San Rafael Guízar y Valencia recibió a sus fieles peregrinos a 16 años de su canonización .

*Es el primer obispo mexicano e hispanoamericano canonizado por la Iglesia católica.1

/ Darío Pale /

24/10/2022/ Como cada año la catedral metropolitana recibió decenas de peregrinos que acudieron a pedirle favores y a agradecer a San Rafael Guízar y Valencia, por lo que la Arquidiócesis de Xalapa se encontraba lista para recibirlos.

El novenario en honor al santo, inició el pasado 16 de octubre con distintas actividades y desde ese día se han llevado a cabo diversas peregrinaciones de varias parroquias y diócesis, aunque la celebración principal fue este lunes 24.

El milagro por el que fue beatificado el 29 de enero de 1995 por S.S. Juan Pablo II, consistió en que “una mujer estéril genéticamente concibió un hijo gracias a su intercesión”.

El segundo milagro por el que fue canonizado por S.S. Benedicto XVI el 15 de octubre de 2006, consistió en “el nacimiento de un niño que mientras se gestaba en el vientre materno, se le detectó paladar hendido y labio leporino. Después de que los padres pidieron la intercesión de San Rafael Guízar, el niño nació completamente sano”.

Familias enteras de peregrinos visitaron la tumba de San Rafael Guízar Valencia este fin de semana y la fecha del 24 de octubre en la Catedral Metropolitana de Xalapa, donde desde la noche del 23 -o antes- salen de diferentes municipios para llegar desde las primeras horas y durante todo el día para festejar un año más de su canonización.

Este año no hubo restricciones en las entradas como sucedió en los dos pasados años debido a la pandemia, aunque sí solicitaron que se hiciera uso del cubrebocas y del gel antibacterial.

Para la fiesta en su honor, las actividades iniciaron desde muy temprano a las 00:00 horas con las mañanitas y a las 4:00 horas se hizo la tradicional recepción de los Arcos Florales que se traen desde Teocelo y Piedra Parada realizadas a base de la flor de cucharilla.

Aun no hay una cifra total de los fieles que visitaron la tumba de San Rafael, aunque se estima una cifra de miles los que participaron de esta fiesta.

Los fieles a a Vida de San Rafael aprovechan la ocasión de visitar la iglesia para recordarles que en los momentos difíciles el santo siempre solicitaba a Dios que creciera la fe, “La forma en cómo él llegaba a estos lugares, las necesidades que atendía y esto es muy importante porque por otra parte permitirá resaltar las actividades de estas comunidades, ahí hay un trabajo conjunto entre diversos municipios para que cada uno pueda apoyar sobre todo a los peregrinos que podrán visitar”, refirieron en los recorridos.

Recordaron que San Rafael Guízar y Valencia fue el V obispo de Veracruz, misionero incansable, ferviente devoto de la sagrada Eucaristía y de María Santísima, gran confesor, pastor cercano, famoso por mantener abierto su seminario en tiempos de la persecución religiosa, un gigante de la caridad y modelo de virtudes cristianas, de acuerdo con la Arquidiócesis de Xalapa.

Monseñor Rafael Guízar Valencia nació en Cotija, Michoacán el 26 de abril de 1878, a los 23 años fue ordenado sacerdote y fue misionero en diferentes partes de la República Mexicana y en el extranjero a donde tuvo que exiliarse debido a la persecución religiosa.

El santo fue sepultado en el panteón de “cinco de febrero” de Xalapa y 12 años más tarde exhumado su cuerpo fue encontrado incorrupto y se le trasladó a la catedral, donde hoy se encuentra su tumba y a donde acuden miles de peregrinos principalmente los días 23 y 24 de octubre.

Sacerdote catequista

San Rafael Guízar nació en Cotija, México, en 1878. Quedó huérfano de madre a los nueve años e hizo sus estudios en la escuela parroquial y en el colegio jesuita. Poco a poco fue madurando en él el deseo de ser sacerdote e ingresó al seminario de la Diócesis de Zamora. Fue ordenado en 1901 a los 23 años de edad.

En Zamora, se dedicó de lleno al apostolado y la catequesis. Viajaría también por diferentes ciudades y regiones de México. Luego sería nombrado formador del seminario, fomentando entre los seminaristas el amor a la Eucaristía y la devoción a la Virgen.

Tiempos de persecución e ingenio apostólico

En 1911, en Ciudad de México, fundó un periódico religioso con el que intentó contrarrestar la campaña contra la Iglesia Católica patrocinada por el gobierno y denunciar la feroz persecución que se estaba llevando a cabo contra los católicos.

Lamentablemente, el diario fue cerrado por los revolucionarios y él perseguido a muerte. El Padre Rafael se vio obligado entonces a vivir sin domicilio fijo, en medio de otras numerosas privaciones.

Para poder ejercer su ministerio, solía disfrazarse de vendedor de baratijas, de músico o de médico naturista, lo que le permitió estar cerca de quienes necesitaban ayuda física y espiritual. Gracias a su ingenio y su indumentaria de médico pudo acercarse a muchos enfermos y moribundos y administrarles los sacramentos.

México después del exilio

Al no poder estar más tiempo en México, el Padre Rafael tuvo que refugiarse en el sur de Estados Unidos, luego en Nicaragua y finalmente en Cuba. Fue allí donde recibió el nombramiento como obispo de Veracruz (México), en el exilio, por lo que fue consagrado en la Catedral de La Habana. Recién pudo tomar posesión de su diócesis en 1920.

De vuelta en México, se dedicó a visitar el territorio diocesano de un extremo a otro, mientras predicaba en las parroquias, pasaba largas horas en el confesionario o ayudaba a los necesitados. A inicios de 1920 un terremoto afectó Veracruz, y el ahora Monseñor Rafael se convirtió en el organizador y líder de la asistencia a las víctimas.

Pastor en la clandestinidad

Mons. Guízar y Valencia fue un pastor muy preocupado por la formación de los sacerdotes y la atención de los fieles. A pesar de las persecuciones, desafió al gobierno y mantuvo funcionando el seminario diocesano, aunque fuese en la clandestinidad, por espacio de 15 años, llegando a formar 300 seminaristas.

Alto fue el costo que pagó por velar celosamente por las almas que Dios puso en sus manos: de los 18 años en los que estuvo a cargo su diócesis, nueve los pasó en el exilio o huyendo, siempre bajo amenaza de muerte.

“Yo daría mi vida por la salvación de las almas”

En 1937, mientras predicaba en Córdoba, Veracruz, sufrió un ataque cardíaco que lo postró en cama. Quizás con justicia, después de una vida de sacrificio y prueba constante, Mons. Guízar y Valencia pudo retirarse o renunciar. Sin embargo, aquel golpe a su salud tampoco lo detuvo.

Desde su lecho dirigió su diócesis como pudo, preocupado especialmente por su seminario. Mons. Rafael solía decir “a un Obispo le puede faltar mitra, báculo y hasta catedral, pero nunca le puede faltar el seminario porque del seminario depende el futuro de su diócesis”.

San Rafael Guízar y Valencia falleció el 6 de junio de 1938, en Ciudad de México. Al día siguiente sus restos mortales fueron trasladados a Jalapa, donde todos querían ver por última vez al “Santo Obispo Guízar”. Fue beatificado en 1995 por San Juan Pablo II y el Papa Emérito Benedicto XVI lo canonizó en 2006.

Legado espiritual

En la homilía de la misa de canonización, Benedicto XVI dijo del santo lo siguiente: «Su caridad vivida en grado heroico hizo que le llamaran el “Obispo de los pobres”.

En su ministerio sacerdotal y después episcopal, fue un incansable predicador de misiones populares, el modo más adecuado entonces para evangelizar a las gentes… Siendo una de sus prioridades la formación de los sacerdotes, reconstruyó el seminario, que consideraba “la pupila de sus ojos”».