Sheinbaum, sin inquisidor incómodo

SOBREMESA.

/Lourdes Mendoza/

Es probable que no muchos de mis asiduos lectores sepan que desde 1996 se creó la Contaduría Mayor de Hacienda de la Asamblea de Representantes del Distrito Federal (CMH). Quizá tampoco recuerden la novela trágica para remover a la titular, Araceli Pitman Berrón, en sus inicios, ya que la mayoría perredista, encabezada por Batres (sí, el mismo Martí), gritaba que la salida de Pitman no era un pleito, sino un proceso de reforma. ¡Ay sí, ajá! Después del zafarrancho, surgió un engendro colegiado con tres contadores mayores, con filiación partidista, al frente de la institución, que se tradujo en interminables luchas intestinas ante la presión de ¿quién creen?

¡SÍ, ADIVINARON!

‘Ya Saben Quién’ andaba muy de malas y traía, por decir lo menos, atravesadas las auditorías de sus segundos pisos, pues le estaban empedrando su camino como jefe de Gobierno y su lucha por llegar a la presidencia por primera ocasión. Con la derrota del mesías y con el DF aún en su poder, con mil y un maromas argumentativas la Asamblea Legislativa echó reversa al triunvirato colegiado en 2007 y reinventó la Dirección ‘unipersonalu de la CMH, trayendo al manipulable David Vega Vera, sin perfil de auditor. ¿Le suena? ¿Algún parecido con lo que pasó con la ASF? Vega Vera francamente pudo haberle hecho la competencia a cualquier agencia de colocaciones, ya que instaló una puerta giratoria para dar cabida a cuanto recomendado le mandaban para pagar el favor de su nombramiento, fuera el que fuera el perfil y antecedentes del beneficiado en turno. Sobran las notas periodísticas de la runfla de personajes y aviadores que alojó con altísimos puestos. Desde luego que tanto favor le facilitó su reelección en 2013 para estar otros siete años más al frente. A partir de entonces, la institución cambió de nombre a Auditoría Superior de la Ciudad de México (ASCM). Pero aun los morenistas terminaron aborreciendo a Vega Vera, porque entre los favorecidos estuvieron muchos del equipo de Miguel Ángel Mancera, por lo que en febrero de 2021 el Congreso de la CDMX convocó al concurso para ocupar el puesto titular de la ASCM.

HAIGA SIDO COMO HAIGA SIDO, SERÉ ELECTO

Poniéndole la lupa al proceso, es fácil ver que hubo poco interés de profesionales de la auditoría de cierto nivel, seguramente por conocer las mañas del Congreso local. Baste decir que, de los 19 aspirantes, 12 son personas que provienen de la propia institución, recomendadas en su momento por algún personaje político. Quizás el aspirante más cínico de ese grupo sea Alberto Mario González López, un achichincle de René Bejarano, que siendo profesor de primaria llegó como ‘asesor’, ocupando una de las oficinitas tipo pecera que tiene la ASCM con la única ocupación de mantener informado al señor de las ligas de cuanta plaza disponible hubiera o de cuanta auditoría tuviera a la vista. ¡Así como lo están leyendo!

O como la arquitecta Martha Zavala Galina, con ADN xochimilca, que sin mérito alguno llegó a la CMH como directora, sin haber hecho una auditoría en su vida, pero que no importó con tal de tener a gusto al grupo gatopardista de Xochimilco, integrado por Juan González Romero, Avelino Méndez Rangel y José Carlos Acosta.

Por su parte, Sheinbaum apuntó sin querer queriendo a Edwin Meraz Ángeles, su procurador fiscal con el cuento de que no sabía que su muchacho tenía esa aspiración, valiéndole ma…íz el potencial conflicto de interés. Además, déjenme decirles que Edwin presume en su currículum de tener una maestría en derecho, pero casualmente en el portal de la SEP sólo aparece su cédula a nivel licenciatura.

Ya que todo mundo parecía dispuesto a todo, no tardó en apuntarse Pablo Trejo Pérez, uno de los tantos operadores de siempre vinculados a las tribus nómadas perredistas, petistas y morenistas de toda la vida. ¡Quizá Trejo no leyó la convocatoria y piensa que se trata de un nuevo partido político, porque perfil de fiscalizador, ni sus luces!

Otro de los apuntados es el CPC y maestro en derecho administrativo y fiscal Benjamín Reyes Torres, que por muchos años ocupo diversos puestos en la ASCM, ahora en la Secretaría de Economía federal. Pero al parecer la cercanía con tantos finos personajes que tuvo en la ASCM le fomentaron las mañas de poner otros datos, ya que en su currículum indicó que ocupó el cargo de contralor financiero en Pemex Fertilizantes, de 2017 a 2019, pero en su declaración patrimonial aparece en el mismo periodo como contralor financiero en Sadcom del Centro, SA de CV. ¡Quihúboles! Total, se trata de ser elegido, no de decir la verdad –sarcasmo–. También están los aspirantes comparsa tipo Movimiento Ciudadano, de Dante Delgado, que en su ingenuidad se inscribieron y que francamente carecen de padrinos y algunos incluso de la experiencia y el perfil, haciéndole el caldo gordo al proceso simulado del Congreso local. Entre estos últimos tal vez el más rescatable sea el doctor en economía Alonso Arrioja García, graduado en 2011 de su licenciatura, pero sin mucha trayectoria en el sector público o privado, ya que ocupó los últimos nueve años en conseguir sus títulos de maestro y doctor, pero que al menos no tiene cola que le pisen.

CONCLUSIÓN

Todo parece indicar que Sheinbaum podrá dar por descontado tener un auditor local que le haga ruido a su administración, lo cual cierra la pinza, ya que con el descontón que se llevó la ASF a nivel federal, es casi un hecho que no tendrá inquisidores incómodos que le revisen con cierta dignidad los recursos que maneja. Los morenistas parecen tener todas las cartas para garantizarle a la jefa de Gobierno a un incondicional más, y lo único por dilucidar es saber qué padrinazgo pesa más. En cuanto a las inconsistencias en los papeles de los aspirantes, no hay duda de que le hubieran caído como anillo al dedo al bien recordado Jorge Ibargüengoitia.