Señal de auxilio en un concierto: El acto político de denunciar.

*Escrito por Arantza Díaz

19.02.2025 /Cimac Noticias.com/ Ciudad de México.- Durante su concierto en Michoacán el pasado domingo, la cantante mexicana Alicia Villareal realizó frente a su auditorio una señal de auxilio conocida como la «signal for help» para denunciar violencia en razón de género y advertir que su vida está en riesgo. Su caso evidencia que la violencia contra las mujeres le ocurre incluso en aquellas con posiciones de poder.

Horas antes de que Villareal hiciera este gesto público, la cantante inició un proceso legal en contra de su exesposo Cruz Martínez que, según denuncian medios de la fuente de espectáculos, habría golpeado a Villareal días antes en la capital regia, donde fue hospitalizada y atendida por la agresión en una clínica privada.

Productor reconocido en la esfera de la música hispanohablante, Cruz Martínez ejerció una serie de violencias emocionales que derivaron en el inminente divorcio, sin embargo, Villareal continuó estrechando lazos laborales y confesó para medios regiomontanos como ABC Noticias que resultaba difícil quebrar el vínculo con el productor con quien tenía labores pendientes.

La violencia contra las mujeres no solo está presente en contextos de pobreza o marginación. Se trata de un problema sistémico arraigado a la cultura y normas sociales en el que incluso en posiciones de poder, las mujeres enfrentan discriminación, acoso y violencia solo por su género.

De acuerdo con la ONU, en ninguna sociedad -sin importar si se trata de países desarrollados o en vías de desarrollo- las niñas, niños o mujeres disfrutan de condiciones de igualdad como los hombres. Mujeres de todas las edades viven expuestas a relaciones asimétricas.

La violencia hacia las ellas, pese a existir en diferentes escenarios y expresarse de diferentes escenarios, deja ver desigualdades de género como una cuestión de carácter estructural porque articula el poder en función a la dominación política para reprimir a las mujeres o reconducirlas a determinados ámbitos.

Lo acontecido en la ciudad Zitácuaro, Michoacán con la señal de auxilio abre la reflexión para cuestionar cuáles son los protocolos de seguridad que ofrecen las autoridades una vez que una víctima de violencia pide ayuda y si sólo queda en un plano discursivo o, verdaderamente, se activan modelos de atención y protección a las mujeres que realizan la signal for help.

Hasta la publicación del artículo, Villareal no ha realizado ningún pronunciamiento y se desconoce si las autoridades michoacanas extendieron atención a la cantante.

En aras de evidenciar el hecho, también resulta fundamental reconocer las relaciones de poder, el poder autoafirmativo y la importancia de divulgar la señal de auxilio; misma, que ha sido clave en casos anteriores de violencia en nuestro país.

El origen de la señal de auxilio y el acto político de denunciar

Conocida como Signal For Help, esta señal se diseñó hace apenas un par de años por la Canadian Women’s Foundation, una agencia publicitaria que pretendía apoyar a sus trabajadoras que vivían algún tipo de violencia doméstica en pandemia y con ello, ofrecerles auxilio para sacarlas de casa.

El gesto se hace en tres tiempos: la víctima levanta la mano con la palma hacia afuera, luego dobla el pulgar y finalmente cierra los demás dedos sobre este, encapsulándolo para hacer referencia a «sentirse encerrado o atrapado«. La palma de la mano debe apuntar hacia la persona a la que se pide ayuda.

El gesto se ha ido extendiendo desde el lanzamiento de la campaña en abril de 2020. Los videos que muestran la señal de ayuda también fueron ampliamente difundidos en todo el mundo. Desde la puesta en marcha de la campaña, la señal de auxilio ante la violencia machista ha sido compartida en más de 40 países y más de 200 organizaciones internacionales la han adoptado.

Y es que, de acuerdo con UN Women, con la llegada de la pandemia, aproximadamente siete de cada 10 mujeres denunciaron que la violencia doméstica se acentuó durante esos años. Ademas, tres de cada cinco mujeres consideraron que hubo un aumento de los casos de acoso sexual en lugares públicos. En muchos de ellos, fue imposible cubrir la creciente demanda de alojamiento en refugios y otras formas de ayuda a raíz de las limitaciones operativas.

De acuerdo con la agencia creadora de esta señal, representa una herramienta muy poderosa que puede hacer la diferencia para salvar la vida de aquellas personas que enfrentan violencia doméstica o violencia en razón de género, pues el gesto actúa como una señal discreta que puede ser utilizada en distintas situaciones para indicar que estás en riesgo.

«Al difundir la Señal de Ayuda y aprender cómo responder a ella, todos podemos desempeñar un papel en la creación de comunidades más seguras y apoyar a los sobrevivientes. Juntos, podemos cambiar la cultura en torno a la violencia doméstica, la violencia de pareja y la violencia de género» (Canadian Women’s Foundation)

El hecho de que una figura como Alicia Villareal realizara esta señal y alcanzara picos altos en la difusión por redes sociales, no sólo quiebra con el estigma de que la violencia doméstica está conferida sólo a las mujeres que no gozan de independencia económica o autonomía. Asimismo, funge como un catalizador político; el puño levantado de Villareal es un acto político que denuncia la violencia, pero también, abre la brecha para que más mujeres conozcan sobre el poder de la señal de auxilio.

Esto último, nos recuerda a Majo Robles, una mujer oaxaqueña que se dedicaba a la venta de ropa a través de Facebook Live y quien, al verse en peligro, le advirtió a su audiencia que necesitaba ayuda de sus seguidoras para ayudarla con unas claves, por ello, pidió que le prestaran mucha atención; sucintamente, hizo la señal y dijo en voz baja: «Si alguien conoce esta señal, por favor, ayuda».

La comunidad de mujeres que sintonizaba su transmisión en Majo Robles Boutique, rápidamente se agilizó y llamaron a las autoridades oaxaqueñas que, minutos más tarde, arribaron al hogar de la mujer que vivía violencia doméstica; su agresor fue aprehendido en Telixtlahuaca y Majo acompañada de sus hijos, fue puesta bajo resguardo.

Sobre las relaciones desde el poder

El académico madrileño Luis Bonino definió a finales de los años 90s en «Micromachismos» un conjunto de poderes diversos; poderes que se benefician los unos a los otros para obtener distintos recursos. Por ejemplo, el poder del Estado, el poder de autoafirmación y el poder del dominio.

En las relaciones donde este poder existe (económico, social o laboral), entonces, se valida la violencia, usualmente, por otros hombres. Por ejemplo, los hombres que gozan de reconocimiento y tienen la autoafirmación de cometer violencia emocional, como engañar, mentir, hacerse de su fama para ocultar sus acciones, vincularse con menores de edad o tener conductas de violencia en contra de sus parejas.

Estos personajes son vastos en la cultura política y popular; Elon Musk y sus agresiones a su exesposa, Brat Pitt y la violencia contra Jolie, Woody Allen y un listado extenso de hombres -productores, músicos, artistas, escritores- que son validados por la misma industria a sabiendas de su violencia.

Estas acciones requieren para su ejercicio una legitimidad social de quien lo autorice, escribe Bonino. Quien, además, describe que, en este dominio, se utiliza normalmente la tenencia de recursos para obligar a interacciones no reciprocas que pueden ejercerse en cualquier aspecto de la autonomía de la persona a la que se busca subordinar; pensamiento, libertad, sexualidad, economía, decisión, terreno laboral o social.

Este poder que se sostiene a costillas del pacto y poder patriarcal está distribuido rígida desigualmente para conducir a las asimetrías en nuestras relaciones; mujeres que se vinculan en relaciones donde existe el dominio y la asimetría o en palabras de Bonino «menos dueñas de sí», mientras que el hombre tiene el poder de autoafirmarse, nunca pierde autonomía, al contrario, goza del poder de «ser para sí».

«Suele decirse que las mujeres también ejercen poder de dominio, sobre todo los llamados “poderes ocultos”, es decir, el poder de los afectos y el cuidado erótico y maternal. Pero ¿son estos reales poderes de dominio? No, en realidad son pseudopoderes: esfuerzos de influencia o resistencia sobre el poder de dominio masculino, y poder gerencial sobre lo delegado por la cultura patriarcal que les impone la reclusión en el mundo privado.»