Mis proyecciones en el espejo
- Por Paula Roca .
Vaya palabra que se escucha tanto en la actualidad,
pero que muchas veces, con todo lo que cargamos en el día a día,
cuesta realmente sentir… y se nos escapa de las manos.
Queremos sentirnos empoderadas,
pero la vulnerabilidad nos lleva por caminos distintos,
caminos duros, llenos de pruebas que nos tocan el alma.
Lo digo por mí:
muchas veces tuve miedo.
Estuve aterrada ante las situaciones dolorosas que se presentaban,
y sí… puedo decir que me apagaba.
Mi energía bajaba,
y llegué a sentir que mi alma estaba herida,
mientras mi corazón le imploraba que dejara de sufrir.
Solo quien ha tenido el corazón roto
puede comprender esa sensación de caer
sin encontrar tierra firme.
Pero siempre —no sé de dónde—
surgía una pequeña chispa,
una fuerza que me volvía a encender.
Y ahí, justo ahí,
es donde el empoderamiento se siente, vibra…
y los demás lo perciben.
Cada vez que tengo miedo o me siento aterrada,
esa palabra vuelve a mí: empoderamiento.
Cierro los ojos, me imagino abrazándola,
y en automático, ese poder regresa.
Llega la fuerza que me impulsa,
que me sostiene,
que me permite —a pesar del miedo—
tomar decisiones y enfrentar al toro que intenta embestirme.
Creo en un ser superior,
en esa energía invisible
que me impulsa a seguir adelante
por este camino llamado vida.












