Naciones Unidas 24 noviembre 2018 .- El verdadero alcance del “horror continuo” que supone la violencia contra las mujeres y las niñas en el mundo es aún desconocido debido a que el miedo y el estigma silencian a menudo a quienes padecen este flagelo, denunció hoy ONU-Mujeres.
En un mensaje para conmemorar el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, la directora ejecutiva de la Organización de Naciones Unidas (ONU)-Mujeres, Phumzile Mlambo-Ngcuka, indicó que estas condiciones permiten que la vasta mayoría de los responsables de estas agresiones queden impunes.
El miedo y el estigma que sufren sobrevivientes de violencia “han silenciado las voces de millones de sobrevivientes de la violencia y han desvirtuado la dimensión real del horror continuo que sufren las mujeres”, señaló Mlambo-Ngcuka en una conmemoración que se realiza cada 25 de noviembre.
La funcionaria destacó que movimientos internacionales como #MeToo, #TimesUp o #NiUnaMenos han exigido responsabilidades a los agresores y expuesto la prevalencia de la violencia ejercida en un espectro que incluye desde la alta dirección hasta la planta de producción.
Mlambo-Ngcuka informó que el lema del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer de este año es “Pinta el mundo de naranja: #EscúchameTambién”, que tiene la intención de amplificar todavía más las voces de las mujeres agredidas.
Ese lema incluiría también agresiones contra una ama de casa en su hogar, alumnas ante profesores, secretaria de oficina, deportista o la de una muchacha que funge como pasante en una empresa.
Además es “un llamado a escuchar y a creer a sobrevivientes, a poner fin a la cultura del silencio y a que nuestra respuesta tenga como centro de atención las personas sobrevivientes. Se debe dejar de cuestionar la credibilidad de la víctima y centrarse en la rendición de cuentas del agresor”.
De acuerdo con Mlambo-Ngcuka, personas que alzan la voz ayudan a que la sociedad entienda cómo el acoso sexual ha llegado a normalizarse e incluso a justificarse como “parte inevitable” de la vida de una mujer. Así, solo los casos más atroces han merecido atención.
“Muy pocos casos llegan a denunciarse a la policía; un porcentaje todavía menor se sanciona con penas, de las cuales solamente algunas son de cárcel. Las instituciones policiales y judiciales se deben tomar las denuncias muy seriamente”, instó la funcionaria de Naciones Unidas.
En ese sentido, Mlambo-Ngcuka urgió a adecuar legislaciones nacionales para que reconozcan el acoso como una forma de discriminación contra las mujeres y una violación de los derechos humanos, expresando y regenerando el concepto de desigualdad que tiene lugar en muchos ámbitos de la vida.
“Si las leyes protegen los lugares de trabajo tanto formales como no formales, las personas trabajadoras más vulnerables como, por ejemplo, aquellas que dependen de las propinas de su clientela para conseguir ingresos dignos, tendrán más oportunidades de señalar el abuso y de ser escuchadas”, opinó.
Los empleadores, por su parte, pueden también influir de manera decisiva para terminar la violencia contra mujeres al implementar de manera independiente normas de comportamiento que promuevan la igualdad de género y la cero tolerancia ante cualquier tipo de abuso, consideró Mlambo-Ngucka.
Fuente: Notimex