*Astrolabio Político .
/ Por: Luis Ramírez Baqueiro /
“No busquemos culpables sino soluciones”. – Henry Ford.
En momentos de tragedia, como los que hoy viven los municipios del norte del estado de Veracruz, lo último que necesita la sociedad es caer presa de la infodemia negativa.
La desgracia causada por las intensas lluvias que afectaron a cinco estados del país no requiere de culpables inventados ni de linchamientos mediáticos; lo que exige es unidad, sensatez y acción solidaria. Culpar o pretender buscar responsables de un fenómeno natural resulta no solo absurdo, sino también ruin, mezquino y miserable.
El reto inmediato es atender la emergencia, restablecer las condiciones mínimas de normalidad y brindar apoyo a las familias afectadas. En este sentido, el censo del bienestar se vuelve una herramienta clave para identificar las necesidades reales de cada hogar y canalizar la ayuda de manera eficaz, transparente y humana. No se trata de discursos, sino de hechos: que cada familia tenga acceso a lo indispensable para recomenzar.
De manera paralela, urge trazar un plan interestatal de prevención que contemple el dragado de los afluentes y ríos de la región. Hace cerca de una década que estas labores fueron abandonadas, permitiendo que los cauces se llenaran de sedimentos y material orgánico. Hoy, esas acumulaciones son trampas mortales para las poblaciones asentadas en las confluencias fluviales. Cada año que pasa sin atención a esta infraestructura natural, se multiplica el riesgo y se agrava la vulnerabilidad social y económica.
En medio de la emergencia, también es fundamental ordenar y coordinar la ayuda. Toda donación o apoyo debe canalizarse a través de la Cruz Roja Mexicana, institución con décadas de experiencia y credibilidad, creada precisamente para enfrentar desastres y garantizar que la asistencia llegue a quien verdaderamente la necesita. Descentralizar la ayuda o improvisar centros de acopio sin control solo abre la puerta al desorden y a la manipulación política.
Finalmente, es necesario alzar la voz contra los grupos y actores que lucran con la tragedia. Aquellos que aprovechan el dolor ajeno para sembrar división, ganar reflectores o atacar al Gobierno son, en realidad, una de las peores lacras sociales que enfrenta México. En vez de construir, destruyen; en lugar de tender la mano, difunden veneno.
La reconstrucción de Veracruz no será solo física, sino moral. Es momento de apagar el ruido de la desinformación y encender la luz de la empatía. Solo así podremos salir adelante: unidos, solidarios y con la verdad como guía.
Al tiempo.
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