Manuel J. Jáuregui
Sinceramente no lo vemos mal, al contrario, nos parece que todo funcionario público debe someterse a una buena TUNDA en la Cámara de Diputados, ello con el fin no sólo de bajarles los humos (sic transit gloria mundi), sino de enfrentarlos con la realidad que sus lambiscones segundones no les mostrarán nunca.
Esto tal cual como acaba de acontecer antier con el director de la CFE, Manuel Bartlett, y ayer con el director de Pemex, el ingeniero agrónomo, Octavio Romero Oropeza.
Por cierto que a BARTLETT, la favorita presidencial de AMLO, CLAUDIA SHEINBAUM -ella sí, regente- le acaba de autorizar CAMBIO DE SUELO para DOS PREDIOS de su propiedad dentro de la CDMX en los que Bartlett, o sus hijos o su pareja, piensa edificar sendas FARMACIAS.
Decimos nosotros: de seguro que en ese negocio en el que incursionará el todólogo ex priista, ex Secretario de Gobernación de Miguel de la Madrid, y encargado de las elecciones presidenciales del 88, NO LE FALTARÁN MEDICINAS.
Pero volviendo al tema de las comparecencias de ambos funcionarios, resulta muy sano que les saquen sus percudidos trapitos, tanto presentes como pasados.
En el caso de Bartlett, el octagenario porro del priismo arrastra un largo expediente de irregularidades, entre ellas, el pequeño detalle de que su subalterno en Gobernación, titular de la Dirección Federal de Seguridad, José Antonio Zorrilla, fue juzgado y encontrado culpable del asesinato del periodista Manuel Buendía, quien estaba a punto de revelar la estrecha relación entre esa Dirección, dependiente de Gobernación, con el narcotráfico.
Catártico resulta el ejercicio, pues, entre otras cosas, la destapada ACTUALIZA ante la opinión pública el EXPEDIENTE, la hoja de servicio, de este funcionario que en su larga carrera siempre ha dejado tras de sí una estela de olor a azufre.
Merecida y muy positiva también la súper tunda que le propinaron ayer en la Cámara al director de Pemex, Romero, por múltiples razones.
¿Cómo presume ufano que está a punto de cerrar (en diciembre) la compra total de la refinería texana -ex Shell- de Deer Park, cuando ésta registra PÉRDIDAS cuantiosas? ¿Qué clase de “negocio” es éste?
El que una empresa petrolera, la PEOR del mundo, la más improductiva, la más endeudada, con pérdidas de cuatrocientos ochenta mil millones de pesos adquiera con el DINERO DE LOS MEXICANOS un negocio nada rentable será sólo para incrementar las PÉRDIDAS.
¡Negocio no será por ningún lado, de ninguna forma! ¡No tiene el más mínimo sentido si al adquirirlo ya está en tinta roja al son de más de 350 millones de DÓLARES!
Sobre todo cuando se toma en cuenta que la refinería de Deer Park perdió este dinero siendo operada por la petrolera internacional, Shell Oil, considerada una de las más grandes y más fregonas a nivel global.
Si en manos de Shell PIERDE DINERO, ¿imaginan ustedes, amigos lectores, el desastre que será en manos de Pemex? ¡Pa’ su móder: barril sin fondo parecerá un piropo!
Hubo también en la comparecencia importantes temas de CORRUPCIÓN en la petrolera.
Cuestionaron Diputados de Oposición, con toda razón, cómo es posible que siga operando dentro de PEMEX otorgando contratos un director de PEMEX Producción y Exploración que fue señalado por haber participado en la “Estafa Maestra” y desviado más de 80 millones de pesos.
La verdad es que no hubo buenas respuestas por parte de Octavio Romero Oropeza al alud de cuestionamientos puntuales que le plantearon los Diputados de oposición.
Por lo menos, afirmamos nosotros, Romero mantuvo la calma y la seriedad y NO recurrió a las muecas y risitas burlonas que adornaron la careta diabólica de Bartlett cuando le propinaban su buena paliza.
Nos hizo recordar la vieja máxima del priismo, válida cuando él era priista (y luego cuando fue petista, y ahora morenista con López): “Los carniceros de hoy serán las reses del mañana”. A él, Bartlett Díaz, le tocó por muchos años jugar el papel de carnicero, y antier le tocó ser res.
Cuando deje el poder, o este mundo, seguro tendrá que pagar la factura de todos sus garnuchazos, antes y después de la CFE.
Por ello, lo que padeció en la Cámara no le hace ningún mal: al contrario, es -quizás- un pequeño adelanto preparativo de lo que le espera cuando ya no tenga el sartén por el mango, sino que el mango lo tenga a él de sartén.
