¡Salud, Papa Francisco!

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/Guadalupe Loaeza/

“¿Saben qué necesito para mi pierna?”, les preguntó el Papa Francisco desde el papamóvil. “Un tequila”. Los que estaban cerca de su Santidad se rieron y le prometieron llevarle una botella de tequila a la residencia Santa Marta, donde vivía en el año 2022.

No sabemos si hoy por hoy el Papa Francisco, de 88 años, se puede tomar su copa de tequila para sus males, lo que sí sabemos es que sigue muy enfermo debido a una neumonía bilateral. Dicen los comunicados del Vaticano que antier pasó buena noche y sin embargo sigue muy débil, al grado que hubo que transfundirle sangre y continúa recibiendo oxígeno a alto flujo. El pronóstico sigue siendo delicado.

Todo el mundo quiere al Papa Francisco. Él es diferente a los demás, especialmente de Benedicto XVI. Siempre se refiere a las familias más conservadoras, así como a los derechos de las mujeres en la Iglesia. Me pregunto si el hecho de que sea argentino lo ha hecho diferente a sus antecesores. Se podría decir que no es un Pontífice concentrado en la teología; lo que le interesa es su contacto con la gente. Además, le molesta profundamente la muy conocida burocracia del Vaticano. “Este interés se refleja en negarse a vivir en el Palacio Apostólico, eliminar los nombramientos de monseñores para curas menores de 65 años, pedir a los nuncios que no buscaran candidatos a obispos con ‘mentalidad de príncipes’, confrontar a los sectores más conservadores de la Iglesia (Wojtyla hizo todo por congraciarse con ellos); rehabilitar a teólogos de la liberación como Gustavo Gutiérrez, su moderación en temas como aborto, divorcio y homosexualidad y reformar al Instituto de Obras de la Religión, el Banco Central del Vaticano, para alinearlo con las prácticas de la Unión Europea”. Rodolfo Soriano Núñez, doctor en sociología.

A Enrique y a mí nos cae muy bien el Papa Francisco, el Papa argentino, el Papa humanista y progresista, el Papa alegre, y por supuesto el Papa simpático y juguetón muy aficionado al futbol, a la ópera, la literatura (un gran lector de Borges), al cine (su actriz predilecta era Tita Merello) y al tango. Su nombre de civil es Jorge Mario Bergoglio, mejor conocido desde el 13 de marzo de 2013, como el Papa Francisco, a secas. De su biografía sabemos que sus padres eran muy modestos y que tuvieron cinco hijos y que Jorge Bergoglio nació en el Barrio de Flores, de donde eran Hugo del Carril y Libertad Lamarque. “Quienes lo conocieron de joven, hablan de un muchacho reservado, más dedicado a la reflexión y al estudio que a la épica callejera, aunque ni los libros ni las exigencias de la fe le impedían de vez en cuando sumarse al potrero detrás de una pelota, cortejar una novia y aprender a bailar el tango en un tiempo en el que un adolescente se iniciaba como hombre a través del ritmo del dos por cuatro”. (Manuel Adet). En esa época, el “nacionalismo integrista” de extrema derecha se dedicó a cambiar la letra y los títulos de los tangos.

En estos momentos, en que el Papa argentino se encuentra enfermo y le dan muchos analgésicos, me pregunto si de pronto no evoca a la primera novia que tuvo a los doce años y que se llamaba Amalia. Entonces estaba en la secundaria y un buen día y a pesar de su corta edad le dijo: “Si no me caso con vos, me hago cura”. Y se hizo cura, y muchos años después fue elegido como el primer Papa argentino.

Curiosamente, ayer vi la película “Cónclave”, dirigida por Edward Berger, basada en la novela homónima de Robert Harris. Gran actuación de Ralph Fiennes, como el cardenal decano Thomas Lawrence, quien se reúne en cónclave para elegir al nuevo Papa, quien acababa de morir por un infarto. Una de las mejores interpretaciones es del actor mexicano, Carlos Diehz, quien aparece como uno de los cardenales con más opciones para convertirse en el Sumo Pontífice. El filme muestra la condición humana “non sancta” de los cardenales candidatos de muchas partes del mundo. En el transcurso de esta espléndida película se advierte: la envidia, la soberbia, la mentira, la ambición, el culto al poder y otros muchos pecados.

Si pudiera, le llevaría al Papa Francisco, en estos momentos, una botella de tequila para que se eche sus copitas y se olvide de los dolores de su cuerpo y alma.

gloaezatovar@yahoo.com