* Entre Semana .
/ MOISÉS SÁNCHEZ LIMÓN./
¿A qué le teme Su Alteza Serenísima?
Andrés Manuel López Obrador blofea, reta, insulta y amenaza porque tiene miedo de perder el poder
Al licenciado presidente le aterra ser el hazmerreír como el reyezuelo que un día despertó y se dio cuenta que la mayoría de los mexicanos detesta a su gobierno.
¿Y el pueblo bueno?
Es el recurso propagandístico, la figura de la que echa mano para decir a sus críticos y opositores que no está solo, aunque el periplo de los fines de semana demuestra que el pueblo no lo cuida como presumió en aquellos días cuando desapareció al Estado Mayor Presidencial, la élite de la Secretaría de la Defensa Nacional que, en efecto, tenía presupuesto de libre ejercicio pero cumplía el objetivo de cuidar al Presidente de la República.
Hoy, a Su Alteza Serenísima le mientan la madre y detienen su paso para exigirle cumpla sus promesas de campaña, cuando aparece blindado en la camionetota heredada de Enrique Peña Nieto.
O como la pasajera que, documentó la colega Sara Pablo, reportera de Radio Fórmula, en pleno vuelo entre la Ciudad de México y Mérida, increpó al intachable y honesto Andrés Manuel I y lo acusó de destruir al país y le pidió responder sin mentiras.
Un pasajero le dijo “si ellos te odian yo te amo”, pero no lo manifestó de pie y con la vehemencia de la pasajera que no temió a represalias. Y nadie, nadie la desmintió, al contrario: hubo quienes aplaudieron su postura.
Porque las muestras de apoyo, ¡carajo!, siguen pagándose con tortas, cajitas infelices y promesas a los mismos clientes que mantienen la misma esperanza de que un día, sí, un día caerá el maná del cielo y el milagro hará que salgan de pobres aunque ya tienen de vecinos a más de cuatro millones de nuevos pobres generados por el gobierno de eso que llaman la Cuarta Transformación.
Sí, los pobres que han sido cabeza de playa, bandera de campañas políticas. Y el licenciado Andrés Manuel I le apuesta a los pobres como soporte de su gobierno, del sueño de poder supra-sexenal.
Lea usted lo declarado por el Duce en la mañanera de ayer jueves 10 de noviembre:
“(…) Uno, el pueblo pobre de Brasil, la nobleza del pueblo pobre, que supo, como siempre, ser agradecido con Lula. Como siempre, el pueblo pobre es agradecido con los que le dan la mano, muy contrario de lo que piensan los de arriba, que el pueblo es malagradecido, no es cierto.
“Esto para los jóvenes que quieren hacer política, que quieren dedicarse a este noble oficio, que no lo olviden: el pueblo pobre es el más leal, es el más agradecido, y no se puede transformar sin voltearlos a ver, sin atenderlos como lo merecen, y no sólo por cuestiones humanitarias, sino también por cuestiones políticas, porque son los más leales”.
¡Recáspita, Batman!
Y sí, el licenciado presidente ha volteado a ver al pueblo pobre y lo ha atendido… con promesas y paliativos bajo el lema de “bienestar”.
Primero los pobres y los pobres siguen pobres o, lo peor, han descendido en los deciles de ingreso al nivel de miserables y, en la administración de la esperanza, de la 4T próxima a cumplir cuatro años, ha crecido el número de pobres.
¿A qué le tiene miedo el Duce, el Guía, el Jefe de Jefes, el Prócer, el Santo Patrono de los otros datos, el Niño Fidencio hacedor de milagros en el lodazal de la galopante corrupción que no se parece a la de antes porque ha superado, sólo con el multimillonario fraude a la paraestatal Seguridad Alimentaria Mexicana a la llamada Estafa Maestra del gobierno del culto Enrique Peña Nieto?
Su Alteza Serenísima teme a sus fantasmas, a la desnudez de la historia que ha tejido de él y su entorno, esa mascarada que se apisona con su estilo de gobernar mediante el insulto para debilitar, desarmar, desarticular y desmantelar a los contrapesos que se significan obstáculos a su sueño de caudillo decimonónico disfrazado de moderno demócrata.
Durante cuatro años ha mantenido una campaña orientada a restar credibilidad al Instituto Nacional Electoral y a los medios de comunicación, a la prensa, a los periodistas, los reporteros. Bueno, dice, no a todos aunque ya generalizó.
No le crean a los periodistas porque son enemigos del cambio y nos insulta, nos llama chayoteros, mentirosos, corruptos, rateros, deshonestos, achichincles al servicio de la oligarquía y los conservadores y de los conservadores, traidores a la patria y etcétera, etcétera..
Y ahí tiene usted el número de periodistas asesinados porque los asesinos materiales e intelectuales asumen impunidad toda vez que, desde Palacio, la voz del dueño del poder les resta credibilidad y respeto. Respeto.
Pinches periodistas. ¿Y qué se cree el tal Lorenzo Córdova Vianello? Rumia en Palacio el fabricante de mentiras, bravucón de barriada.
¡Chale, Solín!
Y el sedicente periodista, cineasta, escritor, guionista, DJ y dizque vocero presidencial Chucho Ramírez –el que echó de su sede al Club Primera Plana porque le es incómoda su directiva– opera la estrategia de desaparecer por inanición publicitaria a la prensa marginal y prorratea recursos a los grandes corporativos mediáticos.
Así, considera el licenciado presidente, la sociedad mexicana, a la que ha polarizado entre ricos y pobres, no creerá críticas y lo que se publica y difunde en radio y televisión en contra de él y su gobierno, porque la prensa está vendida y ardida.
Y sueña con el Maximato, por eso opera con absoluta impunidad. Bueno, bueno, dice desde el púlpito, no es toda la prensa, hay sus excepciones.
¿Las que lo ensalzan y elevan al nivel de máximo líder mundial y le queman incienso con encuestas cuchareadas y dizque distinciones de publicaciones y organizaciones extranjeras?
¿El mejor presidente en el mundo, como presume en la mañanera? No, señoras y señores. Es acaso el más famoso y conocido pero fama y popularidad no implican calidad. ¿A poco no?
¡Por supuesto!, hay excepciones en la prensa y son las que le gustan, aunque éstas son medios públicos que viven merced al presupuesto que anualmente se les asigna, y son los periódicos como La Jornada que es el periódico vocero del gobierno lópezbradorista como en su tiempo lo fue El Nacional para los gobiernos priistas.
Y en la tele, en los canales 11, 14 y 22 los contenidos tienen el sello propagandístico sin rubor, con caricaturistas, buenos caricaturistas que se creen dueños de la verdad y son vehículo para propagar que el gobierno de Andrés Manuel I está de poca madre.
¿A qué le teme Su Alteza Serenísima? A la marcha convocada para pasado mañana, domingo 13 de noviembre de 2022, en defensa del Instituto Nacional Electoral aunque, no le demos vueltas, es para protestar contra su gobierno.
Porque, mire usted, el INE, le dice públicamente Lorenzo Córdova, no es oposición de nadie y le recuerda que, legalmente, no puede ser candidato a la Presidencia de la República, aunque él, el licenciado López Obrador insista en incluirlo en su lista de los que, asume, son aspirantes a la Presidencia de la República.
Y en las mañaneras ha mantenido la descalificación contra el INE y en defensa de la Reforma Electoral que propone, pero rechaza la oposición porque su contenido, en gran parte, entraña desmantelar al Instituto y acotar al cuerpo colegiado del Tribunal Electoral de Poder Judicial.
No, no quiere desaparecer al INE ni al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación pero sí ajustarlo al propósito del soñado Maximato. Ya ganó, busca garantías de su permanencia en el poder, pretende ser émulo suriano, aunque de historieta, del norteño jefe máximo Plutarco Elías Calles.
La historia es canija y debe recordar que el repudio popular y el exilio son el despertar de sueños de poder. ¡Qué tiempos Don Porfirio!
Olvida que el INE y el Tribunal Electoral sancionaron su unción a la Presidencia de la República. El primero le reconoció el triunfo en las urnas, en una contienda que organizó y vigiló se realizara con apego a la legalidad que el segundo revisó y concluyó que era Presidente electo. Le entregó la constancia de mayoría.
¿Cuánto pueblo participará en la marcha que el próximo domingo partirá, a las diez y media de la mañana, de la columna del Ángel de la Independencia rumbo al Monumento a la Revolución, donde habrá un mitin en el que José Woldenberg, primer consejero presidente del Instituto Federal Electoral, será único orador?
El número que sea de participantes de todos los sectores, marcha despojada de siglas y protagonismos personalistas. Será una marcha que repudiará y desnudará a Su Alteza Serenísima, cuya máscara de demócrata la perdió hace rato en la lucha desigual contra sus opositores que carecen de tribuna y medios presupuestales como él, desde el Salón de la Tesorería en Palacio Nacional.
A Su Alteza Serenísima le aterra la verdad y reacciona furibundo como lo hizo cuando Santiago Creel Miranda le dijo que él, sí el Presidente, es el principal oligarca de México porque es dueño del poder político y económico de México.
Y contra ese oligarca marcharemos el domingo 13; sí, el meritito día de su cumpleaños número 69 que festejará en La Chingada. ¿Premonición? Digo.
sanchezlimon@gmail.com www.entresemana.mx @msanchezlimon @sanchezlimon1