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09.10.2024. Xalapa, Ver.- La solidaridad del gremio periodístico veracruzano se ha hecho patente con nuestro compañero Salvador Muñoz ante las agresiones y el acoso de un colérico sujeto en la ciudad de Xalapa.
El mismo reconocido y profesional reportero relata lo sucedido a lo cual han reaccionado con un total apoyo las y los periodistas que lo conocen como un ser humano amable y alejado de la violencia, como la que padece desde hace casi 20 días sin que las autoridades pongan final al asunto.
Se desconoce la causa del comportamiento del agresivo sujeto que ha sido identificado por vecinos como Aldo “N”, en contra del periodista que se caracteriza por su gentileza y buen humor, tal como se refleja en su labor periodística cotidiana y el trato con sus semejantes.
Lea usted su relato:
“No acostumbro a exponer mis problemas, pero en este caso, creo es necesario en función de que mi integridad física y emocional, están en riesgo.
El pasado día 22 de septiembre, cuando hacía por la tarde la caminata habitual con mis perros, un sujeto con dos niños, se cruzó en nuestro camino y le cedí el paso. Arguyó que su hijo le temía a los perros y me pidió pasar primero para que al hacerlo, me llamara “Pinche viejo irresponsable”. Me voltee y le dije: “¿Disculpa?”, entonces inició una serie de groserías hacia mi persona por no llevar con correa a mis perros. Uno de mis perros, al ver que el señor alzaba la voz, corrió hacia mí y al pasar junto a el sujeto, éste intentó patearlo; me acerqué y le dije “No te atrevas o…” y me gritó “¡Amenazas de muerte!”.
Al ver su actitud, le dije que prosiguiera su camino mientras yo cruzaba la calle hacia el parque. Atrás de mí, una serie de insultos a los que respondí con un “Hasta Luego”. Caminé unos 30 metros, cuando volví a escuchar los gritos, pero aún más cerca. Al voltear observé al señor quien traía a sus hijos. Detuve mi andar por mis perros que jugaban en el parque, lo que aprovechó el señor para sacar su celular y empezar a grabarme mientras me acusaba de irresponsable, le respondí que más irresponsable era él al hacer llorar a su hijo y espantar a la hija. Dejó de grabar para continuar con una sarta de groserías a todo volumen, de manera desaforada, llamando la atención de familias que estaban en el parque que empezaron a gritar: “¡Ya vete!”. Dí la vuelta y empecé a caminar en compañía de mis perros y el señor se quedó gritando.
Platiqué con la Mujer la situación y concluímos que había sido un mal día para esa persona y había estallado conmigo. Sin embargo, dos días después, alrededor de las 20 horas, caminaba con mis canes rumbo a casa una persona pasó junto a mí dándome un empellón y azuzando a mis perros. Era la misma persona del domingo. Algo masculló entre dientes mientras se reía y sólo alcancé a decir “Ah! Eres tú!”. Continué mi camino y antes de que el señor llegara a la esquina, voltea y me mienta la madre con ademanes. Creo que ahí no hizo nada más puesto que había personas en el parque.
Al platicar el evento con mi esposa, acordamos que el señor ya tenía algo personal contra mí, por lo que hubo que cambiar el horario y la ruta para sacar a pasear a mis perros y evitar encontrarme con él así como cualquier situación que comprometiera mi integridad.
A partir de esa noche, hubo una sensación de incertidumbre en la casa cada vez que salía al parque.
Este domingo pasado, cerca de las 15:50 horas, saqué a mis perros a pasear, ocupando la ruta que cambié y en la segunda vuelta, exactamente en una curva que está en medio del parque, aparece el mismo sujeto; busco con la vista a mis perros y es cuando el señor se abalanza hacia mi persona. Le grito que ya estaba harto, le pregunté que ¿cuál era su problema conmigo? y lo encaro, para lo cual él intenta sujetarme de mi chamarra y golpeo con una pala para recoger heces fecales su antebrazo para quitármelo. Recibo golpes, manotazos y patadas en diferentes partes del cuerpo, siendo las más claras, en las pantorrillas, brazos y una en la frente con un rasguño en mi ojo derecho. En una de esas patadas, alcanzo a sujetar su pierna y marco con la pala en su pecho con intención de mantenerlo a distancia. El señor en ese instante, cambió su actitud y comienza a reírse y a gritar con júbilo: “¡ESO ERA LO QUE QUERÍA! ¡INTENTO DE HOMICIDIO!”.
Me doy cuenta que sólo estaba intentando provocarme porque de inmediato, detuvo los golpes que me estaba propinando, saca su celular y llama al número de emergencias 911. Arriesgándome, le doy la espalda y continúo mi camino hacia los edificios Ébano. El señor empieza a caminar detrás de mí mientras dice al celular que alguien intentó matarlo con un arma blanca, que se apresuraran porque la persona estaba huyendo. Luego, empieza a jalonear mi ropa y a gritar al celular que corría yo, que lo estaba agrediendo, cuando realmente yo sólo caminaba.
Al llegar a los edificios Acacia, el señor seguía; el señor me interceptó nuevamente el paso e impidió mi caminar, así que lo empujé y seguí mi tránsito sólo para recibir golpes por la espalda y jalones de mi ropa en el entendido de que las agresiones que recibía las cuidaba para que nadie lo viera mientras continuaba al celular. Encaminando a mis perros hacia la entrada del edificio que habito, en el estacionamiento, recibí otras patadas y golpes por la espalda; para eso, mis vecinos desde sus ventanas se percataban de lo acontecido, por lo que decidieron salir. Alcancé a meter a mis perros al edificio y el sujeto entró al edificio de mi domicilio, pero fue sacado por un vecino que fue testigo de sus agresiones desde su ventana.
Existe constancia en video de las agresiones que iniciaron en el parque y se grabaron cerca de mi domicilio.
Subí a mi casa, mientras los vecinos le piden al sujeto que se retire. Cuando llegó la policía, bajé a contar lo ocurrido porque el señor había enredado su versión e hizo creer a los uniformados que mis perros habían agredido a sus hijos, distorsionando totalmente los hechos. Para ese momento, sólo exigía que me dieran una multa a los uniformados. Fuimos trasladados al Cuartel de San José por alterar el orden y aún en la celda, continuó diciendo improperios a mi persona.
En pocas palabras, para mí la pesadilla aún no concluye… en la casa llevamos veinte días en total incertidumbre cada vez que salgo, con el temor de que el sujeto identificado como Aldo, vuelva a repetir sus agresiones verbales y físicas contra mi persona, contra mi familia o contra mis canes.
Por eso, expongo mi situación ante el temor de que si algo le ocurre a mi familia, a mis mascotas o a mí, señalo directamente a Aldo N como responsable directo… del mismo modo, anuncio que he de presentar la denuncia ante las autoridades correspondientes en aras de salvaguardar mi integridad física y paz mental.
PD. Por cierto, el pasado 11 de septiembre, tras constantes intentos de hackeo que tanto la página web como mis redes sociales han tenido, lograron tirarme el Facebook personal y el de la página Los Políticos Veracruz.
Atentamente
Salvador Muñoz