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/Por Carla Benítez, Carlos Leon, Mariana Méndez, Cuautle Mendoza y Erick Villalobos (Om)*
Activistas y madres buscadoras de la Glorieta de las Mujeres que luchan se reunieron el 11 de noviembre en el plantel San Lorenzo Tezonco de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM). En el marco de la Jornada de Trabajo de “Formación para peritxs sociales en caso de feminicidio”, madres buscadoras de diferentes colectivos y activistas afines montaron la instalación artística “Creamos porque les amamos”, una intervención en forma de tapetes rituales para recordar a lxs estudiantes el lema de esta casa de estudios: “Nada humano me es ajeno”.
02.12.2024.- En medio de una tarde ventosa y fría, las madres buscadoras y activistas aliadas, entre ellas profesoras uacemitas, instalaron un enorme tapete ceremonial como símbolo de ofrenda a quienes luchan por justicia, en memoria de las víctimas de feminicidio y por el retorno con bien de las personas desaparecidxs.
Madres buscadoras y activistas feministas agrupadas en torno a la glorieta de las mujeres que luchan han replicado este ejercicio muchas veces, un acto de memoria que diferentes colectivos y artistas usan para expresarse y mostrar otro rostro distinto al dolor. Para las madres buscadoras, este tapete -y todo acto público para demandar justicia, reparación y no repetición- es un símbolo de esperanza que representa la lucha diaria de muchas madres y familiares, amigas y vecinas, ciudadanas de esta capital que se organizan para encontrar con vida y demandar aparición con vida de las personas desaparecidas o justicia para sus familiares asesina
La capacidad creativa y la valentía de las madres para realizar la ofrenda es lo que le da un valor especial a la instalación. Observarlas, reunidas y creando, representando las búsquedas que parecen interminables, como sus dolores, también nos duelen. Esta tarde llegaron a nuestro plantel, se acomodaron frente al mural titulado “En memoria de ellas”, que conmemora también la vida de nuestras compañeras de la UACM víctimas de feminicidio, al lado del comedor. Ellas esparcen aserrín mientras los estudiantes terminan de comer y conversan sobre lo que parece ser ajeno a su vida cotidiana pero no lo es. Parecen dos mundos, pero es el mismo.
Mientras las madres trazan las flores de la ofrenda en forma de tapete, suena la música de fondo de las cantautoras de “El palomar”, además de testimonios sobre las trayectorias de búsqueda, narradas en voz propia de las madres buscadoras. Hay un grupo de estudiantes atentos al testimonio de dos madres que conversan con ellos y la maestra del grupo. Otras mujeres conversan animadas, la música, el frío y la rabia acompañan voces y testimonios que las propias madres de desaparecidas y asesinadas comparten en lo que representa para quienes escuchamos un ejercicio de pedagogía de la memoria. Nos explican que llevan buscando por más de diez, siete, cuatro años consecutivos a sus hijxs, esposos, sobrinas.
Antes de los testimonios, Aracelia, activista de la Glorieta de las mujeres que luchan, nos explicó brevemente el significado que tiene la ofrenda en forma de tapete floral:
El árbol es un lugar en donde las madres buscadoras se han sentado y descansando, representa la sombra que les brinda, mientras se encuentran en una búsqueda exhaustiva, en cerros, montes, lagos… Las estrellas, simbolizan a las compañeras que han sido buscadoras y han sido asesinadas, las mariposas como las mariposas en el campo. El laberinto representa todas las emociones que sienten las madres y familiares cuando todo inicia y el colibrí simboliza la visita de nuestros seres queridos, cuando han fallecido.
Aracelia comentó también que esta intervención artística es una forma de comunicarse con la sociedad, y principalmente con las y los jóvenes universitarios, para que, como pensadores críticos que somos, podamos impulsar un cambio en la sociedad.
Entre más estudiantes se unan, podemos lograr algún día quebrantar esa ideología patriarcal machista en la que se piensa que, ante la violencia, las mujeres sólo pueden llorar y ser sumisas. El mundo es cruel, vivimos en una sociedad apática e indiferente y, hasta que no te pasa, no entiendes la lucha de otras madres, padres que buscan desesperadamente y viven con una incertidumbre permanente.
Además de Aracelia, entrevistamos a otras madres, todas ellas muy dispuestas a respondernos. Lo difícil para nosotras es preguntar, postrarse ante una madre buscadora y preguntarle sobre cómo actuar, a dónde acudir y con quién apoyarse en caso de la desaparición de un ser querido. Para María del Carmen Volante, madre buscadora de Guadalupe Pamela Gallado Volante, la respuesta es rotunda: organizarse en comunidad, construir brigadas de búsqueda inmediata, juntarse con otras familias.
Y es que, desde la perspectiva de esta madre buscadora, el Estado mexicano es indiferente y no acciona su aparato jurídico y legal para buscar con vida a sus desaparecidxs o hacer justicia ante los, en promedio, 14 feminicidios diarios que suceden en este país. Maricarmen es una mujer imponente, pero también enternece hasta estremecer cuando responde a nuestras preguntas:
Hoy nos tocó a nosotros y no quiero que le toque a ninguna otra madre nunca. Aquí siempre van a encontrar una mano hermana para ayudar… no están solas (…)
Y mirando a los ojos de sus interlocutoras nos dice:
Si tu desapareces, yo iría a buscarte.
Una flor en medio de la ventisca
Hay que ser muy duros para no sentir el dolor ajeno. Y cuando se siente, el corazón se hace chiquito, como una estrella que fuera a estallar. El canto de una bocina, las voces llenas de lamento, el viento revoloteando, la tarde que se pinta de colores. Los colores que las manos de mujeres luchadoras extienden sobre el suelo: un poco de aserrín, una lágrima, un grito de justicia; “¡No debió morir!”. Y las manos que se juntan para ayudar, las miradas que no son indiferentes, los estudiantes que se acercan y las rodean en un abrazo solidario. Porque, otra vez: nada humano me es ajeno.
El corazón se enciende. Hay una emoción creciendo en medio de la Universidad, un rumor de fuego, una hoguera, como muchas otras en este país, que ilumina la esperanza de las mujeres que luchan por nuestros desaparecidos, por las víctimas de la violencia y la omisión estatal. Pero hoy no, no son omisos los estudiantes que escuchan, se acercan; esparcen el aserrín, acomodan sillas, aprestan los oídos, toman fotos. Que abrazan con su atención esta ofrenda colectiva.
Con el gesto duro y dulce del dolor y la justicia, Sonia López, tía de Fátima, nos cuenta cómo nació la Glorieta de las mujeres que luchan, el espacio donde confluyen y las sostiene:
La glorieta se tomó haciendo conciencia de las protestas que se han requerido por parte de las familias, por la exigencia de justicia y también por la memoria digna. Es un espacio público que estamos habitando para recordar la unión que debe de existir entre las familias, para seguir en la lucha y también como una exigencia hacia el Estado, ante todas las negligencias y omisiones que comete todos los días.
Bien conoce Sonia las negligencias y las omisiones, las violencias de estado que se ensañan con las víctimas y sus familiares. Dos días después de esta instalación, las profesoras uacemitas que invitaron a estas madres denunciaron en redes que la familia López fue notificada del virtual carpetazo del expediente judicial que busca esclarecer quiénes son los responsables del feminicidio e infanticidio de Fátima Cecilia Aldrighetti Antón, quien de apenas 7 años de edad fue víctima de feminicidio agravado el pasado 14 de febrero de 2020.