Sin ocultar su machismo AMLO desacredita impunemente a mujeres políticas.

No es gratuito que el presidente Andrés Manuel López Obrador descalifique a las mujeres políticas utilizando un talante misógino machista patriarcal.

Ayer, dentro del enlistado fascista que exhibió, a propósito de la mega marcha en su contra, AMLO expresó – una vez más- su desprecio hacia las mujeres.

Lista de adversarios que antes era tarea del cisen y hoy descaradamente lo realiza López Obrador desde el palacio nacional, en su única labor diaria, cuyo objetivo es que a la mañana siguiente pueda volcar sus discursos de odio.

De por sí es inédito que un presidente insulte sistemáticamente a sus gobernados, (y que estos se dejen tan pasivamente) particularmente a quienes no le tienden una alfombra roja a sus proyectos de destruir México, pero otra cosa es seguir atacando a mujeres pues resulta inadmisible en el marco de la incontrolable ola de feminicidios.

Templo Mayor de Reforma, ubica perfectamente su táctica patriarcal para desacreditar a quienes cree le harán sombra a su candidata favorita.

” ANTES de hablar de cualquier otra cosa, urge preguntarle al Presidente: ¿en qué año vive? Resulta increíble que a punto de acabarse el 2022, Andrés Manuel López Obrador siga teniendo una visión tan reducida respecto de las mujeres.

AUNQUE él mismo ha reconocido que su esposa, Beatriz Gutiérrez Müller, no es su apéndice, sino que tiene trayectoria y biografía propias, cuando se trata de atacar, López Obrador recurre a nulificar a mujeres opositoras. Así lo hizo ayer que se refirió a “la señora de Felipe Calderón” y a “la sobrina de Carlos Salinas”, como si Margarita Zavala y Claudia Ruiz Massieu no valieran por sí mismas, sino por los hombres que las rodean.”

Además refirió de pasadita a una de las priístas presidenciables más fuertes Beatriz Paredes, pues nada tiene que decir más que los méritos políticos y personales, de los que él adolece, por cierto.

“LÁSTIMA que México ya no tiene una Comisión Nacional de Derechos Humanos que levante la voz ante este tipo de excesos del poder. Tal vez se podría recurrir al Consejo Nacional Para Prevenir la Discriminación de este pejemachismo anacrónico. ¡Ah, caray! El Conapred ya tampoco existe”, remata la editorial de Reforma.

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