Sí, arde Troya

Sí, arde Troya

Francisco Cabral Bravo

Con solidaridad y respeto a Ricardo Ahued Bardahuil

Ruego al lector me permita expresar lo siguiente; todavía no concluye el proceso electoral 2021 y ya está en marcha otra elección a celebrarse el 1 de agosto. No habrá terminado aquella cuando ya estará en marcha otra cuyo desenlace será en marzo de 2022. Sin dejar respirar, el gobierno quiere movilizar a la población para involucrarla en discusiones y pleitos políticos, en lugar de darle espacio a los nuevos gobernantes y representantes para el diálogo y la construcción de nuevos consensos.

La mal llamada consulta para enjuiciar a expresidentes se celebrará en agosto y es innecesaria para que el gobierno cumpla su obligación constitucional para denunciar el delito cuando cuenta con indicios. Ojo, no es una consulta para enjuiciar a expresidentes como arguye los propagandistas del gobierno, sino para tomar “acciones pertinentes” para esclarecer acciones políticas tomadas por actores políticos.

El país tirara a la basura 505 millones de pesos para preguntar lo obvio: si queremos que se juzgue a los servidores públicos que hayan cometido algún delito, en lugar de que el gobierno presente denuncias y la Fiscalía General realiza su trabajo de investigación.

Llama la atención que salvo Rosario Robles, el gobierno no ha presentado denuncia alguna contra un servidor público de alto rango de la administración anterior a quien tanto acusaba de corrupción.

Es probable que la consulta no alcance el 40% de participación requerida para ser válida, por ello, para dejar de perder el tiempo con ejercicios propagandísticos, los dirigentes de partidos de oposición y líderes sociales y empresariales deberían exigir al gobierno llevar acabo una política de fondo para castigar la corrupción del pasado y del presente, en lugar de perder el tiempo con ejercicios inútiles.

Por su parte, la consulta de revocación de mandato se celebrará en marzo de 2022.

Si gana el presidente y se queda, azuzará la revancha en contra de sus adversarios a quienes llamará fracasados y celebrará multitudinariamente en el Zócalo de la Ciudad de México y, entonces si, surgirá la demanda del pueblo para que se quede más tiempo en la silla presidencia.

Si gana la revocación y el Ejecutivo Federal tuviera que renunciar, peor aún. El Congreso de la Unión nombraría a un presidente sustituto por la mayoría absoluta de cada una de sus cámaras.

Siendo Morena el partidos mayoritario en ambas, el designado sería muy probablemente, un perfil radical para enfrentar a los enemigos de la revolución y eso conduciría a un final de sexenio inestable y más conflictivo.

Surgirían voces para presentar una reforma constitucional para el regreso de AMLO en 2024.

Si el porcentaje de participación de la consulta revocatoria es menor al 40% de la lista de lectores, la consulta no es vinculante. Por lo anterior, para que el país se ahorre una comedia de pleitos y denuestos, lo mejor es desairar la consulta presidencial para evitar una mayor confrontación al interior del país. Es mejor que el Ejecutivo Federal gane una consulta revocatoria con el 95% de votos a su favor (pero con una tasa de participación baja), que gane (o pierda) con una cifra cerrada pero una alta tasa de votación. Así como fue importante llamar al voto ciudadano el 6 de junio, lo cual resultó en una jornada que más allá de ganadores y perdedores, fue un buen ejercicio cívico, en esta ocasión lo que conviene es llamar a los ciudadanos a la abstención, a la no votación y a desairar los  intentos polarizantes. En otro tema, hacer es mejor que decir, avanzar es mejor que prometer, construir es mejor que justificar, vencer los obstáculos es mejor que utilizarlos como argumento para dejar de hacer.

No es fácil, desde luego, pero a nadie, cuando asume una posición de gobierno, se le ofrece un paseo.

Por eso el gobierno debe tener mucho cuidado en presumir éxitos que podrían convertirse en sus grandes fracasos sexenales.

El Ejecutivo Federal sigue con su estrategia de gobernar por medio del discurso, pero el humor le ha cambiado.

Cambio con los empresarios, a quienes pidió más inversión y ofreció no subir impuestos.

La coyuntura de la recuperación de EU arrastra nuestra mermada económica y puede recuperarse hasta 5 puntos de los 8.5 que cayó el PIB. La inversión cayó 25% y sin ésta es imposible crecer.

Si humor lo llevó a confrontar a las clases medias, porque no votaron por su proyecto, las llamó egoístas y aspiracionistas, como si mejorar la vida de las familias no fuese el objetivo de los padres, y del propio Estado. Brindar educación, salud, seguridad, alimentación, evitar feminicidios son parte de ese esfuerzo. Pero su humor no alcanza a comprenderlo.

La única manera de acabar con la desigualdad y pobreza es crear empleos bien remunerados, con capacitación, con profesionalismo y nuevas tecnologías para competir en la globalización. Pero el Ejecutivo Federal está de mal humor porque quiere más dinero para perpetuar la pobreza y generar un núcleo duro de votos que dependan no de la superación personal, sino de los subsidios. ¡Vaya humor!.

Ganó 11 Estados, y hoy domina la costa del Pacífico, pero la pérdida de la mitad CDMX lo tiene de mal humor.

Su mal humor estalló con la pérdida de la mayoría calificada en la Cámara de Diputados.

Acabo sus aspiraciones reeleccionistas o de próloga de su mandato. No se logró en BC, ahora tampoco en la SCJN. Pero parece cambia de humor al estimar que el PRI puede darle la mayoría que necesita 0ara concluir sus proyectos sexenales, incluida la sucesión. Quizá cuente con los votos del PRI.

Alito no inspira confianza ni al bloque ni a los priistas. Asignó las plurinominales para favorecer a su grupo y desplazó a la militancia. Perdió toda las gubernaturas incluida Campeche. Su discurso es poco claro. Todo sospechan.

Por eso el Presidente parece veleidoso. A veces de buen humor, a veces amenazante y con mal humor. Porque la moneda está en el aire.

Hará todo lo posible por conseguir aliados. No es creíble que Alito pensara perder todas las gubernaturas, peleó fuerte en su estado pero no logro frenar a Morena. Quizá una salida sea la refundación del PRI. Porque en realidad al PRI ya no le quedan gobernadores solo le queda su militancia, sujeta a desprestigio, desilusión y presiones. Si sólo rescatará sus bases, y pudiese, conformar una conciencia de la importancia histórica que se juega en este momento, el PRI podría enfrentar con valor los embates del Ejecutivo Federal o la compra de sus legisladores. Mientras sólo sean pérdidas cada vez mayores las que el PRI resienta, más fácilmente sucumbirá. México los necesita. Guste o no a muchos, los votos ahí están, la militancia también. Por el momento, el INE à dado muestras de su valor. Ni cayó en provocaciones ni escucho amenazas ni renunció a su deber, lo que merece una amplia felicitación a Lorenzo Córdoba y los consejeros. Un ejemplo por seguir. Aunque ponga de mal humor al Ejecutivo Federal.

No tenemos ni idea de lo que Carlos Monsivais y Jesús Ramírez opinarían del escenario actual.

No tenemos quija ni la dotes de un Francisco I Madero que nos ayuden a opinar sobre Morena.

La libertad es como la salud, a veces sólo se le valora una vez perdida. Preocupa ver que las voces más entusiastas que hablan en defensa de la libertad vienen precisamente de quienes ya la perdieron.

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