MISIÓN ESPECIAL
**Martha Bárcena Coqui.
Muchos creímos en la imposibilidad de una guerra de agresión en Europa en 2022. Confiamos en la diplomacia, en la solución pacífica de controversias y fallamos. El mundo se enfrenta ahora a una crisis humanitaria y a impactos económicos que afectarán la recuperación de la pandemia COVID-19
Escribí el martes pasado que la invasión de Ucrania no se había concretado. Desgraciadamente, el jueves 24 Rusia agredió a Ucrania, bajo el eufemismo de una “operación militar especial”.
Reconocer los errores cometidos, identificar las reivindicaciones geopolíticas, NO puede justificar la agresión a un país libre y soberano por uno de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad.
La condena enérgica por parte del gobierno de México, la exigencia del fin de las hostilidades, la protección a la población civil y aplicación del derecho internacional humanitario, aunque tardía, era indispensable. Nuestra propia historia lo demandaba.
Las hostilidades no han cesado. Se registra una escalada en los enfrentamientos con un número creciente de muertos y civiles que huyen del conflicto hacia países vecinos. A pesar de la primera ronda de negociaciones entre Rusia y Ucrania, no han cesado los enfrentamientos.
Rusia ha puesto a su fuerza nuclear en alerta. La amenaza del uso de armas nucleares es, como dijo el secretario general de la ONU, inaceptable.
EU y los países europeos han enviado armamento adicional a Ucrania e instrumentado una serie de sanciones financieras y económicas cuyo objetivo es debilitar la economía rusa. Un resultado colateral será la economía mundial que apenas se estaba recuperando de la pandemia de COVID-19.
Entre las consecuencias de las sanciones se cuentan, según analistas europeos: 1) La parálisis del Banco Central de Rusia, su Ministerio de Finanzas y su Fondo de Inversiones, los que no podrán usar sus reservas depositadas en bancos europeos y estadounidenses;2) Golpe a la banca comercial rusa, en especial Sberbank y Vtb; 3) Devaluación del rublo del 30% con la consecuente hiperinflación en Rusia y la disminución del PIB ruso en cerca del 3% en 2022. Los mismos analistas estiman que la economía ucraniana se reducirá un 10%; 4) Alza de los precios de energéticos, el petróleo se mantendría en torno a los 100 dls el barril durante el primer trimestre de 2022, el precio del gas en Europa se ha incrementado en 40%; 5) Alza de los precios en los granos, en particular trigo y maíz, del aceite de girasol y de los fertilizantes, así como de minerales como aluminio y níquel.
Más allá del impacto económico de la guerra lo más dramático son las consecuencias en la población civil de Ucrania, con miedo, hambre, huyendo a países vecinos. Se estima que habría un flujo de entre 5 y 7 millones de refugiados, cerca del 12% de la población ucraniana.
La diplomacia falló en impedir la guerra de agresión. El Consejo de Seguridad se paralizó por el veto ruso. Mientras escribo este artículo tiene lugar la 11ª sesión extraordinaria de emergencia de la Asamblea General para considerar la agresión rusa contra Ucrania.
Es urgente el cese de hostilidades, la atención de la crisis humanitaria, la ayuda a la población civil de Ucrania, el rescate de la diplomacia y de las Naciones Unidas.