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12.11.2025 México.- Sor Juana Inés de la Cruz (1648–1695) fue una figura excepcional del barroco novohispano, cuya vida y obra encarnan una resistencia intelectual y política frente a las estructuras patriarcales de su tiempo. Su biografía, leída desde una perspectiva de género, revela no solo el genio literario de la llamada “Décima Musa”, sino también su lucha por el derecho de las mujeres al conocimiento, la autonomía y la expresión.*
Juana Ramírez de Asbaje nació en San Miguel Nepantla, en el virreinato de la Nueva España. Desde niña mostró una inteligencia precoz y una pasión por el estudio que desafió los límites impuestos a las mujeres en el siglo XVII. Aprendió latín por cuenta propia, escribió poesía desde temprana edad y pidió ingresar a la Universidad de México disfrazada de hombre, gesto que simboliza su temprana conciencia de exclusión por género.
A los 16 años ingresó a la corte del virrey como dama de compañía, donde su talento fue reconocido. Sin embargo, ante las presiones sociales y religiosas, decidió ingresar al convento de San Jerónimo en 1669. El claustro le ofrecía un espacio relativo de libertad intelectual, donde pudo escribir, estudiar y reunir una biblioteca notable. Desde allí produjo una obra vasta que incluye poesía, teatro, ensayos filosóficos y cartas, muchas de ellas con una aguda crítica a la misoginia y a la subordinación femenina.
Su célebre “Respuesta a Sor Filotea de la Cruz” (1691) es un manifiesto feminista avant la lettre, donde defiende el derecho de las mujeres a estudiar y argumenta que el saber no es privilegio masculino. En ella, Sor Juana denuncia las contradicciones de una sociedad que exige virtud femenina pero niega el acceso al conocimiento. Su escritura se convierte en trinchera frente a la censura eclesiástica y la presión de abandonar la vida intelectual.
Desde una lectura de género, Sor Juana representa una figura de disidencia: mujer, mestiza, criolla, intelectual y monja, que desafió los mandatos de obediencia, silencio y clausura. Su obra pone en cuestión el orden patriarcal colonial, y su vida revela las tensiones entre vocación, fe y autonomía. Fue obligada a renunciar a sus estudios y escritura en 1693, dos años antes de morir durante una epidemia, atendiendo a sus hermanas del convento.
Hoy, Sor Juana es reconocida como precursora del pensamiento feminista en América Latina. Su legado trasciende la literatura: es símbolo de resistencia, dignidad y lucha por el derecho de las mujeres a pensar, escribir y existir en libertad.












