*Escrito por Wendy Rayón Garay
11.01.2025 /CimacNoticias.com/ Ciudad de México.- Mientras que los hombres participantes de salto en esquí del Torneo de los Cuatro Trampolines recibieron un cheque de 3 mil euros por su clasificación; las mujeres que del Torneo Dos Noches fueron premiadas con productos de limpieza en el mismo deporte. La bonificación entre ambas competencias demuestra que ellas continúan siendo discriminadas en los deportes.
El pasado 1 de enero de 2025, se llevaron a cabo en la ciudad Garmisch-Partenkirchen, Alemania, dos competiciones de salto de esquí, las cuales son las más esperadas del año. Como resultado de su esfuerzo por clasificar a ese momento de la competencia, las saltadoras de esquí obtuvieron un gel de ducha, champú y cuatro toallas. Ante el acto de discriminación, la competidora Selina Freitag denunció al canal alemán ARD el actuar de Organización Internacional de Esquí (FIS por sus siglas en ingles).
“En la competición masculina, una victoria en la clasificación me da 3,000 euros. Aquí recibí una bolsa que contenía gel de ducha, champú y cuatro toallas. Básicamente, me dijeron: ‘Bueno, lo siento, lamentablemente no teníamos ningún billete de 500 disponible’. No quiero quejarme demasiado, pero se nota las diferencias”
-Selina Freitag
Esta competición ha estado marcada por el sexismo y discriminación hacia las mujeres desde su creación. Comenzando con que el Torneo de los Cuatro Trampolines no contaba con una división femenina, por lo que en 2021 crearon el Torneo Nochevieja para el uso exclusivo de las mujeres, competición que sería tomada en cuenta para la Copa del Mundo de saltos de esquí.
Dos años después fue rebautizado como Torneo Dos Noches y se esperaba que el Torneo de los Cuatro Trampolines lo acogiera para crear un espacio para las mujeres en una misma competencia. Los ganadores masculinos de este torneo son acreedores de 105 mil euros y las mujeres reciben 10 mil euros, una gran diferencia económica.
Asimismo, la Copa Mundial de saltos de esquí también realiza una premiación marcada por las desigualdades en las recompensas económicas entre ambos sexos: los hombres reciben 13 mil euros y las mujeres solo 4.3 mil euros. Otro de los desafíos a los que las saltadoras se enfrentan es el apoyo del público, quienes se presentan para ver las competiciones demostrando mayor audiencia en torneos masculinos.
Por otro lado, las saltadoras han enfrentado diferentes restricciones a lo largo de la creación de este deporte, comenzando porque a pesar de poder competir a nivel nacional e internacional, la división femenina no estaba incluida en los Juegos Olímpicos aún cuando en 1981 se ordenó que cada deporte debía contar con competencias para ambos sexos.
En 2010, el Comité Olímpico Intencionalidad (COI) negó la posibilidad de incluir a las mujeres en los juegos de ese año en Vancouver por un supuesto escaso número de mujeres dispuestas a competir, ignorando la existencia de 83 mujeres de 14 naciones que lo practicaban en ese periodo. Finalmente, se les permitió participar en los Juegos Olímpicos hasta 2014.
A lo largo de la historia del salto en esquí, la FIS elaboró un reglamento específico para la división femenina en el que se evidencian diversas formas de discriminación y sexismo además de las bonificaciones monetarias como descalificaciones por indumentaria inadecuada, según el artículo ‘Deporte y discriminación por sexo: futbol, remo y salto en esquí’.
El sexismo y discriminación de las mujeres en los deportes
Históricamente, las mujeres han sido excluidas de los espacios públicos y de diferentes actividades como el deporte. Sin embargo, gracias a la lucha feminista, cada vez han ido ganando espacios y participación en este ámbito. El porcentaje de mujeres que han participado en los deportes ha ido en aumento, logrando que por primera vez compitieran el mismo número de mujeres en los Juegos Olímpicos y Paralímpicos durante 2024.
Debido a que el 70% de la audiencia ve deportes femeninos, pero solo el 16% de los medios de comunicación los cubren, el año pasado se estableció horarios de máxima cobertura para que tanto mujeres y hombres estén en emisión los mismos tiempos.
De acuerdo con el estudio ‘Desigualdades en el deporte femenil Latinoamericano: revisión sistemática de barreras y oportunidades’, se pueden identificar diferentes barreras y desafíos que enfrentan las mujeres deportistas ligados a aspectos socioeconómicos, culturales y estructurales que a lo largo de su vida han generado impactos significativos en su participación y desarrollo profesional.
Una de las barreras más importantes es la falta de financiamiento y recursos que las imposibilita de acceder a equipos deportivos adecuados, entrenadores especializados y oportunidades de entrenamientos de calidad. Las asignaciones presupuestarias en los deportes favorecen a los hombres, incluso se deja de lado las disciplinas que han sido estigmatizadas como femeninas.
En adherencia, la infraestructura se presenta como un desafío, ya que algunas instalaciones no están adaptadas para atender las necesidades específicas de las mujeres, lo que limita su preparación y rendimiento. A este panorama se suma la brecha salarial, donde a ellas les otorgan remuneraciones menores, lo que perpetúa la idea de que el deporte femenino time menor valor.
Los estereotipos de género y la discriminación continúan siendo obstáculos a resaltar. Ellas enfrentan percepciones negativas sobre sus capacidades en deportes de alto rendimiento, especialmente si requieren de fuerza o resistencia. La cobertura meditativa ha reflejado la desigualdad al enfocarse más en la apariencia física de las deportistas y resaltando los logros de sus homólogos. De igual forma, tienen que lidiar con cuestionamientos hacia presiones culturales y roles de género como el matrimonio, la maternidad y el cuidado del hogar.
Otro desafío es la falta de representación femenina en el liderazgo deportivo. Las mujeres ocupan menos cargos en la toma de decisiones dentro de las federaciones y comités deportivos, lo que se traduce en políticas que no consideran adecuadamente sus necesidades. Esto también afecta la presencia de modelos femeninos a seguir, lo que limita la aspiración de las niñas que desean hacer deportes.
Las desigualdades también se manifiestan en las competencias deportivas, las cuales no tienen la misma promoción en alto nivel, causando restricciones en categorías profesionales. Los premios y reconocimientos suelen ser menores, incluso si ellas compiten en los mismos niveles que los hombres.
Finalmente, el estudio concluyó que la discriminación contra las mujeres en los deportes se debe a la falta de políticas inclusivas y programas específicos que agravan la situación. En algunos países no existen iniciativas para fomentar el deporte femenino y la educación sobre igualdad de género en este ámbito también es limitada.