Salud menstrual y menopausia: etapas que van de la mano.

/ Por Andrea Monje /

Es 28 de mayo del año 2023: Día Internacional de la Higiene Menstrual. Todavía, millones de personas no pueden acceder a productos que aseguren una correcta salud menstrual. A esto se suman estigmas, desinformación, e infraestructuras insuficientes o inadecuadas.

Los tabúes asociados a este proceso natural, hacen que muchas niñas pierdan hasta 5 días de escuela cada mes. Desde hace algún tiempo varios países han avanzado en legislaciones y programas que contribuyen al manejo de la menstruación. Algunos avances son la exención de impuestos para productos sanitarios y campañas de sensibilización. El BID también hace contribuciones positivas a través de la mejora de sistemas de agua y saneamiento, los cuales resultan esenciales para una correcta higiene menstrual.

Sin embargo, el período no es la única etapa que llegan a experimentar las personas menstruantes: toda persona con capacidad de menstruar, en algún momento dejará de hacerlo. Lo más probable es que llegue a este día sin herramientas e información útiles.

Por eso, quiero concentrarme en este aspecto del cual se habla mucho menos: el proceso hacia la menopausia o perimenopausia. Así como la llegada de la menstruación, esta etapa no solamente produce cambios biológicos, sino también en el entorno social. Y, al igual que la menstruación, la menopausia conlleva una gran cantidad de tabúes asociados, que resultan dañinos a la calidad de vida.

Un tema que nos involucra a todas las personas
Según datos de la organización No Pausa, para 2025, 37 millones de personas en América Latina estarán atravesando la menopausia. La mayoría, lo harán entre sus 45 y 55 años. Teniendo en cuenta que la población de América Latina y el Caribe está envejeciendo rápidamente, este número seguirá creciendo en las próximas décadas.

De acuerdo con la Sociedad Británica de la Menopausia, la salud de un 75% de quienes están viviendo la menopausia se ve afectada por síntomas. De esas, 25% enfrenta síntomas severos. Además, se identificó que estos pueden durar un promedio de 7 años, y que 1 de cada 3 mujeres experimenta síntomas por aún más tiempo. Algunos estudios encontraron que, cuando estos síntomas son muy molestos o fuertes, tienen impactos negativos en la trayectoria laboral. Lo anterior aplica especialmente en el caso de síntomas psicológicos.

Estos impactos van desde mayor ausentismo laboral, reducción de horas de trabajo, menor probabilidad de conseguir un ascenso, hasta dejar el trabajo por completo. Por ejemplo, un estudio publicado en 2022, encontró que para las mujeres de 50 años o más, que trabajan a tiempo completo, cada síntoma de la menopausia reduce la tasa de empleo en medio punto porcentual.

La menopausia y el desarrollo económico, ¿se relacionan?
Estos estudios demuestran que la respuesta es sí. Así como un manejo incorrecto de la menstruación puede impedir el desarrollo educativo de muchas niñas, la transición a la menopausia puede impactar negativamente la vida laboral. No son las etapas, sino la ausencia de políticas públicas que faciliten el paso por ellas, lo que se traduce en obstáculos para los países, y las personas:

A corto plazo, quienes deciden salir del mercado laboral debido a síntomas severos, pierden sus ingresos. Y las personas empleadas formalmente, pierden sus beneficios como seguros médicos, aportes jubilatorios y licencias médicas o vacaciones pagadas.

A largo plazo, tendrán pensiones más bajas por contribuir menos años al sistema. En el caso de muchas mujeres, esto se suma a los años que dedicaron exclusivamente a labores de cuidado no remunerado. Esta intermitencia laboral incrementa su dependencia en los ingresos de parejas o de las pensiones no contributivas. Así, acaban en una situación de mayor vulnerabilidad y con más probabilidad de caer en la pobreza durante la vejez.

Hoy, las organizaciones pueden reducir y evitar: el ausentismo laboral, la necesidad de reemplazar personal ya capacitado y la jubilación prematura. ¿Cómo? Tomando en cuenta la salud menstrual de sus integrantes, de manera holística.

3 acciones para cambiar el panorama
Inspirada por el plan de acción que se está implementando en Reino Unido, comparto algunas claves que pueden funcionar en nuestra región:

Generar datos. Las investigaciones mencionadas en este blog se han realizado fuera de América Latina y el Caribe. No existen datos regionales sobre el impacto de los síntomas severos de la perimenopausia en el mercado laboral.
Ambientes de trabajo más inclusivos. Las organizaciones, en especial las áreas de Recursos Humanos, deben capacitarse más sobre la menopausia y perimenopausia. Este conocimiento permitirá diseñar políticas y acciones que acompañen a las personas en esta etapa. Asimismo, pueden negociar con las empresas de seguros médicos para que sus planes de salud cubran tratamientos que pueden disminuir los síntomas.

Diseminar información. Es esencial poner el tema en agenda, diseminar la información sobre el tema, explorar formas de atenuar los síntomas y generar sensibilización más allá de las personas directamente impactadas. Algunas organizaciones regionales como No Pausa y Miah están trabajando en esto.

Fortalecer a más profesionales de salud en el tema. Es esencial que las y los profesionales de la salud tengan más herramientas e información sobre los síntomas de la menopausia, especialmente aquellos que trabajan en centros de salud públicos, para apoyar a las personas que atraviesan la menopausia adecuadamente y sepan referirlas a especialistas.

Si bien esta no es una lista exhaustiva, es un inicio. Siguiendo el lema “Hacer de la menstruación un hecho normal de la vida para el año 2030”, invitamos a hacer de este un tema cada vez más presente en las conversaciones y agendas de los gobiernos y las organizaciones.

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