como el Legislativo y el Judicial.
El catedrático universitario sostuvo que ambas posturas tienen buenos argumentos para tratar de explicar la polarización que estamos enfrentando; sin embargo, aseguró que no atacan el problema de fondo a fin de poder matizar las diferencias y reducir los escenarios de confrontación.
En ese sentido, una de las principales tesis que se tiene que analizar con más profundidad, es que nuestro país no ha tenido una verdadera transición democrática y lo que se ha registrado es únicamente una alternancia de partidos en el poder o, en todo caso, todavía está por evaluarse si el actual gobierno podría considerarse como de transición, concluyó Tafoya Ledesma.