Sin lugar a la neutralidad.

*A Juicio de Amparo-

/ María Amparo Casar/

Pobre la respuesta del oficialismo a la asistencia de Xóchitl Gálvez a la marcha del 19 de mayo que en esta ocasión llevará la etiqueta #DefendamosLaRepública, que se efectúa el mismo día del último debate presidencial y en la antesala de la elección.

Aunque ni ella ni los partidos que la apoyan pondrán un peso para la manifestación del próximo domingo como, por cierto, no pusieron ninguno para las que la precedieron, Mario Delgado, dirigente de Morena, ha pedido al INE que lo que cueste la manifestación se les cargue como gasto de campaña. Ya veremos qué opina el INE y si así lo determina habrá que acatar la decisión. El gasto será peccata minuta frente a la cantidad de recursos públicos desviados por el gobierno de López Obrador para lo que será una elección de Estado con una cancha muy dispareja.

Es la cuarta marcha ciudadana. La primera marea rosa fue el 13 de noviembre de 2022 y llevó por nombre #ElINENoSeToca. La segunda fue el 26 de febrero de 2023 con la consigna #MiVotoNoseToca. Nadie imaginaba en ese entonces que Xóchitl Gálvez podría ser la candidata de la coalición Fuerza y Corazón por México que se formó en 2021 y que, no se nos olvide, junto a MC arrebató a la coalición oficialista más de cuatro millones de votos.

La tercera marea rosa del 18 de febrero de 2024 fue la marcha en defensa de la democracia y su lema fue #VotoLibre. La elección de Lorenzo Córdova como único orador no fue gratuita. Él, como presidente del INE defendió a la institución y no se sometió a los dictados del poder de los Poderes.

Apenas dos semanas antes, López Obrador había lanzado, precisamente en el emblemático día de la Constitución, el conjunto de reformas más regresivas que se hayan visto desde que fue promulgada en 1917. Iniciativas respaldadas por su candidata.

En medio de éstas se cruzó una más, a la que asistimos muchos ciudadanos, en favor del Poder Judicial y contra los embates del Presidente frente a uno de los pocos contrapesos efectivos que van quedando.

En las tres primeras marchas no se permitió a los partidos de la oposición unirse a ellas ni tampoco protagonismo alguno. En esta cuarta, los organizadores, todos pertenecientes a la sociedad civil apartidista, pero no a-política, invitaron a la candidata presidencial y al candidato a la Jefatura de Gobierno de la CDMX de la coalición Fuerza y Corazón por México a participar en el acto del próximo domingo.

Lo hicieron porque piensan —acertadamente digo yo— que lo que se juega en la elección presidencial del 2 de junio es, sencillamente, la decisión de los votantes entre la continuación y reforzamiento de un régimen ya muy cercano al autoritarismo y la reconstrucción de la democracia en México que este gobierno —con éxito en muchas ocasiones— se ha empeñado en derruir.

En palabras de los organizadores: “No hay lugar para la neutralidad: hay que defender la República”.

Se invitó a Xóchitl y a la coalición que la postula a la Presidencia por dos motivos: “Han hecho suyo el ideario ciudadano, así como la aspiración de reconstruir una nueva República (que nadie se quede atrás)” y, “Son la única alternativa con la posibilidad real de derrotar en las urnas a Morena y con ello evitar la destrucción de la República (voto útil)”.

Aplaudo la iniciativa de los organizadores de invitar a Xóchitl, y la decisión de ella de aceptar. Su presencia y la de los partidos que la postulan es producto de que millones de mexicanos y mexicanas creemos que se ha llegado a tal punto que, en efecto, “no hay lugar para la neutralidad”.

Nadie tiene que recordarnos que llenar una plaza y movilizar a cientos de miles de ciudadanos no es lo mismo que ganar una elección, pero en algo ayuda. Peor sería la indiferencia ante lo que promete la candidata de López Obrador: abrazar las 18 reformas constitucionales que prometen refundar el orden constitucional y alterar el sistema de representación en sentido contrario a la democracia.

Frente a la continuidad y profundización del fortalecimiento del poder de los Poderes que promete la candidata oficialista, Xóchitl Gálvez se ha comprometido frente a la ciudadanía a los valores democráticos y a las instituciones que los encarnan: tolerancia, negociación, pluralismo, participación, contrapesos, libertad de expresión, derechos, rendición de cuentas, transparencia y una vida sin miedo frente a los criminales y frente a las propias autoridades.

Claudia promete todo lo contrario. Seguir los pasos de López Obrador.

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