Sheinbaum frente a los chairos de Trump .

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/ FRANCISCO RODRÍGUEZ / 

 Si el Partido Demócrata estadounidense no saca un verdadero as de su manga antes de su convención de agosto en Chicago, el triunfo de Donald Trump sobre Joseph Joe Biden el próximo primer martes de noviembre está prácticamente asegurado.

Siendo mujer la próxima Presidente de México ¿qué trato recibirá de quien volvería a ser inquilino de la Casa Blanca? No, definitivamente, el que hubiese recibido del actual. Ya en el reciente debate entre ambos contendientes organizado por CNN se volvió a ver a Trump restregando cómo fue que el actual mandatario mexicano, Andrés Manuel López Obrador, “se dobló”, como él recibió “todo por nada”.

Claudia Sheinbaum ha vivido en territorio estadounidense por lo menos cuatro años. Se supondría que en ese lapso habría tenido oportunidad de salir de vez en cuando del Lawrence Berkely Laboratory y conocer un tanto de la política de los vecinos, tanto como la psique de quienes acuden a las casillas electorales, pero sobre todo el alma de quienes toman las decisiones políticas y económicas.

Para ella, como para todos nosotros, es muy importante conocer qué mueve al votante estadounidense, la psicología depredadora, racista y supremacista de los white anglo-saxon protestants (WASP), los chairos de Donald Trump. El escaso treinta por ciento de sufragantes que ha sostenido hasta ahora en los primeros planos de popularidad a un psicótico del tamaño de Donald Trump.

Haciendo la salvedad de que quien le dio el triunfo en las elecciones de 2016 fue el Colegio Electoral que, si en aquella ocasión se decantó por Trump, ahora se encontraría en la disyuntiva de inclinarse por el más sensato Joe Biden… o por aquel con el que los demócratas piensen sustituirlo.

‎De todos modos, es casi una obligación para los analistas y políticos nacionales conocer de cerca el funcionamiento del sistema político de Estados Unidos, para no ser sorprendidos y tomar mejores decisiones a la hora de cualquier negociación con los arrogantes republicanos en el poder.

¿Da Dios órdenes contradictorias?

 

Es imprescindible saber que todavía hasta hace unos años las encuestas de esa casa de ilusiones que es la empresa demoscópica Gallup‎ registraban en sus informes que el 45% del pueblo estadounidense había hecho suyos los ideales el movimiento religioso de los cristianos bautistas renacidos (Born Again Christian).

En nombre de Dios y bajo el lema del hijo de inmigrantes, “América (sic) primero”, los fanáticos bautistas renacidos sigue lanzando bendiciones a diestra y siniestra, emprendiendo una guerra clasista desigual contra los diferentes, dondequiera que se encuentren. Es la razón de la lucha contra el terrorismo, contra los migrantes y en favor del muro fronterizo.

Cuando algunos analistas han observado que, desde las trincheras religiosas de esa secta, los supremos pontífices de las distintas creencias han exhortado al republicano a que por ningún motivo agreda a los pueblos indefensos, con la supuesta autoridad moral que le concede ser el representante de Dios en la tierra, la gente no deja de preguntar: ¿Por qué Dios da órdenes tan contradictorias?

Desde la Casa Blanca, el destino de la humanidad se haya siempre al filo de una navaja, pues entre el selecto grupo integrado por una cábala de ignorantes, se registra un alto grado de paranoia. Se han convencido a sí mismos de que ellos se encuentran del lado de los ángeles… y que los demás están locos.

Los orígenes religiosos de los WASP se encuentran en el quiebre que suscitó en la Iglesia Católica la reforma protestante con Martín Lutero y Huldrych Zwinglio, a los que posteriormente se añadió Juan Calvino, a través de su Consistorio, imponiendo el rigor del fundamentalismo, censurando y prohibiendo las lecturas profanas…

… vigilando la conducta y el estudio de los jóvenes, a los que se negaba la diversión, el baile, las fiestas o los cantos que no fuesen estrictamente de la liturgia permitida, y no se toleraba la mínima impugnación a la solidez dogmática ni a la disciplina en aras de la acumulación monetaria.

Las iglesias luterana y calvinista, hundidas en el más craso moralismo, fueron movimientos religiosos que hicieron frente a la decadencia ‎vaticana de fines de la Edad Media, y se propusieron redundar la enseñanza eclesiástica sobre la base de las famosas Escrituras.

Sin embargo, causaron sangrientas guerras religiosas, cuya violencia fue emblematizada la noche de San Bartolomé, de 1572, con la escandalosa matanza entre hugonotes y católicos practicantes.

Sin indios ni brujas, el paraíso terrenal

La expansión marítima y colonial de Gran Bretaña y de los Países Bajos, llevaron a los hugonotes a las costas orientales de América del Norte. Su éxito en las nuevas tierras y el salvajismo de su Inquisición se basó en su doctrina amedrentadora sobre la supremacía y la predestinación, su fe ciega en la santidad del trabajo, cuando se asume no por placer, sino “por el oro y la plata, criaturas de las que se puede hacer un buen uso”.

Pero las anteriores creencias no eran las únicas que anidaban en las mentes de los colonos. Perseguidos por la Alta Comisión Eclesiástica de Inglaterra, los puritanos, soldados de la Biblia y de la predestinación, defenestradores de toda distracción o entretenimiento, elegidos por encima de la masa de pecadores, sometieron a los indios, arrasaron con sus demonios y las brujas, para fundar el paraíso terrenal.

Los primeros bautistas eran de origen puritano, descendientes de aquel partido que había gobernado Inglaterra al lado del Lord Protector Oliver Cromwell. Interpretaban las Escrituras al estilo de los calvinistas frente a la liturgia, los rituales y el gobierno jerárquico de los obispos.

Llegaron disfrazados a Plymouth como “Padres Peregrinos”, a bordo del “Mayflower”, en 1620. Coincidieron en arribar con los amigos cuáqueros que creían en la autoridad suprema de la palabra interior del Espíritu Santo, suprimiendo radicalmente todo dogma contenido en las Escrituras judeocristianas.

Pennsylvania ‎se convirtió en su principal centro de actividad, y hace pocos años sus comités estadounidenses recibieron el Premio Nobel de la Paz. El híbrido de esta mezcolanza es el bautismo renacido.

Su texto supremo, el último libro del Antiguo Testamento, el Apocalipsis. Su firme creencia, que el fin de la humanidad llegará cuando el Anticristo se adueñe de Babilonia y Cristo liquide al enemigo en Armagedón.

Su profecía, que después del gran terremoto del fin del mundo‎, sólo los cristianos bautistas renacidos serán llevados al paraíso, mientras que seguidores del Papa, budistas, cristianos y musulmanes, serán condenados al infierno.

Adinerados repiensan su apoyo a Trump

Esta caterva de iluminados fue la que hizo triunfar a Trump en 2016. Refrendó su victoria, por encima del voto popular favorable a Hillary Clinton, en el seno de los poderosos colegios electorales de la segunda ronda de votación estadounidense.

Pero tanto fue el cántaro al agua, hasta que se quedó allá. Las amenazas, las rabietas, los caprichos y las insensateces del psicótico han convencido a muchos grupos de poder, entre ellos a los más adinerados de la Unión, a repensar sus posiciones, y a llegar a convencerse de que sería mejor confiar en los chinos para establecer allá el nuevo poder universal.

En esta línea de pensamiento se encuentran los financieros judíos, los dueños de las calificadoras, los propietarios de las casas de bolsa y de los holdings más poderosos de aquella Nación.

Los ciclos siempre se cumplen, a menos que metan reversa a la mera hora, pero se ve realmente difícil que cambien de óptica.

Los desquiciados nunca producen otra cosa que grandes catástrofes.

Nunca un lenguaraz ha aprendido más con la boca que lo que se puede aprender con los ojos, y con buenas asesorías.

¿Un Presidente de EU, bautista renacido, frente a una Presidente de México, nacida de vientre judío, pero atea?

¿Cómo será la relación?

Indicios

“No nos manifestamos a favor de una u otra persona, sino que elija el pueblo de Estados Unidos lo que ellos decidan y, con cualquiera, tendremos una buena relación”, fue la frase “de cajón” que expuso con parquedad la candidata triunfante Claudia Sheinbaum en una conferencia de prensa tras ser preguntada por el primer debate entre Biden y Trump, celebrado hace unos días. * * * Por hoy es todo. Mi sincero reconocimiento a usted que hizo el favor de leer estas líneas. Como siempre, le deseo ¡buenas gracias y muchos, muchos días!

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