Solo y sólo /1

Sin tacto .

Por Sergio González Levet

Se ha levantado toda una polémica en el mundo de habla hispana debido a una regla gramatical que impuso en 2010 la Real Academia Española de la Lengua cando desapareció el acento diacrítico para diferenciar el adjetivo “solo” (sin tilde) del adverbio “sólo” (con tilde).
Me detengo a aclarar que el acento diacrítico es el que se usa para distinguir dos palabras que se escriben igual, pero tienen distinto uso o significación. Ejemplos de acento diacrítico hay muchos. Pongo algunos: “sí”, afirmativo y “si”, condicional; “más”, adverbio de cantidad y “mas”, sinónimo de la conjunción adversativa “pero”; “de”, preposición y “dé”, conjugación del verbo dar.
Bueno, y entrado en gastos diré que “tilde” es la rayita que se pone encima de una vocal para señalar cuál es la sílaba tónica en una palabra. Usualmente se le llama también “acento”: colibrí, canción, básico.
Las reglas de acentuación de la gramática castellana, que son un verdadero dolor de cabeza para millones y millones de alfabetas disfuncionales, se emitieron con el fin de evitar a los escribientes la molestia de tener que poner rayita -tilde o acento-a cada palabra. Pero ésa es otra historia, como dicen muchos que decía la nana Goya.
Pues resulta que hace unas semanas se filtró a la prensa que la Academia Española iba a permitir nuevamente en uso del acento diacrítico en el adverbio sinónimo de “solamente”. Muchos escritores que se habían manifestado en contra de la eliminación de la tilde en “sólo” echaron las campanas a vuelo, como Mario Vargas Llosa, Arturo Pérez Reverte y Ángeles Mastretta en México (me incluyo modestamente yo también), porque pensaron que habían ganado la batalla.
Pero la RAE lo único que alcanzó a hacer fue “una precisión” a su regla de que “sólo” nunca debía acentuarse, y concedió que “mantiene la obligatoriedad de no tildar el adverbio ‘solo’ y los pronombres demostrativos cuando no exista riesgo de ambigüedad. En caso de que existiera, queda a ‘juicio del que escribe’ tildar o no la palabra.”
Y ahí es donde está el verdadero problema.
La Real Academia Española es una institución que fue fundada por el octavo Marques de Villena en 1713, y desde entonces ha trabajado por hacer válido su lema: “Limpia, fija y da esplendor” (que a mí se me hace más bien para un anuncio de Fab). En tantos siglos de existencia, la RAE ha hecho mucho y poco…
Pero mañana les sigo contando, si sus mercedes me dan licencia…

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