LEX FEMME
Por Margarita Arellano Hernández
La indefensión aprendida es un tecnicismo que se refiere a la condición de un ser humano o un animal que aprendió a comportarse pasivamente, con la sensación subjetiva de no poder hacer nada y que no responde a pesar de que existen oportunidades de cambiar la situación adversa.
La indefensión aprendida fue descubierta en 1965 por el psicólogo Martin Seligman de la universidad de Pensilvania, mientras estudiaba el comportamiento de los perros que habían sido sometidos a pequeños electroshocks, no actuaban en subsecuentes situaciones adversas de las que podían escapar, por lo que habían aprendido que inevitablemente recibirían una descarga, con personas lo realizo con ruido y llego a la conclusión; el sentir que no hay nada que puedas hacer se aprende, y una vez aprendido, el resultado será opacidad.
En anteriores artículos como “El rostro de una mujer maltratada”, “Mujer no maquilles tus golpes”, “Cara de rosas y alma de espinas”, hablo de aquellas mujeres que teniendo todo para escapar del circulo de la violencia que tienen en su hogar y a pesar de tener las oportunidades y el apoyo de su familia, y que además hoy cuentan con instituciones donde pueden acudir y no lo hacen, así como asociaciones civiles que ofrecen el apoyo, terminan en una estadística de feminicidio, dejando huérfanos a sus hijos, así como el patrón aprendido y repetitivo en los y las mismas.
Te pondré un ejemplo de este síndrome llamado “Indefensión Aprendida” en los animales, en los circos has visto a un elefante es amarrado con una cadena corta, prendido de una pequeña estaca, y está ahí, padeciendo las inclemencias del tiempo, sumiso, pasivo, cuando el con su gran peso, podría escapar, no lo hace porque aprendió que debe de permanecer ahí, anclado a esa cadena, soportando todo sumiso atrapado en su mundo.
Lo vemos en los caballos lo mismo lo amarran a una silla y el caballo permanece ahí, quieto creyendo que es más fuerte la silla que él, eso aprendió, a estar ahí.
Las águilas las adiestran las sueltan y vuelan alto, pero en el momento que las llaman con un silbato, ellas regresan a su cautiverio, pudiendo escapar y no regresar a su jaula, pero regresan, eso aprendieron, a estar cautivas, a ser pasivas, a realizar sus vuelos condicionados y aceptar su comida racionada y ahí mueren haciendo lo que aprendieron, algunas a cazar, regresan para estar a la orden y antojo de su opresor.
Lo vemos con las mujeres que sufren este síndrome de indefensión aprendida, no es un hecho de violencia aislado, no, es cuando se va construyendo un mecanismo de violencia continua durante toda una vida, es una adaptación psicológica que la mujer realiza para poder sobrevivir, sin embargo esto le impide reconocer que puede cambiar, desafortunadamente ella cree que no podrá y que se lo merece sintiéndose como su nombre lo dice indefensa ante la violencia cotidiana.
Estas mujeres vivieron y vieron violencia familiar desde niñas y una violencia sistemática, solo eso conocieron, los niños vivieron lo mismo y se convierten en hombres golpeadores, machistas porque eso aprendieron golpes y maltrato a la mujer y repiten el mismo patrón.
Las mujeres que sufren el síndrome de indefensión aprendida, son juzgadas por la sociedad, amigos y familia, diciendo; “Eso le gusta, esta así porque ella quiere, solo es feliz con golpes”, ¡no! es porque esta indefensa y no conoce otra cosa que no sea la violencia, además que sin darse cuenta escogen y conviven con ese tipo de personas, y no es porque les gustan los hombres golpeadores, ¡no¡ solo que no conocen el amor sin golpes y naturalizaron la violencia, ¡cuidado! porque terminan en feminicidio lo hemos visto.
A estas mujeres debemos comprender por eso es importante que conozcas que es “El síndrome de indefensión adquirida, te pido ser “Sorora y Eunoia”, de lo contrario ellas no solo se sienten solas, no deben estarlo ya que su agresor le conviene que ella así lo este.
Ante esta información, solicito a las autoridades realicen este estudio a las mujeres, sicarias, secuestradoras, homicidas, prostitutas, cuando reciban sentencia, las juzgan sin hacer un estudio sociocultural, familiar, convirtiéndolas de víctimas a victimarias, ¡no las justifico!, estas mujeres enfrentan el juicio social. “Luchemos para vencer este síndrome de indefensión aprendida”
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