- Prosa aprisa .
/ Arturo Reyes Isidoro /
El lunes, en sus cuentas de las redes sociales, el diputado local del PRI, Héctor Yunes Landa, celebró “que los gobiernos de Morena, en particular el de Rocío Nahle, reconozcan el impacto social, económico y turístico que hoy tiene el Salsa Fest, una iniciativa que inició en los gobiernos del PRI y que representa uno de los eventos más importantes de este género de la música”.
El legislador retomó las cifras que se manejaron, que este año dejó más de 837 millones de pesos en Veracruz y (hubo) casi 600 mil asistentes, lo que, apuntó, “habla del éxito y la visión de un gobierno priista que apostó a la proyección internacional de nuestro estado”, y dijo algo que es cierto: “El Salsa Fest es hoy un festival que pertenece a todos los veracruzanos y a miles de visitantes de todo el continente”.
Es obvio que trata de rescatar la parte del mérito que le corresponde a los gobiernos de su partido por haber tenido la visión y la iniciativa de darle vida al festival, pero yo creo que también tiene mérito que los gobiernos posteriores, el de Miguel Ángel Yunes Linares (panista), el de Cuitláhuac García Jiménez y ahora el de Rocío (morenistas) le den continuidad.
Yo creo que el asunto tiene un planteamiento más de fondo: si algo que es bueno, que da buenos resultados, necesariamente se tiene que eliminar solo porque lo inició un gobierno anterior. Esa ha sido una práctica común en nuestro medio, propia de políticos muy obtusos, subdesarrollados, que por un prurito ideológico malentendido desechan y eliminan obras, acciones o programas que debieran de perdurar.
Fue el gobierno de Fidel Herrera Beltrán el que dio vida a lo que inicialmente se llamó el Festival de Salsa, como fue el de Miguel Alemán Velasco el que creó la Cumbre Tajín, que, igual, todos los gobiernos posteriores han mantenido y le han sacado provecho, incluso económico para los bolsillos de sus familiares, como el de Javier Duarte. Qué cosas, y el Salsa Fest tenía en su inicio, como trasfondo, una intención electorera.
Fidel quiso, con el festival y apoyando el futbol profesional, ganar presencia y terreno para su partido y quitarle el poder a los Yunes Linares-Márquez tanto en el puerto como en Boca del Río. Creo que los gobiernos sucesivos mantuvieron la fiesta para tener contento, y de su lado, al electorado. No dudo ni un instante que Rocío va por la misma senda, pensando a futuro luego de que su partido ya se hizo del puerto de Veracruz, aunque a la corona le falta el gran diamante que es Boca del Río.
No todo, pues, lo que hizo el PRI fue malo. Bien que Héctor reclame para sus siglas y colores la parte que le toca ante la ausencia total del dirigente de su partido (¿cómo se llama?), pero bien también que Nahle mantenga el festival, que además de darle la oportunidad de ir a bailar, reporta beneficios para hoteleros, restauranteros y prestadores de servicio de toda la zona conurbada; bien que vea más allá que lo que no ven los cortos de mira, como es la proyección del estado, que si bien antes el festival estuvo pintado de verde, blanco y rojo, ahora ella a brochazo limpio lo cubrió de guinda, que, al final y en el fondo, la salsa no tiene colores, solo ritmo candente.
Para los veracruzanos lo que importa es que no se eche al cesto de la basura el titipuchal de dinero invertido desde el inicio, solo por el cambio de siglas y colores en el gobierno, en un proyecto hecho realidad y que deja dividendos, políticos, es cierto, pero también económicos. Quién lo iba a decir, que el Salsa Fest resultó un festival PRIANMOR, abrasado por todos sus gobiernos.
Y algo que advertí: la señora celebró el éxito, que lo hubo, como si hubiera sido algo nuevo y solo mérito de su gobierno, porque no había estado antes, pero desde su arranque congregó a miles y miles, tanto que en el gobierno de Cuitláhuac García Jiménez su entonces titular de Turismo, Xóchitl Arbesú, Lago llegó a cifrar el número de asistentes en millones.
El saqueo de la Casa Veracruz
En su conferencia de prensa del lunes, la gobernadora Rocío Nahle, informó que quedó rehabilitada la Casa Veracruz. Comentó que no sabía qué había pasado, porque hay tres recámaras pero que “no había clósets, entonces se hicieron guardarropas, el comedor, me dijeron las personas que están ahí que faltan, por ejemplo, toallas, sábanas”.
Los trabajos de reparación y remodelación costaron 2 millones 400 mil pesos, según informó, que se cargaron al presupuesto de su oficina. “La casa ya está, todavía no he ido a pedir la tacita de café (a los vecinos), pero voy a ser buena vecina y vamos tratar de no generar molestias”.
Qué bien que haya decidido recuperar y rescatar lo que es un patrimonio de los veracruzanos desde que el gobernador Patricio Chirinos compró el inmueble, del cual, años más tarde, quiso deshacerse, llevada por un sentimiento de odio y venganza, Karime Macías, la última que la habitó como esposa del gobernador Javier Duarte, con tal de que no llegara a habitarla la señora Leticia Márquez, esposa del gobernador entrante (entonces) Miguel Ángel Yunes Linares.
Karime convenció a Duarte y este envió el 1º de julio de 2016 una solicitud al Congreso del Estado para enajenarla, a título gratuito, a favor de la Comisión Estatal de Derechos Humanos. Diputados locales, verdaderos amigos de Duarte, le hicieron ver su error, le dijeron que no y le advirtieron en corto el daño que le causaba su mujer movida por el odio. Le pidieron que no le hiciera caso, y Javier accedió.
Tuve acceso a la casa cuando don Fernando Gutiérrez Barrios llegó a habitarla, pero más cuando se mudó ahí su sustituto Dante Delgado Rannauro. Y después con los sucesivos gobernadores, y por eso conocí que estaba bien equipada y ajuareada, que tenía muebles y cuadros de obras de arte valiosos, incluso una vajilla de muy buena calidad adornada con el escudo del estado, pantallas, botellas de vino fino y caro, en fin.
Cuando Duarte cayó en desgracia y huyó y atrás de él lo siguió Karime, un buen día llegó, con un camión de mudanzas, el entonces secretario particular de Javier, un individuo de la peor calaña llamado José Ramón Cárdeno Shaadi saqueó lo que pudo y se lo llevó todo a la Ciudad de México, según me informaron empleados que servían en la residencia, a los que conocía. Shaadi era (y seguramente sigue siendo) una verdadera rata gigante y nunca nadie lo investigó ni lo obligó a que devolviera lo que era patrimonio del estado.
La gobernadora Nahle narró también el lunes que había que levantar un piso de duela que está apolillado y poner un piso firme de cemento, lo que nos habla del abandono en la que la tuvo el gobierno de Cuitláhuac García Jiménez. No tiene, pues, más que celebrarse el rescate que ha hecho la señora del inmueble.
Campea la civilidad política en Veracruz y Boca del Río
En el puerto de Veracruz, este martes se dio el primer encuentro entre la alcaldesa saliente, Patricia Paty Lobeira Rodríguez (PAN) y Rosa María Rosy Hernández Espejo (Morena), en vías de preparar la entrega-recepción de la administración del ayuntamiento.
El lunes hicieron lo mismo, aunque en el municipio de Boca del Río, el presidente municipal en funciones, Juan Manuel Unánue, y quien será su relevo, María Josefina Maryjose Gamboa Torales, ambos panistas.
Qué habrían agarrado tronchada a la presidenta del OPLE de Pánuco
Como si le faltara algo al cuestionado resultado de la elección en Pánuco, que de acuerdo al OPLE municipal favoreció a Morena, circuló ayer en varios medios la versión de que la presidenta del Organismo, Griselda del Ángel Flores, estaría bajo sospecha de haberse prestado a una maniobra fraudulenta porque necesita dinero para cubrir un adeudo y evitar el embargo y remate de una propiedad.
De acuerdo a la copia facsimilar de las actas de un juicio en su contra, que se lleva en Altamira, Tamaulipas, adeuda 678 mil 200 pesos, que no pagó y que no cubrió su aval, por lo que procedieron a embargarle su propiedad ubicada en el municipio de Pánuco.
En ese municipio, la candidata del PT, Octavia Tava Ortega Arteaga, acusa que le quieren robar el triunfo y muestra muchas pruebas de anomalías cometidas para favorecer a la candidata de Morena, Mayra Anel Delgado Castillo. La dirigencia nacional petista llevará el caso a los tribunales electorales por lo que el resultado final todavía no se puede cantar.