*Escrito por Cirenia Celestino Ortega .
La enseñanza profesional del periodismo nos habla sobre la objetividad, la imparcialidad y el dar voz a quienes no la tienen.
A través de figuras como Manuel Buendía Tellezgirón (México, 1926-1984), reportero, jefe de información y periodista destacado entre los años cuarenta y ochenta, considerado el primer periodista asesinado en México derivado de su labor informativa en 1984. Ryzard Kapuscinski (Polonia, 1932-2007) otro destacado escritor y periodista del que hoy todavía se retoma como ejemplo de la ética periodística.
Vicente Leñero y Mario Marín, en Los Periodistas, son la novela de no ficción, que dan muestra de la excelencia periodística en masculino en el contexto político mexicano, son obra obligada de las nuevas generaciones de periodistas.
Lo mismo sucede con los casos de Carl Bernstein y Bob Woodward, la investigación periodística del Caso Watergate que llevó a la renuncia del presidente de los Estados Unidos, Richard Nixon.
Sin embargo, ese periodismo dejó de lado al 52 por ciento de la población, las mujeres, toda vez que el 75 por ciento de las noticias abordan únicamente lo sucedido con los hombres.
Es decir que la lectura “imparcial y objetiva” en realidad era una versión subjetiva de la realidad y que informaba parcialmente a la sociedad.
Hace 36 años, un grupo de mujeres cuestionó esa parcialidad informativa y comenzó una agencia de noticias dedicada exclusivamente a informar sobre lo que acontece con las mujeres.
El periodismo feminista llegó así como un periodismo creativo e innovador que por primera vez informaba la condición social de las mujeres, las desigualdades que vivimos y que frenan el avance de los países. Hoy lo sigue siendo pues coloca rostro y cuenta las historias de quienes aún no estamos acostumbradas a escuchar en el periodismo tradicional.
Se trata de un periodismo de datos que desagrega las desigualdades por sexo y meticulosamente busca las particularidades que vivimos las mujeres en esa grandes bases de datos.
Un periodismo incluyente que muestra a una sociedad compleja y diversa en la que las mujeres no pueden ser desdibujadas.
Pero, sobre todo, se trata de un periodismo ético, ese que es responsable con la ciudadanía y se reconoce como formador de opinión favorable al reconocimiento de los derechos humanos de las mujeres y su aporte a la sociedad.
Desde hace 36 años, CIMAC centra su actuar en la agenda integral de medios de comunicación y género: a analizar el lugar que ocupan las mujeres en los contenidos mediáticos y el papel protagónico de las periodistas para transformar la agenda que hasta entonces tenía un sesgo sexista. A formar redes de periodistas para aliarse no solo por el derecho a la libertad de expresión si no para posicionar narrativas basadas en la libertad y la justicia. A denunciar los obstáculos que enfrentan las periodistas para ejercer la libertad de expresión como son las condiciones laborales precarias y desiguales y las violencias.
La incidencia de CIMAC en la agenda de libertad de expresión ha hecho visible las condiciones de las mujeres periodistas y ha sido retomado por organismos nacionales e internacionales como el Consejo de Derechos Humanos ONU, “Informe de la Relatora Especial sobre la promoción y protección del derecho a la libertad de opinión y de expresión, Irene Khan” y a la Relatoría de Libertad de Expresión (CIDH – OEA), “Mujeres Periodistas y Libertad de Expresión. Discriminación y violencia basada en el género contra las mujeres periodistas por el ejercicio de su profesión”.
Ha dado luz a iniciativas de leyes como: Iniciativa sobre orfandad por feminicidio, así como en artículos académicos sobre en temas como feminicidio. Investigaciones periodísticas premiadas como el reportaje “El aborto salva vidas” de la serie Castigar la libertad. Criminalización del aborto en México, ganó el primer lugar en la categoría Narrativas de la Campaña La salud será feminista otorgado por la Red de Salud de las Mujeres Latinoamericanas y del Caribe (RSMLAC), o el Primer Lugar del Premio Género y Justicia en la categoría documental con el trabajo “Ecos de justicia, 23 años de impunidad en Ciudad Juárez” convocado por la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) en 2016.
El pasado 5 de febrero, CIMAC recibió la primera mención honorífica de la 7a. edición del Premio Franco-Alemán de Derechos Humanos “Gilberto Bosques» en reconocimiento por la labor desempeñada en defensa de las mujeres y el ejercicio periodístico llevado a cabo desde hace casi cuatro décadas.
Se suma al premio que la Unión de Periodistas Valencianos, entregó a CIMAC en 2018, el Premio Libertad de Expresión, de ámbito internacional por el peligroso trabajo de las y los periodistas mexicanos, que se juegan la vida a diario para informar; y la vertiente de género al generar y publicar información noticiosa sobre la condición social de las mujeres, asegurar que las y los periodistas incorporan los derechos humanos de las mujeres en su trabajo cotidiano, así como promover los medios como una herramienta de transformación educativa y social que sirva como estrategia para que las organizaciones civiles transmitan sus actividades, demandas y propuestas.
En 2015, el Premio Internacional de Libertad de Prensa 2015 a Lucía Lagunes Huerta, directora general de CIMAC por la incidencia en el reconocimiento de la violencia contra mujeres periodistas; premio otorgado solo a dos mujeres desde 2010 y que en 2011 lo recibió Julián Assange por su trabajo en Wikileaks.
Con estos reconocimientos no solo nos enorgullecemos como CIMAC, si no que nos da fuerza para la defensa de la libertad de expresión de las mujeres en todo el mundo.