Rusia desafía a Trump y lanza el ataque aéreo más cruento contra Kiev desde el inicio de la invasión.

07.09.2025 Ucrania.- La ciudad de Kiev despertó con el alma desgarrada. A las 4:17 a.m., el cielo no trajo luz, sino fuego. Rusia lanzó más de 800 drones kamikaze Shahed y 13 misiles balísticos, en lo que se ha descrito como el ataque aéreo más masivo desde el inicio de la invasión. El estruendo fue ensordecedor, pero lo que más dolió fue el silencio que vino después: el silencio de los escombros, de los gritos apagados, de las vidas que se extinguieron sin despedida.

En el distrito de Pechersk, un edificio gubernamental fue reducido a polvo. Pero el golpe más cruel cayó sobre un bloque residencial en el centro de la ciudad. Allí, entre juguetes rotos y paredes colapsadas, murieron cuatro personas, entre ellas un bebé de ocho meses. Su madre, con la mirada perdida, sostenía una manta vacía mientras los paramédicos intentaban consolar lo inconsolable. Veintitrés personas resultaron heridas, muchas de ellas con quemaduras graves y fracturas múltiples y se reportan 10 desaparecidas.

Los vecinos se abrazaban sin palabras. Algunos lloraban, otros simplemente temblaban. La guerra, que parecía ya parte del paisaje, volvió a recordarnos que cada ataque es una historia rota, una familia menos, un futuro que no será.

El presidente Volodímir Zelenski habló con firmeza, pero también con dolor. “No hay paz posible mientras sigan cayendo bombas sobre nuestros hijos”, declaró en un mensaje transmitido desde un refugio subterráneo. En ese momento, no era un líder hablando: era un padre, un hijo, un ucraniano más.

Desde Washington, el presidente Donald Trump reafirmó el compromiso de Estados Unidos con la seguridad de Ucrania, aunque sin anunciar nuevas medidas concretas. Mientras tanto, en las calles de Kiev, lo que se necesita no son promesas, sino protección. La gente no pide venganza, pide vivir.

Hoy,  el olor a humo aún flota en el aire. Pero también flota algo más: la resistencia. Porque Ucrania no se rinde. Porque incluso en medio del dolor, hay manos que reconstruyen, hay voces que cantan, hay corazones que laten con fuerza.

Este 6 de septiembre de 2025 no será olvidado. No solo por las cifras—4 muertos, 23 heridos, más de 800 drones y 13 misiles—sino por los rostros. Por el bebé que no crecerá. Por la madre que no dejará de llorar. Por una nación que, a pesar de todo, sigue de pie.