¿Se puede erradicar la violencia de género?

**Exclusivo para Hombres.

/ Por Yazmin Alessandrini /

La violencia de género a nivel mundial, México incluido, es una epidemia. Y los números son verdaderamente alarmantes:

Al menos seis de cada 10 mujeres mayores de 15 años han vivido alguna forma de violencia a lo largo de su vida. Y en la industria audiovisual, si queremos enfocarnos en un microcosmos para entender la gravedad de este problema, estos números llegan hasta un 90%, esto de acuerdo a la Federación Internacional de Actores (FIA-LA). Estas cifras explican por qué movimientos como #MeToo han cobrado tanta fuerza en este sector.

Pero, ¿los escándalos más conocidos también promueven cambios más profundos? No es suficiente. Sin duda es útil -y sobre todo justo- que los agresores asuman su responsabilidad, pero señalar o castigar los casos individuales de acoso u hostigamiento no es lo único que pavimenta a la erradicación de la violencia hacia la mujer.

Si individualizamos el problema, la lógica que se sigue es que los agresores terminen en la cárcel. Sin embargo, obviamos lo que implica en términos sociales.

Los límites del enfoque punitivista han quedado de manifiesto en materia penal y su alcance puede ser menor en los casos de acoso y hostigamiento sexuales que son también expresión de una cultura machista cuya solución requiere algo más que el castigo. El objetivo final es garantizar la seguridad de las mujeres en su entorno laboral, y la mejor forma de lograrlo es promover un proceso de deconstrucción de los valores patriarcales, a través de mecanismos concretos que establezcan estándares mínimos de operación para las organizaciones.

En la industria audiovisual se están dando ejemplos claros de cómo puede avanzarse en los dos sentidos. Por un lado, el movimiento #MeToo ha facilitado las denuncias para sancionar a responsables de acoso u hostigamiento sexuales y, por otro, se están construyendo iniciativas para prevenir y, eventualmente, erradicar la violencia de género y otros tipos de discriminación.

Lo novedoso es que las empresas están desarrollando procesos que permitan una deconstrucción cultural, optando por medidas que no se limitan a lo punitivo y se enfocan en la prevención y la reparación del daño. Ése es el ejemplo que están trazando algunas de las empresas líderes de la industria, desde prestadores de servicios como Equipment & Film Design (EFD) hasta plataformas de streaming como Netflix y Amazon.

En EFD, la mayor empresa de equipo cinematográfico en América Latina -por cierto, orgullosamente mexicana y liderada por una mujer-, a raíz de una denuncia de acoso sexual, no sólo investigó el caso particular, sino que inició un proceso de cambio profundo y contundente. Comisionó y adoptó una serie de cursos de la plataforma Diversipedia para capacitar y sensibilizar a todo su personal. Además, instaló un Consejo Permanente de expertas que sirve como una instancia privada e independiente de investigación y resolución de casos de acoso, hostigamiento, discriminación y cualquier violencia que pueda manifestarse hacia una persona dentro de la empresa.

Netflix, todavía la plataforma de streaming más importante del mundo, por su parte, asumió la diversidad como instrumento de innovación: Incrementó la composición plural de género y raza de sus trabajadores; estableció una vicepresidencia de estrategia de inclusión e introdujo acciones afirmativas en su ambiente corporativo. Amazon, por su parte, desarrolló un centro de capacitación interno y ha promovido producciones exclusivamente diseñadas para sensibilizar a sus suscriptores sobre la violencia de género.

Al mismo tiempo, algunas de las casas productoras más importantes de México, como La Corriente del Golfo y Filmadora, así como las activistas de #YaEsHora lanzaron en septiembre pasado, con el acompañamiento técnico del Boston Center for Latin America, el primer protocolo contra el acoso y hostigamiento sexual y laboral específicamenete diseñado para la industria audiovisual. Estos estándares se dirigen precisamente a prevenir la violencia sexual.

El activismo de movimientos como #MeToo rompe el silencio en torno a la violencia de género, pero a la llamada de alerta deben seguir medidas que transformen las pautas de socialización hegemónicas entre hombres y mujeres. Es necesario ir más allá de la denuncia o demanda de sanciones para alcanzar la transformación radical que se busca desde el feminismo. Esto no se logrará solo reproduciendo los mecanismos de culpa y castigo tradicionales, sino emprendiendo la ruta de reeducarnos.
Y tú ¿qué estás haciendo para erradicar la violencia contra las mujeres?

Contacto.- E-mail: [email protected]
Twitter: @yalessandrini1
Website: www.lapoliticamedarisa.mx

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