Somos una raza cósmica.

  • CON SINGULAR ALEGRÍA .

/ POR GILDA MONTAÑO /

Cómo he recordado una canción que escribió Alberto Cortés, hace más de cincuenta años. La hizo famosa el intérprete Piero. Se llama Los Americanos, y empieza así: “Y aunque pasaron ya 40 años, siguen pidiendo que hablemos de ellos, siempre ellos. Y estos tipos son un peligro. Están metidos en todos lados, donde nunca nadie los ha invitado…Ellos, ellos nacen ancianos, y van eniñesiendo, a través de la vida, los americanos…y nacen convencidos que no hay nada en el mundo, que sea más importante, que los americanos….  Y sigue y sigue. Verídica y genial.

En fin, desde hace 500 años, México y España entraron en contacto, y dieron como resultado,  la  “raza cósmica”, como la bautizara  Vasconcelos.

“No debemos olvidar que cuando los europeos llegaron a América, florecían civilizaciones pujantes. No se puede hablar de descubrimiento de América, porque se descubre lo que se ignora o se encuentra oculto, pero América y sus civilizaciones nativas se habían descubierto a sí mismas mucho antes de la caída del Imperio Romano y del Medioevo europeo. Los alcances de sus culturas forman parte del patrimonio de la Humanidad y siguen asombrando a sus estudiosos”, dijo algún día Rigoberta Menchú Tum.

México ha sido un lugar en donde se han dado cita muchos pueblos. A lo largo de su historia ha fomentado el flujo de corrientes extranjeras, ha dado asilo a perseguidos políticos de distintos regímenes, y también por qué no decirlo, a quienes han huido de la violencia de sus países.

Con todos ellos, el gobierno mexicano ha mostrado en forma real la política de puertas abiertas, y ha elaborado distintas calidades migratorias, dispuestas en la Ley General de Población, disposición legislativa en la materia.

En las últimas tres décadas la situación ha cambiado para México substancialmente, ya que los  fenómenos sociales en Centro y Sudamérica, han hecho que una gran cantidad de transmigrasteis se concentre en nuestro país, con el fin de emigrar a Estados Unidos, esperanzados por conseguir un  mejor estilo de vida.

La historia mexicana registra migraciones de todo tipo que han influido de manera importante en los últimos cuatro siglos para el desarrollo del país. En la época prehispánica, el poblamiento de Mesoamérica, se debió a la necesidad de que los pueblos indígenas pudieran encontrar lugares más propicios para el desarrollo de sus culturas, siendo de las primeras, la olmeca, la tolteca, seguida por la maya, las siete tribus nahuatlacas, así como la mixteca y la zapoteca.

“Los pueblos mayas, por ejemplo, se desarrollaron geográficamente en una extensión de 300 mil kilómetros cuadrados; ocuparon lugares en el Sur de México, Belice, Guatemala y partes de Honduras y El Salvador; desarrollaron una civilización muy rica en los campos de la organización política, en lo social y económico; fueron grandes científicos en lo concerniente a las matemáticas, la astronomía, la agricultura, la arquitectura y la ingeniería; y grandes artistas en la escultura, la pintura, el tejido y el tallado. Los mayas descubrieron la categoría matemática Cero, casi al mismo tiempo que ésta fue descubierta en la India y después trasladada a los árabes. Sus previsiones astronómicas basadas en cálculos matemáticos y observaciones científicas, son asombrosos todavía ahora. Elaboraron un calendario más exacto que el Gregoriano, y en la medicina practicaron operaciones quirúrgicas intracraneanas.

“En uno de los libros mayas que escaparon a la destrucción conquistadora, conocido como Códice de Dresden, aparecen los resultados de la investigación acerca de los eclipses solares en un lapso de 33 años.

“¿Quién puede predecir qué otras grandes conquistas científicas y qué desarrollo habrían logrado alcanzar esos pueblos, si no hubieran sido conquistados a sangre y fuego… ”, comenta de nuevo Rigoberta Menchú.

Durante la Conquista, se dictaron disposiciones legales que facilitaron y promovieron el ingreso de españoles a las tierras de América. Se pretendía con ello colonizar conquistando. Así, durante la Colonia, el territorio nacional fue objeto de una constante y creciente inmigración.

A partir de la conquista, se dictaron disposiciones legales que facilitaron y promovieron el ingreso de españoles a América.

Se pretendía con ello colonizar conquistando. Así, durante la Colonia, el territorio nacional fue objeto de una constante y creciente inmigración. Se hacía promoción, pues se deseaba controlar, por medio de sus habitantes, a los extensos territorios del norte del país. De 1521 a 1821, fecha ésta en que México obtiene su independencia, España gobernó estas tierras.

Al poco tiempo de consumada la Independencia, se vio como un peligro la creciente  inmigración de los  anglosajones, pero aún así, se siguió promoviendo la colonización del norte de nuestro territorio, incluso se elaboraron  legislaciones que  la favorecían como la  Ley de Colonización  del 4 de  enero de 1823 y la Ley del 18 de  agosto de 1824.

En ese tiempo hubo varios intentos de invasión; la  reconquista española de 1829, la  llamada Guerra de los Pasteles contra Francia y posteriormente la guerra contra Estados Unidos en 1847, en  la que se perdió más de la mitad del territorio mexicano. Esto no varió la política migratoria del país, sino que se siguió promoviendo la inmigración no sólo para ayudar al desarrollo sino también para defender el territorio nacional.

Posteriormente, en 1859, tres potencias europeas -España, Francia e Inglaterra-, iniciaron una expedición de invasión conjunta al país, ocupando puertos nacionales por varios meses;  después de una serie de arreglos económicos, se retiraron España e Inglaterra, pero permaneció Francia, que inició su intervención en México, al establecer el imperio de Maximiliano.

(Continuará)

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